Domingo
25 de Mayo  2025 

Érase una vez un basurero…

La agricultura urbana, suburbana y familiar, que sentó las bases de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional,  tiene muchas reservas por explotar para la alimentación de cubanas y cubanos


Jueves 10 de Agosto de 2023 | 11:06:16 AM 

Autor

Raquel Sierra

Era un terreno lleno de basura en una intersección habanera  y se convirtió en una de las unidades fundacionales del programa de la agricultura urbana, suburbana y familiar.  Pasados los años, mantiene los preceptos de esta alternativa productiva, a la que ha incorporado un modelo de gestión acorde con los tiempos.

La Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Primero de Julio, es una evidencia de la vitalidad del legado del ingeniero agrónomo y Doctor en Ciencias Adolfo Rodríguez Nodals (1945-2017). Así se reconoció en un homenaje al impulsor de este movimiento y quien lo dirigió hasta su fallecimiento, hace ya seis años.

Esto comenzó aquí, pero creció y se ha ido desarrollando y ampliando con el objetivo de buscar un mayor autoabastecimiento alimentario dentro de la comunidad, destacó Elizabeth Peña Turruellas, directora del Programa Nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar (Ausuf).

A la UBPC, hoy “se les han sumado áreas aledañas para la producción, tienen ya 11 casas rústicas y se ha venido diversificando e incrementando cultivos sobre todo de hortalizas y viandas para el autoabastecimiento alimentario municipal”, agregó.

Todo comenzó en 1998 con un organopónico de una hectárea. En 2005, les entregan otras 2,7 hectáreas y, posteriormente, se agregó un área de tres hectáreas,  donde levantaron otras cuatro casas de cultivos y más recientemente, recibieron otros espacios aledaños.  “Hace 25 años esto era un gran basurero y aquellos otros espacios también. Hoy tenemos en producción 14,50 hectáreas y 83 trabajadores y producimos hortalizas de hoja: lechuga, acelga, fundamentalmente, y de verano, quimbombó, habichuela y berenjena, entre otras”, dijo.

Una entre mil

De acuerdo con Peña Turruellas, los sueños de Rodríguez Nodals eran producir para la alimentación del pueblo, teniendo en cuenta los recursos de cada localidad. “Sembró la agricultura urbana, suburbana y familiar en nuestro país y nos dejó ese gran legado al que le damos continuidad y se ha ido desarrollando a lo largo de este tiempo”.

Hace unos seis años, dijo, el  programa contaba con unos cinco metros cuadrados (m2)por habitante dedicado a la producción de hortalizas y condimentos frescos en las modalidades fundacionales de la agricultura urbana, que son los organopónicos. “Teníamos unos1 400 organopónicos en todo el país y hoy contamos con más de 3 000, crecimos en esas áreas de producción de hortalizas y condimentos frescos de cinco m2 por habitante a 11 m2 para un total de 12 640 hectáreas dedicadas a esas producciones”, señaló.

A su juicio, esto ha sido fruto del apoyo de todas las organizaciones y de todos los organismos a nivel local que, con sus propios recursos, han desarrollado el programa, estableciendo nuevas áreas con materiales alternativos, disponibles en los propios municipios. Según explicó se ha crecido igualmente en el número de huertos intensivos, “pero también se han estado recuperando las doscientas hectáreas que hoy que se dedican a la producción de hortalizas y condimentos frescos en las modalidades de organopónico gigante, aquellos que en un momento determinado fueron los zeopónicos e hidropónicos, las unidades más grandes que tenemos para la producción de hortalizas y que consideramos son los polos productivos de hortalizas dentro del programa de la agricultura urbana, suburbana y familiar”.

Se ha producido también un crecimiento en el movimiento de patios y parcelas: si hace unos años se vinculaban medio millón de patios productivos -récord histórico que tuvo el país en la etapa de periodo especial, que estimuló el Comandante en Jefe Fidel Castro para paliar la situación de la alimentación-, hoy también se ha crecido en la producción de alimentos en patios y parcelas, para el barrio, hasta llegar a más de un 1 050 000 patios productivos.

De acuerdo con la Directora nacional del programa, la agricultura urbana, suburbana y familiar tiene muchas reservas y potencialidades y falta todavía seguir explotándolas  y desarrollando en estas áreas pequeñas, sobre todo ahora que el país tiene una Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN). “Este es uno de los programas del Ministerio de la Agricultura que apoya esa soberanía alimentaria y nutricional que queremos alcanzar y con la que hoy estamos comprometidos, porque las bases en las cuales se ha venido trabajando el desarrollo del programa en nuestro país son las mismas que hoy tiene esa ley.

“El desarrollo de las producciones a nivel local, en espacios pequeños, con un enfoque de sostenibilidad y con técnicas agroecológicas, son los principios de la agricultura urbana, suburbana y familiar”, destacó.

Explotar las reservas

La agricultura urbana, destacó,  ha crecido en áreas y en modalidades de producción, en el modelo de gestión de la agricultura urbana con la transformación de las granjas urbanas a un nuevo modelo de gestión donde se coloque al productor en el centro del sistema productivo en Cuba, dándole protagonismo para que haya una mayor autonomía a nivel municipal y para que el programa pueda realmente apoyar esa autonomía a nivel municipal. Sin embargo, admitió, existen debilidades en las cuales tenemos que trabajar.

“Todavía tenemos reservas y muchas potencialidades. Todavía tenemos muchos espacios en las ciudades y municipios que pueden ser mejor explotados, muchos terrenos ociosos y deficientemente explotados, ahí está la reserva del programa de la agricultura urbana, suburbana y familiar, para el cual debe lograrse una mayor articulación e integración con todas los organismos y las organizaciones políticas y de masas”, consideró.

Entre ellas, incluyó los rendimientos. Según dijo, un organopónico semiprotegido puede rendir unos 16 kilogramos por m2 al año y “hoy están promediando unos 10-12 kilogramos, son rendimientos bajos”, debido a que los sistemas de riego ya llevan entre 30 y 35 años de explotación y han tenido que ser sustituidos por técnica que brindan un riego efectivo.

Otra de las debilidades es la materia orgánica. Aún cuando hemos venido desarrollando centros de producción de abonos orgánicos a nivel detodos los municipios y en las unidades de producción a partir de los desechos de cosecha, el compost y la lombricultura para mantener la fertilidad en suelos y sustratos, ya sea en organopónico como en huertos, es insuficiente. Para “tener rendimientos altos, tiene que haber un buen sustrato, con buena fertilidad”.

En esa línea, se trabaja en aglutinar a todas las organizaciones y organismos involucrados para desarrollar un trabajo amplio donde se recicle todo lo que sea biodegradable, incluida la basura clasificada, para convertirla en un abono orgánico que pueda utilizarse para mantener fertilidad, señaló.

Otra reserva es el manejo agroecológico de plagas. Si bien se construyen plantas para la obtención de bioproductos, “estas no están todavía en plena en plena capacidad productiva, y los Centros de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos -208 en el país-,  tampoco producen todas las líneas, no todos están activos”.

Sin embargo, recalcó, “no nos detenemos,  lo importante es que la agricultura urbana se sigue desarrollando y que el legado de Adolfito sigue vivo, se sigue desarrollando, pues hay mucha sabiduría popular y experiencia en los propios productores para dar respuesta a la producción de alimentos”.

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