Varsovia acogió a representantes de 194 naciones para adoptar medidas contra esa pandemia que constituye el cambio climático, denunciada por Fidel Castro en 1992 al expresar: "Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre" Autor: Falco Publicado: 21/06/2021 | 09:29 pm
Tan borrascosas como la novela escrita por Emily Bronté, aparecida por primera vez en 1847, devienen las Cumbres del olvido, perdón, del Clima, de las cuales la recién concluida en la capital polaca tampoco es excepción, luego de que en medio de tediosos y, aún peor, infructuosos informes, siete de las ONGs de las más relevantes, entre estas Greenpeace, WWF, Action Aid o Amigos de la Tierra, abandonaron el cónclave, al que asistían en calidad de observadoras, porque "se está caminando hacia atrás".
El detonante resultó la actitud de Australia y Japón, que retrocedieron en sus compromisos de emisiones y, por consiguiente, dinamitaron políticas contra el cambio climático en las últimas semanas. Entonces, pasado el frío mediodía varsoviano, unos 400 representantes de las ONGs entregaron sus acreditaciones y se fueron. Según imágenes divulgadas por las televisoras, algunos protestaban por estar en desacuerdo con la salida, mientras otros llevaban camisetas con lemas que anunciaban su participación en la Cumbre de Lima de 2014.
Ese desencanto y la falta de interés de los principales culpables del calentamiento global, la destrucción de la capa de ozono y tantas otras calamidades que aquejan a este sufrido planeta, motivan su regreso a las calles para manifestarse. "En Lima organizaremos una contra Cumbre, como se hizo en Copenhague en 2010, y la hubo en Cancún mediante actos alternativos", vaticinó Alejandro González, miembro de InspirAction.
Pero hay más: Las ONGs, a las que se ha sumado la Confederación de Sindicatos, denunciaron que los representantes de las 194 naciones convocados en Varsovia no "dieron todo para lograr el acuerdo global que debe ponerse en pie en 2015, en la Cumbre de París, y que sustituirá al Protocolo de Kioto, que dejará de estar vigente en 2020. No quieren ver la necesidad de hacer todo lo posible para que a finales de siglo la temperatura no suba dos grados por las emisiones de dióxido de carbono…"
Greenpeace fue más lejos, al reprochar al Gobierno polaco su desinterés, porque organizó de forma paralela una reunión del sector del carbón, una de las "bestias negras" del cambio climático. "No queremos ser cómplices de la actuación de Gobiernos que favorecen los intereses del sector de los combustibles", subrayó Aida Vila, de Greenpeace.
Del lobo… ni un pelo
A despecho de que algunos medios califican de exitosa la reunión varsoviana, la verdad salta a la vista: los representantes de los gobiernos fueron incapaces de negociar avances significativos, o sea, que la COP 19, como sus antecesoras, fracasó por la falta de voluntad política para hacer frente al cambio climático.
En esta conferencia el objetivo más ambicioso era avanzar hacia un gran acuerdo multilateral vinculante para reducir la emisión de gases de efecto invernadero que se quiere tener listo en 2015 para empezar a aplicarse en 2020. Sin embargo, tras los magros resultados de Varsovia este propósito está en riesgo.
Tanto es así que el texto consensuado por las delegaciones sustituyó el término "compromisos" para los establecidos al respecto a nivel estatal por el de "contribuciones", algo que no cumple con las expectativas iniciales de la Unión Europea pero que contenta a la mayoría de países en vía de desarrollo, y especialmente, a India y China.
En nombre de las naciones del G77 y China, el representante de Bangladesh lamentó que esta Conferencia se quedase por debajo de lo esperado. "Vinimos con mucha esperanza a Varsovia (...), queríamos sentar bases (para el acuerdo climático de 2015 en París)", explicó. "Nos desviamos claramente del objetivo principal. ¿Qué pasa con la gente como la de mi país, que pasa con la gente de Filipinas?", en referencia al tifón Haiyán que devastó a esa nación asiática.
Por su parte, el delegado de Bolivia admitió estar muy decepcionado, asegurando que faltan promesas claras. Mientras, la de filipina aseguró que "necesitamos cifras concretas, para reforzar las medidas de adaptación en los países en desarrollo. En lugar de eso, solo tenemos formulaciones vagas".
También se mostraron desilusionados los integrantes de organizaciones medioambientales, quienes -ante la falta de avance- abandonaron el encuentro. La directora de Oxfam, Winniw Byanyma, satirizó: "El texto actual no es más que un ejercicio de yoga dialéctico", y fue concluyente al denunciar: "Por tercer año consecutivo, los países encontraron una nueva forma de no decir absolutamente nada. Eso dejará a algunos de los países más pobres y afectados por las consecuencias climáticas con grandes agujeros en sus ya escasos presupuestos".
Descafeinados logros
La única medida concreta surgida de la COP19 después de dos semanas de negociación fue un acuerdo que incluye nuevos mecanismos para proteger a los bosques tropicales, dada su capacidad de absorber dióxido de carbono. También se acordó el desbloqueo de otro de los tres grandes temas en esta cumbre, la financiación a largo plazo de medidas contra el cambio climático, con un llamamiento a los países desarrollados para alcanzar la movilización de 100 000 millones de dólares para 2020 a partir de fondos públicos y privados.
Sin embargo, para millones de personas que volcaron sus esperanzas en Varsovia no hay un planeta B, y que se debe alcanzar consenso para detener el cambio climático, pero haciendo del mundo un lugar más justo socialmente y no más injusto como hasta ahora.
La voz de Venezuela volvió a resonar en el cónclave mediante la jefa de su delegación, Claudia Salerno, al adelantar las esencias de la pre conferencia del Clima que organizará el Gobierno bolivariano previo a la Cumbre de Lima, el próximo 2014:
"Venezuela incorporará a las organizaciones no gubernamentales al mismo nivel que los ministros", aseguró Salerno, pues hasta hoy la participación de las ONGs está limitada a apenas tres minutos de discursos durante las sesiones plenarias. "Varsovia ha sido una cumbre extremadamente financiera y abierta a los negocios de los combustibles fósiles", denunció la representante venezolana en contra de otras muchas delegaciones que hicieron malabares con sus discursos para "que nadie se sintiera aludido". Salerno criticó la hipocresía de algunas delegaciones al declarar que "aquí muchos dicen que quieren más ambición, pero actúan de otra manera".
Este encuentro tampoco pudo llenar el agujero negro de las negociaciones climáticas y aún menos alcanzar el imprescindible consenso que evite una subida de 1,5 o 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Es lógico que así suceda, porque después de este nuevo ejercicio de irresponsabilidad y desidia, no cabe duda de que para la mayoría de los convocados a la cita medioambiental, conocer que de no controlarse las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media del planeta aumentará ¡3,5 grados hacia 2100! y para entonces todos podrán señalarlos con el dedo.