Cuba resulta el primer país de Iberoamérica en contar con ese medio, historia iniciada en noviembre de 1837. Desde enero de 2005 desarrolla el programa para la modernización y recuperación de tan necesaria vía de transportación. Las características geográficas de la Isla, estrecha y alargada, hacen del ferrocarril el medio más útil y económico para el trasiego masivo de cargas y pasajeros.

El deterioro provocado por dificultades económicas, a la par del avance de importantes áreas productivas, exigen la sustitución de más de un millón 300 000 traviesas en las vías, por lo cual la inversión de tecnología de punta en la entidad, única de la Unión de Ferrocarriles de Cuba, resulta indispensable.

TRAVIESAS Y FIJACIONES ELÁSTICAS

Las traviesas, soporte de los raíles, fueron originalmente de madera y se comenzaron a fabricar de hormigón ante la necesidad de buscar elementos más baratos y abundantes. Esas piezas, elaboradas con cemento, piedra y acero, aparecen durante la Primera

Guerra Mundial y se consolidan en el mercado a partir de la década de 1950 del siglo XX.

La Empresa Industrial de Instalaciones Fijas, ubicada en la ciudad de Santa Clara, en el centro del país, comenzó sus producciones en 1983, y llegó a tener cerca de 2 000 trabajadores.

Osvaldo Moré, director de la entidad, explicó que en aquel entonces la fábrica contaba con cuatro líneas de producción y equipamiento en la década del 60 de la pasada centuria, mientras ahora se monta la tecnología más moderna que se aplica en el mundo, similar a la existente en España, Portugal y Alemania.

La puesta en funcionamiento de la nueva línea permitirá elaborar 180 000 unidades de mucha calidad al año, con un turno de labor y alta productividad, lo cual contribuirá a la elevación de la velocidad y seguridad en las sendas ferroviarias cubanas, principalmente la vía central.

Paralelamente, se realizaron otras inversiones como la planta de tratamiento superficial para la aplicación de zinc en la superficie de elementos como tornillos, arandelas y presillas, entre otros, que también se fabrican en la industria para la fijación del riel a la traviesa.

El procedimiento permite el alargamiento de la vida útil de estos componentes expuestos a la intemperie y al rigor del movimiento ferroviario.

Moré señaló que para el segundo semestre de este año deben producir las nuevas inversiones, pues hay garantías con las materias primas.

En la industria laboran alrededor de 320 trabajadores con los cuales se asumirán todas las producciones, incluso aquellas propuestas a realizar con las viejas máquinas, como las traviesas especiales: largueros de hormigón empleados en desvíos férreos para sustituir la madera.

La experiencia de los técnicos y obreros de la entidad constituye fortaleza para asimilar en corto tiempo la nueva tecnología de procedencia europea, aseguró el directivo.

Hay alta demanda, pues a las necesidades de las líneas primarias y secundarias, se suman también los trabajos que se acometerán en el puerto de Mariel, en el occidente cubano, en el cual se prevé la construcción de carreteras y vías ferroviarias.

Moré expresó que, además, dispondrá de las condiciones requeridas para la competitividad ante posibles exportaciones. (Especial de la AIN para OPCIONES)