Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:20 pm
La salud financiera griega ya no admite curitas, compresas de agua fría o la socorrida aspirina: la aprobación del ansiado rescate por 130 000 millones de euros cada vez se difumina más en el horizonte de una Eurozona donde tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), los países de la Unión Europea (UE) y, en particular el líder del bloque, Alemania, pretenden ante todo asegurarse que el acuerdo devuelva a las desordenadas finanzas griegas a un camino sostenible antes de aprobarlo.
La urgencia griega por lograr un arreglo está más que justificada, so pena de que aumente la posibilidad de un desastroso default cuando el país enfrente en marzo próximo, 14 500 millones de euros en pago de bonos... que no tiene. Por demás, para los involucrados no es secreto que el oportuno salvavidas es crucial, como tampoco de que la actual situación para Atenas guarda absoluta semejanza con la archiconocida frase: La bolsa o la vida.
Así las cosas, los mediadores regresaron a sus respectivos puntos de partida no sin antes informar a la prensa que las conversaciones "continuarán telefónicamente durante el fin de semana", pero es poco probable que se logre un acuerdo antes de la semana próxima, habida cuenta de que este lunes se reúne el grupo euro.
Charles Dallara, jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) y representante máximo de los acreedores en la cita helena, declaró que "se alcanzó un gran progreso sobre los detalles del plan durante las negociaciones, pero que cualquier pacto requiere la aprobación del Fondo Monetario Internacional y de los países de la zona euro, que insisten en un recorte sustancial de la carga de deuda".
Las fuentes dijeron que el FMI insiste en que el acuerdo debe garantizar que la carga de deuda de Grecia sea reducida a 120 % de su PIB para 2020, desde el actual 160 %, tal como fue acordado en la Cumbre de la UE en octubre. El prestamista ha advertido que ese objetivo es complicado porque las perspectivas económicas de Grecia se han deteriorado desde entonces.
Dallara había expresado antes de la reunión que se estaban acomodando los elementos del acuerdo, agregando: "Ahora es el momento de actuar con decisión y tomar la oportunidad de finalizar este acuerdo histórico y contribuir a la estabilidad económica de Grecia, el área euro y la economía mundial". La declaración parecía estar enfilada a los prestamistas oficiales de Grecia, o sea la UE y el FMI, que han alimentado un fuerte regateo sobre las negociaciones, insistiendo en que el pacto debe reducir "sustancialmente la deuda de Grecia".
De acuerdo con los analistas, los tenedores privados de bonos probablemente asuman un recorte de 65 a 70 % de sus propiedades, y los nuevos bonos griegos tendrían un vencimiento de 30 años y un cupón progresivo (tasa de interés) con un promedio de 4 %. De ese modo se formaría un incentivo en efectivo de 15 % con bonos de vencimientos cortos del fondo de rescate temporal de Europa y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).
La UE por disciplina fiscal
Y en un contexto tan enrevesado los ministros de Economía de la Unión Europea, con la excepción del Reino Unido, tratarán de concluir hoy el nuevo Tratado para reforzar la disciplina fiscal, cuyo objetivo es restaurar la confianza en la zona euro y dejar margen de maniobra al Banco Central Europeo (BCE) para que refuerce su intervención contra la crisis de deuda. De paso acotemos que los líderes europeos se han comprometido a llegar a un acuerdo en la Cumbre prevista para el domingo 29 de enero.
El compromiso sometido a discusión recrudece las versiones anteriores, pues prevé que el Tribunal de Justicia pueda imponer multas de hasta 0,1 % del Producto Interno Bruto (PIB) a los países que no incorporen correctamente a su legislación nacional la "regla de oro" de equilibrio presupuestario; sin embargo, aún quedan varios escollos para alcanzar un acuerdo, y algunos de ellos, de carácter más político, se referirán hasta la venidera cita de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
Ahora bien, todavía no hay acuerdo sobre a qué nivel hay que incluir la "regla de oro", que limitará el déficit a un máximo de 0,5 % del PIB en las legislaciones nacionales de los Estados miembros. La locomotora europea, Alemania, sostiene que sea en la Constitución, como ha hecho España, pero otros países como Irlanda y Dinamarca reclaman más flexibilidad para evitar tener que celebrar referendos. También está pendiente fijar cuántas ratificaciones son necesarias para que el Tratado entre en vigor.
El borrador llevado a discusión este lunes solo comprende a 12 naciones del grupo euro, y naturalmente hay Gobiernos temerosos de que así no se refuerce la disciplina fiscal porque algunos Estados podrían decidir quedarse fuera o uncirse al carro más adelante.
En definitiva, durante la Cumbre del día 30 los Veintisiete discutirán cómo acelerar la capitalización y la puesta en marcha del fondo de rescate permanente de 500 000 millones de euros, que entrará en vigor el 1 de julio. La activación del fondo permanente se ha hecho más necesaria tras la decisión de la agencia calificadora Standrd & Poor's (S&P) de rebajar la nota del fondo temporal, aunque los responsables del Viejo Continente aseguran que esta rebaja no pone en riesgo la ayuda ya comprometida para Irlanda, Portugal y Grecia... pero admiten que no habría más recursos en caso de que Italia o España requirieran asistencia.
Y cabe preguntarse: ¿Tendremos un remake, aumentado y corregido, del filme que por estos días se exhibe en las principales capitales europeas titulado "Grecia: la bolsa o la vida?