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Pilotaje en Cienfuegos: una aventura marina

Navíos de gran porte llega cada 10 días a la bahía, son los llamados tanqueros, los de mayor tonelaje y más responsabilidad para los prácticos


Jueves 19 de Junio de 2014 | 12:00:00 AM 

Autor

Onelia Chaveco

Lograr que un barco entre o salga de la bahía de Cienfuegos es toda una aventura marina para quienes, a diario, enfrentan el reto de traspasar el llamado Torno de Pasacaballos, el canal más angosto de acceso a cualquier ensenada de Cuba.

Los curiosos, que observan desde la costa las maniobras de embarcaciones y remolcadores, creerán que es cosa de juego; sin embargo, para quienes ya peinan canas en este ir y venir, el oficio es dificultoso.

Un experto como Jorge Luis Enríquez, jefe de la unidad de Prácticos del Puerto en este territorio centro-sureño, cuenta que en el zigzag conformado frente al Castillo de Jagua y Pasacaballos hay un giro de casi 90 grados, es una vuelta muy pronunciada y el barco, al virar, le queda poco margen de seguridad.

"Por tanto -indica Enríquez- se debe operar con la menor velocidad posible porque la embarcación necesita la mayor potencia de máquina para ejercer más influencia en el timón y avanzar sin contratiempos.

"Buques como el Sandino o el Petión, con 228 metros de eslora y con máquinas muy potentes no pueden subir mucho la velocidad ya que las masas de agua afectan las márgenes del canal, donde radican las comunidades del Perché y el Castillo.

"Abordamos el barco a una milla al suroeste, por fuera del faro Los Colorados, y lo llevamos hasta el final, a su muelle correspondiente en la rada. Una nave con destino a la refinería de Cienfuegos, por ejemplo, recorre unas 11 millas náuticas, es decir más de 20 kilómetros.

"Para realizar la maniobra de salida, escogemos el paro de marea o  hasta una hora del paro de marea a favor, que es cuando menos movimiento de agua hay.

“Si va a entrar, se utiliza el paro de marea o una hora antes de la marea llenante.

"En los movimientos de marea, la masa de agua que sale o entra alcanza tanta velocidad, que incluso, con vaciante si hay vientos, se complica la maniobra porque empuja el barco para un lado u otro".

Navíos de gran porte llega cada 10 días a la bahía, son los llamados tanqueros, los de mayor tonelaje y más responsabilidad para los prácticos.

"En 1985 el tamaño máximo de los buques que entraban a la ensenada sureña era de 207 metros de eslora, con posibilidades de mejor maniobrabilidad" abunda el Directivo.

Luis Rafael González Pavón, con 25 años como práctico del puerto, expresa "las maniobras seguras son nuestro objetivo, para evitar accidentes que pudieran afectar al medio ambiente con posibles derrames de combustibles.

EEl Torno de Pasacaballos es como un embudo. Por eso está permitido el acceso de barcos de hasta 228 metros de eslora y 32,26 metros de mangas. También tenemos en cuenta para esas faenas los 11,90 metros del calado del puerto", agrega Gonzalez  Pavón, graduado de la Academia Naval, quien se superó en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y luego vino a trabajar en la Unidad de Prácticos.

"Durante la maniobra hay que girar por fuera  de la isobata de  12 metros, para eso, entre nosotros los prácticos viejos tenemos concertados puntos de orientación, como  una vivienda  ubicada por debajo del Castillo de Jagua y el segundo edificio del reparto La Loma; esa es la ubicación correcta.

"Los barcos de 210 a 228 metros siempre salen y entran apoyados por dos remolcadores. Realmente el práctico no toca el timón, solo da las órdenes al timonel, a la sala de  máquinas y a los remolcadores, y después durante la maniobra de atraque o desatraque.

"En la bahía desembocan cuatro ríos, por tanto cuando llueve fuerte en la provincia también toda esa agua desagua en tal dirección, lo cual afecta a su vez la navegación".

A pesar del reto de estos expertos cubanos, el colectivo aportó 1 800 000 pesos el pasado año, sin accidentes;  además ha merecido el  Premio de Calidad en la provincia y, junto con su empresa, el Premio Iberoamericano de Calidad en  2003 y 2008.

Ello da la medida de la eficiencia en el arte de guiar esas naves, como en las grandes aventuras del mar. (AIN)

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