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Semejanzas en competencia

Sobre realidades y desafíos de la región se examina el entorno del desarrollo turístico


Martes 26 de Junio de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Minerva Hernández Basso

Sol y playas simbolizan a los países insulares del Caribe porque comparten similares atributos naturales presentados ante el mundo como modalidad del turismo, un sector que define el avance de sus economías.

Se trata de 24 destinos que compiten en el mercado con los mismos productos y modalidades, cadenas hoteleras internacionales y turoperadoras, así como líneas aéreas y compañías de cruceros, en opinión del Dr. José Luis Perelló, especialista del desarrollo de turismo en Cuba. 

“Uno de los problemas básicos de los territorios insulares, es el de establecer planes de desarrollo, teniendo en cuenta la escasez de recursos, la dependencia histórica del exterior, y por supuesto las exigencias de un desarrollo sostenible”, explicó el experto, en conferencia ofrecida durante el XIII Seminario de Periodismo y Turismo celebrado en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana.

Según dijo las islas dependen de una limitada suma de actividades económicas, que además están claramente orientadas y dependen del exterior.

En tal sentido considera que para ofrecer diversidad es necesario pensar en la historia, los valores patrimoniales y la cultura, como hace ahora Cuba tras realizar las posibilidades surgidas de la restauración de las llamadas ciudades patrimoniales, muchas de estas con centros históricos rehabilitados a propósito de los 500 años de su fundación.   

Al reflexionar sobre los riesgos del desarrollo de la industria de los viajes destacó algunos indicadores que marcan lo que se podría llamar la capacidad de carga, en su opinión la clave de estos países que deben conocer la cantidad de turistas por habitantes, por kilómetro cuadrado, por habitación y por kilómetros de costa que soporta cada nación, aspectos en los que algunos países de la región van llegando a los límites y otros ya rebasan sus posibilidades en alguno de estos parámetros correspondientes al proceso sostenible.

Acerca de esta temática refirió cómo a diferencia de otras prácticas, como turismo rural, cultural, náutico, de naturaleza y de sol y playa, el turismo sostenible no es un segmento del mercado turístico global, sino una manera específica de hacer turismo.

Aclaró que las directrices para el desarrollo sostenible de la actividad y las prácticas de gestión son aplicables a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos, incluidos el masivo  y los diversos segmentos.

“Un proceso es sustentable cuando ha desarrollado la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo protegiendo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas”; señaló Perelló.

En concordancia, destacó el significado de turismo responsable para el cual hay que cambiar las formas en que viajan las personas. En ello van  implícitas la responsabilidad individual, colectiva, empresarial e institucional.

Al respecto mencionó como ejemplo la negativa situación de Venecia desbordada, al recibir 73 millones de turistas al año, que llegan en megacruceros.

En torno al Caribe, habló del principal mercado emisor, Estados Unidos, cuyas emisiones casi se han duplicado, al pasar de 4 586 096 en el año 2000 a 8 320  516 durante 2017.

 Mirada al futuro

A manera de alerta acerca del futuro de las islas caribeñas Perelló subrayó las realidades y desafíos del desarrollo del turismo, sobre el cual descansan las economías de estas naciones y constituye una importante fuente generadora de empleo.

Entre tales acápites insistió en la necesidad de adaptación al cambio climático, a sabiendas de que los fenómenos hidrometeorológicos inciden negativamente en las emisiones de turismo y provocan costosos daños a las infraestructuras, incluidas las playas y otros recursos naturales.

Otro llamado de atención es a la forma de turismo que solo sirve para impulsar aceleradamente otros sectores económicos como la industria, la agricultura y las altas tecnologías.

Según el especialista, resalta la dependencia total del exterior del Caribe ya que la industria del ocio se mantiene bajo control de grandes conglomerados transnacionales, turoperadores, cadenas hoteleras, navieras y líneas aéreas.

Un asunto negativo, según el experto, es la ausencia de investigación, desarrollo e innovación y en cuanto a las inversiones extranjeras de forma directa explicó que los países insulares tienen pocas oportunidades para diversificar sus sectores; en tanto la oferta se centra en la posibilidad de aumentar el valor agregado de la oferta, que disminuya la dependencia del turismo masivo de sol y playa y pueda aumentar la movilidad intrarregional mediante regulaciones especiales.

 Marcando records

En su conjunto el Caribe ha marcado récord en las llegadas de visitantes internacionales, en el orden de los 30 millones, y una cantidad cercana de arribos por la vía de los cruceros.

Más allá de la integración o la competencia, paradigmas claves en este asunto, la llamada Zona de Turismo Sostenible, podría ayudar mucho a partir de su concepción como proyecto futurista, que tenía fijado 2018 para establecer y consolidar esa exclusividad, según el Plan de Acción aprobado por los jefes de Estado y Gobierno, en la VII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en La Habana y con miras a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Por datos públicos se conoce que la industria del ocio crea uno de cada cinco puestos de trabajo en los países caribeños y se mejoran los aportes anuales al Producto Interno Bruto. 

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