Rodeado por el entorno de una villa que vive en el hechizo de su pasado colonial, el Hotel del Rijo respira el clima apacible propio del centro histórico de Sancti Spiritus, ciudad fundada en 1514 por los conquistadores españoles y entre las primeras poblaciones establecidas en la Isla.
Compuesta por tres niveles y 16 habitaciones, la edificación, con sus arcadas, patio interior y rejas evoca las leyendas compartidas con otros símbolos de la urbe, con los cuales conforma el más pintoresco de los paisajes: la Iglesia Mayor, construida en 1680; la Casa de la Trova, institución que promueve la música tradicional; el restaurante El Mesón y la Plaza Mayor.
Ese palacete, construido en 1827, alojó en el pasado a la familia de Antonio Rudesindo del Rijo, médico benefactor del pueblo espirituano, pero hoy se erige como acogedora instalación de turismo, premiada por lo más tradicional de la villa y su gente.
Sin embargo, su atractivo no constituye añadidura del entorno. Puertas adentro de este inmueble encontramos un ambiente que lo complementa: la calidad y el confort del servicio, especialmente desde que en mayo último se incluyera en la lista de Hoteles Encanto, categoría creada por la corporación Cubanacán para definir a un grupo de establecimientos donde el cliente recibe una atención muy específica y el acercamiento humano resulta esencial.
JUSTO A LA MEDIDA
Como en el hogar, el olor de Delicias del Rijo, especialidad de la casa, te da la bienvenida. Sin embargo, el chef no es el único ocupado. Prima la calidad en la elaboración y presentación de la comida, así como en el resto de los servicios. En uno de los laterales del lobby el barman bate los ingredientes del cóctel Doña Sofía, para deleitar a los visitantes con ese trago de su propia inspiración y recogido en los registros internacionales.
“En instalaciones como estas cada trabajador debe, necesariamente, perder su anonimato para hacerse sentir ante el cliente”, plantea Yamilka Bernal, especialista en Relaciones Públicas en el establecimiento. EL PLACER ES NUESTRO
Cae la noche sobre el Rijo. El agua de la fuente del patio interior parece competir con los arpegios del emblemático trío Miraflores. Se interpreta Pensamiento, pieza más conocida de la trova tradicional espirituana. Dos jóvenes turistas, al parecer europeas, refrescan con limonada, mientras observan la destreza de los músicos al rasgar las cuerdas de la guitarra. Lidio, barman con 25 años en el sector y Vanguardia Nacional del Trabajo, disfruta de soslayo del espectáculo, sin dejar de elaborar el próximo trago. Él ha interiorizado que su labor no puede limitarse a la cantina, a pesar del nivel de especialización adquirida. Por eso funge también como sommelier, sodero, capitán de salón y cajero.
Muchas veces algún huésped ha solicitado un refrigerio a altas horas de la noche y, para complacerlo, cualquiera de nosotros ha tenido que improvisar un bocadito u otro alimento de su preferencia, asegura Yamilka.
Leandro, carpetero graduado de una de las escuelas cubanas para la formación de profesionales del turismo y con 11 años de ejercicio de la profesión, afirma que la labor de cada uno de los trabajadores en la instalación no puede regirse por normas rígidas. Afirma la directiva que el accionar de ellos exige flexibilidad, para alcanzar la satisfacción del usuario y crear el verdadero ambiente familiar.
Completan ese entorno el decorado a la espirituana, tanto en la suite como en las demás habitaciones: las mecedoras, las manufacturas de consagrados artesanos como los de la familia Santander, de Trinidad, o las obras de Félix Madrigal, heredero de los valores de la plástica local.
Además hay otros servicios como la televisión por cable, la climatización de las habitaciones, teléfonos con salida internacional, guía de informaciónbaños equipados con secador de pelo. Se brindan, asimismo, facilidades para acceder a oficinas para la renta de autos, cambios de moneda, así como a servicios médicos en clínicas aledañas.
Concluyó la serenata. Ahora los visitantes duermen cansados, después de tantas sorpresas entre las calles empedradas de la villa. El Rijo ha intentado dejar su huella sobre los visitantes en tan largo día. Solo cabría preguntarnos: ¿permanecerá aún en sus sueños?
HOTELES ENCANTO
La concepción de los Hoteles Encanto está fundamentada, en brindar una oferta diferenciada, que responda a las nuevas tendencias del turismo, sobre todo las opciones culturales propias del entorno.
Son instalaciones donde el buen gusto se aprecia en las habitaciones, con mobiliario de estilo, la jardinería, con toda clase de detalles, o en los restaurantes.
La refinada decoración, con realce de cubanía, constituye un elemento de significativa importancia, ya que en la elegancia se conjugan las intenciones antiguas y contemporáneas, sin privar al visitante de la comodidad y el acceso a la más avanzada tecnología.
La gestión de cada uno de los profesionales debe garantizar total seguridad en los usuarios. Por tanto se proponen como hoteles sin problemas operacionales, marcados por la creatividad de sus trabajadores a la hora de complacer.
Desde el surgimiento de esta modalidad en los servicios, hace poco tiempo, la cadena Cubanacán cuenta ya con varias instalaciones en diferentes provincias como el Palacio Azul y La Unión, en Cienfuegos, así como San Basilio, en Santiago de Cuba y La Habanera, en Baracoa.
En la colonial villa de Sancti Spíritus se espera próximamente insertar en esta modalidad al Hotel Plaza. La Ronda, establecimiento de la ciudad de Trinidad, Patrimonio Cultural de la Humanidad, también aspira a obtener la categoría.