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06 de Julio  2025 

¿A dónde conducen todos los caminos?

Uno de los elementos claves en el empeño por desarrollar la ganadería y la avicultura para avanzar progresivamente en la seguridad alimentaria de la población y el suministro al turismo, es garantizar la alimentación animal


Martes 11 de Septiembre de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Quizás algunos crean que la respuesta a la interrogante anterior es la de siempre: “por supuesto, a Roma”. Otros, seguramente pensarán que la respuesta no puede ser tan sencilla. Lo cierto es que en la salud, tanto humana como animal, el rendimiento y la eficiencia, todos los caminos tienen puntos de partida comunes: uno es la genética, el otro, la alimentación.

En su empeño por desarrollar la ganadería y la avicultura para avanzar progresivamente en la seguridad alimentaria de la población, el suministro al turismo y tal vez en un futuro, las exportaciones, es clave garantizar de forma sostenible los alimentos para los rebaños y paso a paso, ganar en autonomía para cortar la dependencia de las importaciones de cereales y piensos.

El camino no es sencillo. La insuficiencia en la producción nacional de cereales como el maíz, hace mirar todo el tiempo a la entrada de los puertos en espera de los barcos, donde también navegan otros nutrientes requeridos para la elaboración de los piensos.

La más leve complicación, ya sea financiera como climatológica, puede poner en crisis a las aves ponedoras, con la consiguiente baja en la puesta de huevos, aseveran expertos. Para evitarlo, se produce pienso en diferentes industrias, con el inconveniente de que casi la totalidad de las materias primas provienen de otras naciones. Aun así, es favorable económicamente hacer en el país las mezclas que respondan a los requerimientos nutricionales de las diversas especies.

Por otra parte, el país se pronuncia cada vez con voz más fuerte sobre la necesidad de desarrollar plantas proteicas que permitan disminuir las importaciones y concentrarlas en aquellas categorías donde son decisivas para las fases más críticas de crecimiento y desarrollo de las especies y en la genética, esencial para el mantenimiento y la mejora de los rebaños.

Hecho en Cuba

La Unidad Empresarial de Base Piensos Tropicales, ubicada en el municipio de Regla, en La Habana, es la segunda mayor productora de la región occidental, alrededor de 87 000 toneladas anuales y un promedio de unos 8 000 al mes.

De acuerdo con su director, Blaquis Pelier Betancourt, a partir de materias primas importadas, las producciones fundamentales son los piensos especializados: peletizados para ceba de tilapia y conejo; de inicio, ceba y únicos para porcinos durante las etapas de gestación, lactación y crecimiento, además de hacer en algunos momentos los piensos vacunos como inicio para terneros y vacas lecheras.

“Con 107 trabajadores, hasta la fecha ha producido 1 885 toneladas por encima del plan, ocupando el primer lugar entre las seis fábricas de este producto en el occidente del país”, dijo.  Todo esto se logra pese a la obsolescencia tecnológica, la pérdida de capacidades de almacenamiento por deterioro de tanques, la rotura del transportador que acerca las materias primas desde el puerto y los obstáculos del bloqueo financiero, económico y comercial de Estados Unidos hacia Cuba, que frena la importación de piezas de repuesto e insumos.

Los principales clientes de esta industria automatizada son la pesca, las empresas de ganado menor, porcinas y ganaderas, además de que el pienso de inicio para la recría porcina sustituye importaciones. “Nosotros asumimos el 70 % de la producción del pienso porcino y ayudamos a la sustitución de importaciones, unas 2 000 toneladas que el país no tiene que comprar”, sostuvo.

Clonar las mejores experiencias

Nunca mejor le ha venido el nombre a la finca Vista Hermosa, en Guanabacoa. Los predios de Misael Ponce Lugo, de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS)  Emiliano Montes de Oca, han cambiado totalmente en pocos años: se han multiplicado los campos y especies de pastos y forrajes, crecieron naves para ovinos y vacunos, que reciben una alimentación sembrada, cosechada y molida a pocos pasos de los rebaños.

La finca está dedicada a los cultivos varios y la ganadería. En las 67 hectáreas crecen siete variedades de caña de azúcar y dos tipos de pasto king grass, “los que consideramos de mayor rendimiento. De las plantas proteicas, tenemos thitonia, morera y moringa”, dijo Ponce Lugo.

“Para mí la morera es la primera entre las plantas forrajeras por volumen y por niveles proteicos. Tenemos 200 reses, vacas, terneros, añojos, novillas y toros, tenemos una ceba intensiva para 80-100 animales, los toros tienen una estancia de hasta un año y hemos llegado a producir hasta 91 toneladas de carne, por eso debemos tener altos niveles de alimentos y preparar varias plantas forrajeras para tener un buen forraje, sobre todo en la etapa seca”, consideró el productor.

La finca, ubicada en el habanero municipio de Guanabacoa cuenta con unas 150 cabras de ordeño, que les suministran leche a los niños intolerantes a la lactosa del territorio, un contrato de entrega a la empresa láctea y abastece un punto local de leche de cabra.

Al igual que la finca Vista Hermosa, la vaquería Pradera Roja, dedicada a la producción del lácteo, lleva adelante un programa de siembra de plantas proteicas, que le ha permitido incrementar la cantidad de litros por vaca en ordeño, según explicó Miguel Ramírez, su administrador.

Ambas unidades son atendidas por la Empresa Agropecuaria Bacuranao, que con unas 8 000 hectáreas, dedica 1 100 a la siembra de caña, 200 de thitonia, 100 de moringa y 40 de morera- “No es suficiente para satisfacer los requerimientos del ganado, pero damos pasos para cumplir el plan de siembra del año, 1 050 hectáreas, de las cuales hasta la fecha se han sembrado 920 y contamos con ocho viveros de plantas proteicas con destino al resto de las áreas”, dijo Clemente Hernández Meralla, del departamento de producción ganadera de la empresa.

Apunta Edgar Aguilar, su director, trabajan por la eliminación de marabú en unas 1 700 hectáreas, para acuartonarlas, llevar agua hasta los cuartones y dedicarlas al pastoreo. “De esa forma, podemos rotar los animales y permitir que el pasto se recupere en unos 45 días”.

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