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¿Qué hacer para perder cada vez menos?

La Ley de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional es la primera norma legal en Cuba que regula las cuestiones relativas a las pérdidas y desperdicios de alimentos


Jueves 08 de Diciembre de 2022 | 12:51:16 PM 

Autor

Raquel Sierra

Con unos 828 millones de personas que pasan hambre en el mundo, de ellas, unos 93,5 millones en América Latina, parecería de locos botar alimentos, pero sucede. Son millones las toneladas que se pierden cuando pudieran aprovecharse para alimentar a quienes lo necesitan, en primera instancia,  y luego, para múltiples usos y destinos.

En Cuba, donde la disponibilidad de productos alimenticios sufre los impactos combinados de las consecuencias de la COVID-19, con su secuela de alzas de precios; las limitaciones de  combustibles y de insumos, con impacto en los rendimientos, se perfila un nuevo objetivo: reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA).

La recientemente aprobada Ley de Soberanía Alimentaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional (Ley SSAN) incluye el tema en su contenido. De acuerdo con Mayra Cruz Legón, directora jurídica del Ministerio de la Agricultura y secretaria de la Comisión Nacional de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional,  esta Ley es la primera norma legal en Cuba que regula las cuestiones relativas a las pérdidas y desperdicios de alimentos, ahora con una norma de rango superior, una ley y su Decreto-reglamento no.67 del 15 de julio de 2022.

En la norma, abundó, existe un título específico sobre la temática, donde se establecen cuestiones relativas al funcionamiento del Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, adscrito a la comisión nacional. Entre las funciones otorgadas por la ley y el reglamento está trabajar en las directrices y protocolos que deben regir en el país para lograr esa disminución y esa prevención.

Dentro de ese título, además de la conformación del comité,  podemos encontrar cuáles son esas estrategias para prevenir y reducir las pérdidas y desperdicios y también las medidas que deben adoptarse en la producción, en la poscosecha,  la etapa de transformación y también de comercialización de los alimentos. También, destacó, se pauta el rol que tiene la Comisión municipal de soberanía alimentaria y seguridad alimentaria y nutricional en cuanto a la implementación de estas medidas, estrategias, las directrices y protocolos del comité nacional,  que también lo deben realizar las comisiones provinciales. “Ambas comisiones, incluida la nacional, en sus tres niveles tiene dentro de sus funciones atender todas las cuestiones relativas a lograr el cumplimiento de este título de la ley”, enfatizó.

A juicio de Mariana Pérez, jefa del Departamento Independiente de Gestión de la Calidad del Ministerio de la Agricultura, “hay elementos muy nuevos que se incorporan a la ley, como son las cadenas de valor, el enfoque de riesgo dentro de las cadenas, la gestión de la calidad para la calidad de la gestión, porque no es solo la calidad de los productos, es la calidad de la gestión de todos los actores que intervienen en las cadenas y los sistemas alimentarios locales”, agregó.

Afinar el tiro

A propósito, el Ministerio de la Agricultura e instituciones aliadas desarrolla un proceso participativo para trazas Estrategias y medidas para su prevención y reducción, con talleres regionales, con el fin de contribuir a la formación de capacidades locales para la implementación de la ley en lo relativo a la prevención y reducción de las PDA, mediante la concepción político-pedagógica de la educación popular.

El correspondiente al occidente: Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana, Matanzas y el municipio especial Isla de la Juventud, se celebró recientemente en la capital cubana, en la finca La Yohandra, en Arroyo Naranjo, con el apoyo del proyecto Autoabastecimiento Alimentario y Desarrollo de iniciativas Económicas Sostenibles en la Habana (HAB.AMA), que cuenta con financiamiento de la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo (AICS), el Programa Impacto, resiliencia, sostenibilidad y transformación para la seguridad alimentaria y nutricional (First), de conjunto con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf).

El Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (Inifat) puso a disposición del encuentro el elevado nivel técnico de sus especialistas, en calidad de facilitadores, y el contenido metodológico. Michelis Vega, investigadora de ese centro temas relacionados con el manejo poscosecha de productos agrícolas y las buenas prácticas y facilitadora del taller, explicó que el taller regional forma parte de los que se están organizando y realizando por el Ministerio de la Agricultura para abordar el tema de la ley y, específicamente, el título de la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos.

Para su éxito, el trabajo relacionado con las PDA, destacó Vega, lleva diferentes pasos: sensibilización, formación de facilitadores para la gestión de las PDA, etapa de diagnóstico de las cadenas agroalimentarias locales, propuesta de estrategia sistémica y establecimiento de una red de información local de PDA.

Divididos en grupos relacionados con cuatro cadenas de valor: carnes, lácteos, granos y hortalizas y frutales, se trabajó en temáticas como las experiencias y conocimientos prácticos, la interconexión entre la Ley SSAN y las PDA, la determinación de las causas que generan las PDA, los elementos a tener en cuenta para su prevención y reducción y la determinación de soluciones.

El trabajo por equipos permitió identificar causas generales y específicas para cada cadena, entre ellas, la falta de conocimientos, inadecuado manejo de frutas y hortalizas, brechas en la cadena de frío, tecnologías insuficientes, deficientes instalaciones de almacenamiento y de infraestructura, demora del acopio de los productos, tanto en el campo como en los lugares donde se almacenan y no menos importante, el desconocimiento de las normas nacionales y ramales.

Esto, por supuesto, tiene sus consecuencias: sobremaduración, daños mecánicos, insatisfacción del cliente por la baja calidad, pérdidas económicas, falta de inocuidad...

Otros aspectos identificados en la construcción colectiva fueron la necesidad de la organización de las siembras, el uso de los desperdicios de cosechas en la elaboración de materia orgánica para el mejoramiento del suelo, así como alimento animal. Uno de los ejemplos de esto fue la elaboración de cereal a partir de la cabecilla de arroz, tradicionalmente desechada.

De acuerdo con Jerome Fauré, coordinador del programa First, de FAO, más allá de la necesidad de incrementar la producción en Cuba, con lo que sabemos ello significa, hay un potencial muy grande para disminuir las pérdidas y desperdicios. Entonces, poder movilizar en torno a este tema innovador donde hay ya experiencia en marcha,  pero que se requiere poder organizar mejor toda esa experiencia y plasmarla en una estrategia municipal, lo que aporta un valor añadido a la ley.

 


La realización del taller de La Habana contó con el apoyo del proyecto HAB.AMA



   

 

 

 

 

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