Domingo
15 de Junio  2025 

Rescatan transformadores en taller de Manzanillo

También comprueban vitalidad de medios de protección de trabajadores del sector eléctrico: varas aislantes y de operación, guantes, mantas y otros útiles especiales


Martes 09 de Junio de 2020 | 12:00:00 AM 

Autor

Amado de la Rosa Labrada

A pesar de las limitaciones ocasionadas por el enfrentamiento a la Covid-19 y el recrudecimiento del bloqueo, trabajadores del taller de rescate de transformadores de distribución eléctrica, de Manzanillo, único de su tipo en el oriente cubano, en lo que va de año han restituido a la vida útil 459 de esos dispositivos.

El referido aparato constituye un electromagnético que permite aumentar o disminuir el voltaje y la intensidad de la corriente alterna de forma tal que su producto permanezca constante. Este equipo mantiene la entrega de energía eléctrica con calidad, evitando que se afecte el servicio por la distancia que pueda separar el centro generador de electricidad hasta el receptor final.

En el mercado internacional el costo de estos medios técnicos fluctuaba, al cierre de 2019, entre los 1 500 y 2 000 dólares. De ahí el significado que tiene para la economía de Cuba la tarea que ahora desarrollan los operarios del taller manzanillero, capaces de reconstruir tales unidades de distribución en las categorías de 10 hasta 333 kVA, entre otros.

El ingeniero Sandro Benítez Ramírez, especialista principal de esta entidad subordinada a la Fábrica de Transformadores Latinos, de La Habana, de la Unión Eléctrica Nacional, explicó que además han comprobado la eficacia de importante medios de protección de los trabajadores (linieros) entre los que sobresalen guantes dieléctricos, varas, fajas de goma y otros implementos, informó el periodista Rafael González Castro, de Radio Granma.

Benítez Ramírez explicó que entre las provincias beneficiadas con los nuevos transformadores se encuentran Artemisa, Ciego de Ávila,Camagüey, Las Tunas, Holguín,Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, y subrayó que continúan trabajando, siempre con apego a las medidas para evitar la propagación de la corona virus.

Calidad garantizada

La recuperación de los transformadores cuesta en el taller manzanillero casi cuatro veces menos que los adquiridos en el mercado internacional, y según sus propios trabajadores los rescatados en la Ciudad del Golfo tienen estándar de calidad similar a los importados, pero además suman a favor un año de garantía y permanente seguimiento a cada equipo entregado.

Sin dudas, cuando en 1988 un pequeño grupo de trabajadores de la Organización Eléctrica en Manzanillo inició el rescate de transformadores de distribución averiados, para devolverlos a la vida útil, no imaginaron que a la vuelta de pocos años -por los resultados-, su taller devendría sostén vital de esa tarea en las provincias orientales.

Sobre las circunstancias que motivaron el trascendente empeño, los  especialista recuerdan que en la región oriental no había en aquel tiempo una cultura sobre la reparación de tales equipos, los cuales se enviaban a arreglar a un taller en La Habana, mientras seguían dependiendo en mayor medida de que el país los importara a precios elevados.

En aquellos años solo daban mantenimiento, pero fueron descubriendo sus secretos, aprendiendo, buscando documentos y normativas técnicas, hasta que se atrevieron a repararlos para resolver necesidades locales, gestión que aumentaron en el período especial. Así avanzaron, enfrentando no pocas limitaciones y carencias, incluso necesitaron crear sus propias máquinas, herramientas y otros equipos.

Actualmente el esfuerzo se centra en el rescate de 50 % a 60 % de los componentes de tales dispositivos -su núcleo magnético, tanque y aisladores-, los cuales reciben mantenimiento, a la vez que se enrolla la bobina de cada unidad. Todas esas acciones se hacen bajo el más riguroso respeto a las normas técnicas establecidas, para lograr que alcancen la misma vida útil que cuando nuevos.

Durante la reparación, los transformadores pasan por múltiples áreas de trabajo, incluido el proceso de secado de las bobinas después de su enrollado, tratamiento que realizan en un horno eléctrico creado por los propios trabajadores del taller. También ellos concibieron el laboratorio de prueba, donde someten a riguroso examen de calificación los dispositivos restaurados antes de entregarlos al cliente.

Finalmente, los transformadores devueltos a la vida útil salen del taller manzanillero: pintados, con sello de garantía, número de serie y logotipo que identifica a sus restauradores. No obstante, son los técnicos de las OBE de las provincias donde entran en servicio, quienes finalmente corroboran la calidad de estos productos terminados.

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