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10 de Agosto  2025 

Hidromiel: un camino diferente y alentador

Cuba se adentra en su estudio y confección de la mano del investigador Mario Fajardo Cárdenas de conjunto con el Instituto de Investigaciones Apícolas


Martes 12 de Junio de 2012 | 12:00:00 AM 

Autor

Melbys Nicola

Con una historia de innumerables siglos antes de nuestra era, el hidromiel ha formado parte de la cultura universal. Bebida constante en convites y también en los rituales, este producto ha dejado huella perenne en el mundo y hoy Cuba se adentra en su estudio y confección de la mano del investigador Mario Fajardo Cárdenas de conjunto con el Instituto de Investigaciones Apícolas.

Tal como explica el especialista: "El vino de miel se conoce desde la antigüedad. Julio César gustaba de este, que allá en Europa le llaman hidromiel, por lo que a veces se le denomina 'vino de los césares'.

"Por nuestra parte desde hace algunos años trabajamos en el desarrollo de obtención de vinos a partir de miel, polifloral y de la proveniente de un solo tipo de flor, con resultados muy alentadores".

Historia de dioses y humanos

Producto directo de la miel y su fusión con agua, como bien ilustra su etimología, el hidromiel es una bebida fermentada, consumida desde la antigüedad, denominándose en la Grecia clásica de "melikraton" y en Roma "aqua mulsum", aunque esta versión era más bien vino de uva endulzado, al que incluso nombraban bebida de los dioses, según acotan las  fuentes consultadas.

Abundan quienes consideran esta como la primera de las bebidas alcohólicas que consumió el hombre, incluso antes que la cerveza. Lo indudable es que se popularizó entre los pueblos griegos, celtas, sajones y vikingos (estos últimos la bebían en cuernos). De hecho la mitología nórdica narra que era el único alimento del dios Odín.

Igualmente está muy ligado a una denominación que forma parte de la contemporaneidad. Tiempo atrás, tradicionalmente las parejas recién casadas tomaban durante un ciclo lunar después de la boda dicha bebida para conseguir hijo varón; de ahí nació la nominación actual  de Luna de miel.

Lo cierto es que como parte indisoluble de su cultura, el mundo antiguo amenizaba festividades y cultos con tan atractivo producto, alegrando la mente y el espíritu: así el hidromiel se hizo presente en cuanto acto importante e incluso cotidiano se diera lugar en los primeros siglos de la humanidad y ha seguido su paso.

Para tan diversas etnias y lugares, que abarcó incluso a los mayas, la elaboración tradicional se basaba en fermentar lentamente una mezcla de miel, agua y polen, envejeciéndola un mínimo de dos años en barricas de roble, luego de llegado al punto deseado. Posteriormente se  filtraba  y embotellaba.

Antes y ahora, en todos los casos la calidad la determina el tipo de miel empleada, preferiblemente clara y muy dulce, dando lugar a una delicia que también se aromatizaba con especias e hierbas variadas, dígase pimienta, corteza de árboles, anís, hojas de té o canela, entre otros.

Bebida para la salud

Mixtura de salud y satisfacción, de placer y bienestar, el consumo de hidromiel ha tenido incontables adeptos a lo largo de su extenso andar. Una de las principales razones para esta permanencia es que en su composición alcanza atractivos valores alcohólicos sin disminuir las numerosas y muy positivas cualidades del producto de las colmenas.

Detalla Mario Fajardo: "La forma fundamental de hacerlo es mezclar miel, diluirla en agua, hasta un por ciento determinado de concentración de azúcar, añadirle levadura y un complemento de nitrógeno, para el crecimiento de los catalizadores. El proceso debe durar aproximadamente entre 15 y 21 días por este método y a partir de ahí se deja en reposo, se clarifica y se obtiene el fruto final.

"Este licor tiene características muy interesantes y benignas ya que los componentes de la miel -importantes para el organismo humano- no son fermentados ni deteriorados por las levaduras, sino que se mantienen compuestos químicos como metales y polifenoles. Los primeros son necesarios para la estabilidad del cuerpo y los polifenólicos trabajan sobre toda la actividad del organismo. Está demostrado que su consumo puede prevenir o retardar enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares porque ayuda a la circulación. También se especula sobre una acción retardataria sobre determinados tipos de cáncer, lo cual está aún por probarse.

"Como en el caso de otras bebidas fermentadas, el elemento alcohólico puede ser variable. Un rango entre 10 y hasta 17 grados de alcohol hace que sea recomendable y elegible para personas que no gusten de valores muy elevados. De todas maneras enfatizamos en que se trata de una composición muy recomendable porque estabiliza la presión arterial, alivia los dolores de garganta, concilia el sueño, revitaliza y da energía e incluso establece un cierto estado de vigilia o excitación, que puede ser agradable para muchos".

Proveniente del Centro de Investigaciones Apícolas (CIAPI) se obtiene la miel para realizar los estudios acerca del producto que hoy ya se exhibe bajo el nombre de Marcano.

Mieles específicas de campanilla blanca y morada, mangle, soplillo, romerillo y almendro han dado luz a tipos de hidromiel muy estimulantes y particulares, según declaran los especialistas; también ha sido así con las variedades poliflorales.

Aclara Fajardo Cárdenas que "para nuestra investigación empleamos mieles que carecen, desde el punto de vista de humedad,  del parámetro de calidad para su comercialización como tal. Como en nuestro caso es esencial añadir agua para la dilución, esta condición no significa un agravante en absoluto. Podría decirse que muy positivo".

Asiduo y moderado sugieren los especialistas que sea el consumo de hidromiel: asiduo porque puede tomarse todos los días pero con moderación, degustando una o dos copas, quizás como el trago que calma al final de la tarde o cierra la noche,  tal vez como vino de postre.

En este sentido las previsiones son alentadoras pues de acuerdo con los investigadores, luego de probada su confección semi-industrial actualmente se propone que el CIAPI articule la comercialización con alguna empresa nacional especializada en bebidas y licores. También podría producir un aguardiente de gran calidad y vinagre, ambos muy saludables gracias a la materia prima empleada.

Ya sabían griegos y romanos, e incluso los vikingos, desde sus primigenios tiempos, de las delicias de la miel. Hoy la confección y el consumo de hidromiel continúan siendo parte de las libaciones mundiales aunque tal vez en menor cuantía.

 Para acercar la Isla a dicho producto y sus múltiples propiedades ya se dan los primeros pasos de una estrategia que extiende aún más los atrayentes caminos de la miel.

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