El periodismo cubano ha perdido uno de sus emblemas, una rara inteligencia con sentimiento hondo, y una mente poderosa por sí misma, sin fórceps, catapultas ni parnasos
La mesa está servida, y no precisamente de manjares. Quedan apenas los mendrugos de la orgía neoliberal, que agotó todas las reservas de progreso. El dios Mercado eructa trasnochadas omnipotencias. En sus espasmos, la economía y las finanzas internacionales semejan el banquete de los mendigos.
Presidió Raúl la rendición de cuentas del MINTUR ante los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular
Nuestro entrañable compañero Ernesto Rojas no ha concurrido más a esta redacción