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18 de Agosto  2025 

Las fresas ganan su espacio en Cuba

Se cultivan sobre todo por su uso en gastronomía. Están indicadas en regímenes dietéticos, dada su escasa concentración de glúcidos. Se consumen solas o mezcladas con azúcar, vino y nata; en helados, mermeladas y también son muy apreciadas en repostería para elaborar dulces, pasteles y tartas; su color rojo vivo da un toque decorativo especial


Viernes 14 de Mayo de 2010 | 12:00:00 AM 

Autor

Luis Ubeda

Tal vez muchos coterráneos desconocen que, desde el pasado siglo, las fresas ganaron su espacio en esta Isla larga y estrecha, en especial en Ceballos, Ciego de Ávila, o en el habanero Artemisa, aunque parezca un hecho casi improbable debido a las condiciones de nuestro clima.

En el primero, por ejemplo, hay sembradas cinco hectáreas destinadas a la comercialización en los polos turísticos en calidad de fruta fresca o materia prima para diferentes elaboraciones, a partir de variedades adaptables al clima cubano como la Misionaria o fresa criolla, la Chandler Oso Grande y la Rabunda, que deben garantizar la obtención de los brotes necesarios para desarrollar los cultivos del fruto, cotizado en el mercado europeo a 2,40 euros el kilogramo.

“La fresa se introdujo por primera vez en el archipiélago en 1965 por iniciativa del líder de la Revolución cubana Fidel Castro. En aquella época comenzamos a cosecharla en Banao, en la provincia de Sancti Spíritus -que posee un microclima ideal para este cultivo- y luego se extendió a La Habana. Las producciones se destinaban a la industria láctea. Ahora hemos retomado ese empeño por sembrar la fresa, cuyos resultados ya se han probado”.

Así expresa Amador Pérez Lugo, especialista principal de la Unidad Empresarial de Base (UEB) dedicada a la producción de vegetales y con más de 20 años de experiencia en la exótica fruta, y agrega: “Por eso se pretende hacer extensivo el cultivo en nuestro país, lo cual precisa de un programa de desarrollo que regule la siembra entre los días finales de octubre y principios de diciembre, así como la protección en época de lluvias y contra la excesiva irradiación solar. Y es que no obstante su rendimiento, calculado en 50 hijos por cada planta, la fresa requiere de muchos cuidados”.

Y concluye el ingeniero: “Cuba, por el momento, cultiva la fresa sin altas pretensiones. Este es solo un paso más en el propósito de ampliar el número y la variedad de nuestras producciones y minimizar la compra en el extranjero de aquellas que pueden germinar en nuestra propia tierra”.

En Artemisa se ha defendido la decisión de cultivar la exótica fruta, sobre todo gracias al empeño de los tradicionales agricultores o de sus herederos, a despecho de carecer de los insumos indispensables.

En este enfrentamiento a las adversidades sobresalió el hoy septuagenario -y, para muchos, el mayor conocedor de la planta en Cuba- José Pérez Albizu, quien rememora, por ejemplo, los más de 280 quintales acopiados en 1980, a partir de 0,12 caballerías. “Ahora solo dispongo de 0,2 caballerías, y ya he cosechado 20 quintales, de los cuales destinaré una parte a la preservación de la semilla. Considero que es aconsejable que la fresa vuelva a ser lo que fue en territorio habanero”.

El veterano campesino informa que antes del comienzo del Periodo Especial las cajas de fresa se enviaban directamente a la planta de procesamiento de helados Coppelia, e insiste en que la rehabilitación del cultivo en la región y en otros puntos geográficos, no es solo encaminada a reducir los gastos en divisas, sino también una manera de promover otra fuente de empleo, especialmente para manos femeninas.

En cuanto a la calidad, Pérez Albizu asegura que es más dulce que la importada, y lógicamente cuesta menos producirla si se asignan los paquetes tecnológicos requeridos y se aplican las atenciones agrotécnicas apropiadas. “Este es un cultivo parcelario que, además de no ocupar mucho espacio, puede ser desarrollado sobre la base de intercalamiento entre frutales de porte alto”. De ello da fe su pequeña área, donde se aprecia la convivencia con el aguacate.

“La fresa es un renglón cuyos gastos se recuperan en poco tiempo. En Artemisa, si se cuenta con riego -dice-se siembra en enero y ya en marzo comienza la cosecha hasta mayo, y no se extiende más debido a la temporada lluviosa”.

El ingeniero Carlos Pérez López, director de la Empresa de Cultivos Varios en la mencionada localidad admite que la producción de fresas en el territorio debe de estar incluida en los planes de desarrollo, por cuanto se trata de un cultivo que cuenta con un aval de experiencia en el sector cooperativo y campesino, además, de sus valores económico y social. Y puntualiza:

“Debemos impulsar todo cuando tenga posibilidad de ser producido en Cuba y costar menos divisa que lo importado. Por tales razones nos hemos reunido con viejos y nuevos productores, con el propósito de determinar qué debemos hacer para que no desaparezca y, algo que forma parte de la historia económica del municipio, siga siendo provechoso ”.

ALIMENTO Y MEDICINA

La “abuela” de la fresa que se consume en Europa es americana. Fue introducida en el Viejo Continente por los primeros colonos de Virginia, Estados Unidos, tras la llegada a dicho territorio en el siglo XIX. Con posterioridad se obtuvieron nuevas variedades que ganaron en tamaño y perdieron en sabor. Más adelante se realizaron cruces entre esta y una variedad chilena, lo que ajustó la balanza, apareciendo una fruta de mayor talla y deliciosa al paladar.

La producción mundial de fresa ronda los 3,6 millones de toneladas y 55 % de esa recae en los países industrializados como Estados Unidos, responsable de 25 %; Japón 7,7 %, y España, con 9,8 %, aunque lidera las exportaciones. Otras naciones cultivadoras son China, Irlanda, Marruecos, Italia, Israel, Polonia y México. Su obtención muestra una tendencia creciente y Estados Unidos es el país con mayor incremento, ya que de 639 000 toneladas declaradas en la década de los 90, llegó a 1,1 millones de toneladas en 2006 y se presume que ha mantenido o superado tales volúmenes hasta la fecha. La fresa se cultiva sobre todo por su uso en gastronomía. Está indicada en regímenes dietéticos, dada su escasa concentración de glúcidos. Se consumen solas o mezcladas con azúcar, vino, y nata; en helados, mermeladas y también son muy apreciadas en repostería ; su color rojo vivo da un toque especial como adorno nutritivoo. Con fresa y aguardiente se hace una bebida alcohólica denominada licor de fresas.

De igual modo es una de las frutas recomendada en cualquier dieta para adelgazar. No solamente deviene medio para mantener un peso corporal adecuado, sino que resulta un aliado de la salud a muchos niveles, especialmente para diabéticos, por su exigua dosis de azúcares. A ello se añade el alto poder diurético, pues actúa como un potente depurativo del organismo ayudando a eliminar toxinas.

Además, no aporta grasas sino que controla los niveles de colesterol en sangre, debido al elevado contenido de ácido ascórbico, de pectina y lecitina, lo cual la convierte en regulador por excelencia del colesterol, mejora la circulación sanguínea y evita posibles enfermedades del sistema circulatorio y del corazón.

Asimismo, las fresas más valoradas son las de cultivo intensivo, pues con la ayuda de invernaderos están presentes en los mercados durante todo el año, sobresaliendo la variedad Reina de los Valles, con frutos diminutos de color rojo blanquecino a rojo brillante y suculenta pulpa de sabor dulce y aromático.

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