El embajador de la República de Yibuti, Nasser Mohamed Ousbo. Autor: Hedelberto López Blanch Publicado: 22/05/2025 | 08:56 pm
En ocasión del aniversario 62 de la Organización para la Unidad Africana(OUA), Opciones conversó con el embajador de la República de Yibuti, Nasser Mohamed Ousbo.
—¿Cuáles son para usted los principales retos que enfrenta el continente africano y a 62 años de la fundación de la Organización de la Unidad Africana, hoy Unión Africana, ¿cuáles son las perspectivas del continente?
—África ha tenido un pasado colonial muy reciente, perpetuado por una forma de neocolonialismo que ha mantenido un dominio absoluto sobre su riqueza intelectual y material pero no voy a repasar todos los males engendrados por los dolorosos contextos de la trata de esclavos y la colonización.
“En las últimas décadas, sin embargo, África ha visto un rayo de esperanza en sus esfuerzos por curar sus heridas y reafirmar su soberanía. El reto ahora es cambiar la imagen de un continente pobre a continente rico con todo el potencial creativo para influir en el curso del mundo.
Se están librando batallas ideológicas tanto dentro de los Estados como en los organismos intergubernamentales para recuperar la soberanía sobre los recursos naturales y su transformación a escala local, así como sobre el comercio internacional, el crecimiento económico y la mejora del Producto Interno Bruto.
“La Unión Africana, como prometió el nuevo Presidente de la Comisión, tiene un papel impulsor que desempeñar en el desarrollo armonioso de las zonas urbanas y rurales, condición esencial para reducir la pobreza y la precariedad que padecen las poblaciones.
“En su discurso de investidura, Mahmoud Ali Youssouf subrayó que África no puede garantizar su propia seguridad ni reactivar sus economías sin autonomía financiera, lo que significa que los Estados deben estar en condiciones de financiar sus propios programas de paz y desarrollo, y dar esperanza a los jóvenes que actualmente engrosan las filas de las rebeliones y las facciones terroristas”.
—¿Cómo podrá fortalecerse aún más la Unión Africana en programas sociales y económicos? ¿Se cumplirán las metas trazadas por la ONU para 2030 o aún existen dificultades para lograrlo?
—La Agenda y los objetivos de desarrollo de las Naciones Unidas no siempre se cumplen. Todos llevan un retraso considerable. El continente africano está formado por 55 Estados soberanos, cada uno con sus propios objetivos políticos y un potencial desigual.
“Si bien es cierto que el éxito debe compartirse, las batallas deben librarse a nivel estatal, la Unión Africana es sólo la sede del diálogo de los jefes de Estado y, como tal, sus responsabilidades se limitan a coordinar el consenso alcanzado en las Asambleas Generales. El continente sólo puede cosechar los frutos y beneficios del progreso nacional. Desde este punto de vista, las cosas empiezan a moverse de Norte a Sur, de Este a Oeste, la toma de conciencia aumenta y los gobiernos parecen decididos a sentar las bases de su soberanía nacional, en particular arrancando de las garras de las multinacionales y de las fuerzas imperialistas la explotación y la gestión de los recursos naturales, cuyos beneficios se mejorarán primero y se utilizarán después para y por el pueblo.
“Para ponerse al día, África necesita dominar la ciencia y la tecnología, el eslabón perdido en la arquitectura del desarrollo sostenible”.
—Como decano del cuerpo diplomático, ¿cómo evalúa las relaciones Cuba-África y en especial con Yibuti? ¿Existen condiciones especiales para continuar incrementándolas?
—Las relaciones entre Cuba y África tienen orígenes lejanos y se basan en fundamentos concretos.
“Las fuerzas revolucionarias cubanas, bajo la dirección de Fidel Castro, participaron en la lucha por la independencia de África, por la que el pueblo cubano pagó el mismo precio de sangre que los pueblos africanos en lucha. Desde el periodo poscolonial, la revolución cubana ha seguido apoyando a los primeros gobiernos que heredaron las ruinas del colonialismo.
“Los primeros médicos, enfermeras y maestros llegaron muy pronto para aliviar las necesidades de las poblaciones vulnerables y analfabetas que salían de las tinieblas de la colonización. Esta cooperación es tan antigua como la OUA y la revolución cubana, pues celebra más de medio siglo de apoyo al desarrollo.
“A las brigadas internacionalistas se suman hoy asociaciones institucionales, técnicas y científicas basadas en el intercambio de información y conocimientos, y la coproducción de bienes y servicios, especialmente en los ámbitos académico, farmacéutico, biomédico, agrícola, hidráulico y tecnológico, entre otras prioridades. Esto convierte a Cuba en uno de los principales socios de desarrollo de África, con nuevas e interesantes perspectivas para ambas partes.
“Como han declarado en repetidas ocasiones, los gobiernos africanos no aceptarán ninguna presión exterior para interferir en la cooperación con Cuba. Porque esta cooperación, que salva vidas, es ante todo beneficiosa para los ciudadanos africanos y para el fortalecimiento de las instituciones locales.
“Asimismo, en el frente de la lucha contra el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, África tiene una posición clara, unánime y decidida para asegurar el triunfo de la justicia a la que tiene derecho este gran pueblo y hermoso país.
“Para los africanos, apoyar a Cuba en su lucha política por la soberanía es una forma de honrar esta colosal deuda moral con el pueblo revolucionario cubano y sus líderes históricos. Gracias por permitirme dirigirme al pueblo cubano en ocasión del 62 Aniversario de la Unión Africana”.