Viernes
26 de Abril  2024 

Atrapar las fugas de alimentos

Se estima que a nivel global  se desperdicia un total de 1 300 millones de toneladas de alimentos y en América Latina y el Caribe


Martes 02 de Octubre de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

A tono con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que en su meta no.12 pretende -de aquí a 2030- reducir a la mitad el desperdicio y las pérdidas de alimentos per cápita a escala mundial, en Cuba se dan pasos para, desde la ciencia, cuantificar lo que se pierde, profundizar en las investigaciones, articular a instituciones y proponer soluciones a este fenómeno, del que en alguna medida no escapa ningún país.

Para dirigir el catalejo hacia la realidad de la Isla, en 2017 se creó el Comité Nacional de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA), con el fin de impulsar temas relacionados con los planes de acción para mitigar las pérdidas en el país. Este grupo tiene como antecedente un encuentro de expertos de América Latina, organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) en 2014, que abrió las puertas a un proceso de sensibilización que culminó con su constitución.

El comité está formado por especialistas de los Institutos de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical Alejandro de Humboldt (Inifat); en Fruticultura Tropical, el Liliana Dmitrova; el de la Industria Alimenticia, las universidades, así como empresas y divisiones tecnológicas de granos y frutales, que aportan elementos desde la producción.

Lupa a las causas

Según Michely Vega, investigadora del Inifat y punto focal del Comité Nacional de PDA, “son múltiples las causas de la pérdida de esos alimentos perecederos, sobre todo, frutas y hortalizas, cuya manipulación se hace más difícil. No es lo mismo manipular un grano, más pequeño y con menos agua, que una fruta, de fácil deterioro si no se cumple con los requisitos para lograr un producto de calidad”.

Otros motivos del deterioro son las altas temperaturas y humedad relativa propias del Trópico, la organización de los mercados, las dificultades tecnológicas, los envases, el transporte y la cadena de frío, dijo la experta.

A su juicio, aunque el país destina recursos para solucionar los problemas de envases y transportación, no es suficiente. Se requiere, además, capacitación para productores y especialistas, para hacerles ver que “a mayor maltrato, mayor deterioro”.

Un estudio realizado en el municipio de Boyeros, en la capital cubana, arroja que a pesar de que en los escenarios evaluados se identifica la existencia de pérdidas, ninguno las cuantifica sino que se asocian a la mala calidad de las producciones, en manejo poscosecha y la infraestructura de comercialización, lo cual indica la necesidad de establecer un programa de capacitación en el manejo como parte fundamental de un programa general de reducción de mermas en la comercialización de productos agrícolas perecederos.

No obstante, Vega considera que en el país “se ha trabajado mucho en la prevención: en las minindustrias, para aprovechar las superproducciones, aunque todavía se pierde” en los circuitos cortos de comercialización -puntos aledaños a organopónicos y otras unidades productivas-, y las ventas directas a los hoteles.

Asimismo encomió el programa de abastecimiento municipal, que prevé la producción de cantidades específicas de alimentos para las poblaciones del territorio, lo que reduciría pérdidas, pero a la vez, requeriría no solo de un sistema de información, sino también tierras suficientes y productivas y recursos financieros para su materialización.

Hacia el ODS no.12

Según destacó Raixa Llauger, oficial de agricultura de la Oficina Subregional de la FAO, las acciones que se desarrollan en Cuba  y la región, se insertan en la estrategia de la Organización relacionada con varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En declaraciones a la prensa, Llauger se refirió a las acciones y avances de la Mayor de las Antillas en este gran desafío de la humanidad que es la prevención y reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos.

A su juicio, queda mucho por hacer a nivel de nuestros países y  la región y para poder dar cumplimiento a esta agenda propuesta al 2030  y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con tal propósito, la misión de la FAO es articular todas estas iniciativas en tres ejes fundamentales: las gobernanzas, la comunicación y sensibilización así como la articulación entre el sector académico y los productores.

Miradas

Recientemente, en el II taller del Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos de Cuba se propuso validar una metodología de cuantificación de pérdidas de frutas y hortalizas, como apoyo al programa de autoabastecimiento municipal, integrarse al proyecto Agrocadenas para incidir en la cuantificación de pérdidas y sus causas y proponer la captación de información de pérdidas de la producción primaria en el programa de autoabastecimiento municipal. Al intervenir en el encuentro, Marceo Rezende, representante de la FAO en Cuba, valoró positivamente las propuestas y expresó que pueden coordinarse con el Ministerio de la Agricultura para insertar el tema de las pérdidas en diferentes experiencias en curso en el país que cuentan con financiamiento para el fortalecimiento de capacidades.

En el taller, coordinado por el Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical junto a la FAO, se trazaron compromisos y sinergias de acción entre actores de diferentes segmentos de las cadenas productivas, así como alianzas interinstitucionales para potenciar mayores avances en la reducción de las PDA.

En el encuentro se presentaron diferentes resultados científicos en la cuantificación de qué se pierde en la producción primaria y el trabajo que se está haciendo para manejarlas y reducirlas, así como otras iniciativas en el sector de educación dirigidas a enseñar a niñas y niños en edad escolar a no desperdiciar comida, mejorar sus hábitos alimentarios y también la importancia del aprovechamiento y reutilización de estos víveres que, aunque su apariencia sea fea, pueden ser ingeridos.  “Siempre partimos de tener claros los temas de inocuidad y que estos alimentos estén aptos para el consumo humano”, dijo la experta de FAO.

Entre los avances del comité cubano, están la cuantificación y el diagnóstico preliminar en segmentos de cadenas alimentarias y acciones de divulgación y sensibilización con públicos profesionales, técnicos, obreros, administrativos y niños en edad escolar.

De acuerdo con Llauger, desde la mirada de la FAO, Mesoamérica está trabajando en este eje de prevención y reducción, en tanto Cuba es de los países que avanza en la región en las acciones a partir de esta organización del comité nacional.

Comparte esta noticia