Martes
23 de Abril  2024 

Estados Unidos: los misterios del empleo

El Departamento del Trabajo de Estados Unidos anunció que la economía de ese país había creado 308 000 nuevos empleos en marzo. Este resultado tiene una innegable importancia económica e incluso política, con vistas a las elecciones presidenciales


Sábado 10 de Abril de 2004 | 12:00:00 AM 

Autor

Santiago Díaz Paz

George W. Bush y Alan Greenspan dieron un grito de alegría el pasado viernes, cuando el Departamento del Trabajo de Estados Unidos anunció que la economía de ese país había creado 308 000 nuevos empleos en marzo. Como si ello fuera poco, los datos de enero y febrero fueron revisados al alza, ubicándose ahora a 159 000 y 46 000, contra 87 000 y 21 000, respectivamente, en sus lecturas anteriores.

Por supuesto, este resultado tiene una innegable importancia económica e incluso política, con vistas a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el próximo 2 de noviembre. Efectivamente así es, pero conviene aclarar que no fue un romántico atardecer en los Jardines del Edén, porque, lamentablemente, nada es totalmente blanco o negro en la tierra de El Señor.

El desglose del incremento laboral resultó igualmente estimulante: El sector de los servicios adicionó 230 000 nuevas plazas: ventas minoristas (47 000), servicios comerciales (42 000), educación y salud (39 000), distracción y hospitalización (28 000). El sector público aportó 31 000, después de haber adicionado 15 000 en febrero. El sector productor de bienes creó 78 000 plazas, encabezado por la construcción, que aportó 71 000, mientras que la manufactura se quedó en cero, después de haber perdido un total acumulado de 2300000 plazas, durante 43 meses consecutivos registrando pérdidas.

Desde luego, estas cifras acaparan los grandes titulares de la prensa, pero una observación más cuidadosa y profunda nos dice que, en marzo, no todo fue color de rosas.

El Departamento del Trabajo elabora mensualmente dos encuestas. Una, la más importante, la realiza mediante las empresas y la otra directamente, en los hogares y esta última es la que aporta la tasa de desocupación mensual. La encuesta de los hogares ha estado aportando la primera contradicción o supuesto misterio. Es decir, el empleo crecía en cantidades mezquinas, pero la tasa de desocupación bajaba. Ahora, en marzo, por el contrario, el empleo creció mucho; pero la tasa de desempleo creció 0,1 %, al pasar de 5,6 % en febrero a 5,7 % en marzo.

Aquí no hay misterio. El problema es que cuando el empleo fue muy escaso, los miembros de los hogares se aburrían de buscar ocupación inútilmente y abandonaban la fuerza de trabajo. Ahora, las condiciones del empleo han mejorado y los desempleados buscan trabajo activamente y se reincorporan a la masa laboral del país, dando impulso a la tasa de desocupación. De tal manera, los desempleados reincorporados y aquellos otros trabajadores, que buscan empleo a tiempo completo y no lo encuentran y se ven obligados a aceptar ocupaciones a tiempo parcial, se han incrementado en 0,3 %, ubicándose a 9,9 % en marzo, porcentaje semejante al ocurrido hace 12 meses.

Así mismo, el ingreso de los trabajadores fue otro dato insatisfactorio. La semana laboral se redujo en 1/10 horas y, de tal manera, el total de horas trabajadas por el sector privado se redujo 0,3 %, en gran medida, debido al importante número de trabajadores que solo encuentran empleo a tiempo parcial. La encuesta de los hogares adicionó, en marzo, casi 300 000 al total de estadounidenses que se ven obligados a laborar, solo, parte de la jornada. Esto nos dice claramente que se ha producido un serio deterioro en la calidad del empleo en Estados Unidos.

Como promedio, el salario por hora trabajada se incrementó solo 0,1 % -un miserable 1,8 % durante los últimos 12 meses, hasta marzo. Dado que el elevado precio del petróleo y otros productos energéticos y alimentarios han tomado impulso, la inflación iguala los incrementos salariales promedio y, por lo tanto el salario real no mejora. Dicho en otras palabras, el costo salarial en Estados Unidos, actualmente, es particularmente bajo y ello explica, en lo fundamental, el importante incremento que se observa en las utilidades corporativas, el cual se refleja positivamente en los altos precios alcanzados por las acciones de Wall Street, ya que el precio de una acción es una función de las utilidades obtenidas por la empresa que emite ese título.

Las horas semanales trabajadas constituyen un indicador líder para definir las condiciones imperantes en el mercado laboral. Resulta significativo, entonces, que desde el verano del 2003 hasta febrero de 2004, las horas trabajadas semanalmente solo se han incrementado en 12 minutos, lo cual es igual al nivel que tenían hace 27 meses, cuando la actual recuperación económica comenzó. Por el contrario, en otras recuperaciones anteriores, durante el primer año, las horas trabajadas semanalmente han promediado 30 minutos o más.

Lo normal en toda recuperación económica capitalista es que el empleo se estanca o crece marginalmente durante los primeros meses, pero las horas extras se incrementan. Obviamente, este no ha sido el caso en la presente recuperación, por lo menos, hasta ahora.

Nada de lo ocurrido nos sorprende, y de ahí nuestra vieja teoría del vaso medio lleno o medio vacío. Está claro, que hay cierto nivel de recuperación en el mercado laboral en Estados Unidos, pero, en nuestra opinión, aún lejos de lo exhibido en recuperaciones anteriores.

Algo nos queda claro. Esto no es tampoco un misterio: el actual nivel de explotación de la fuerza de trabajo, por el capital estadounidense, se ubica, actualmente, a una cota muy elevada y las empresas limitan al máximo su incorporación de nuevo personal, porque ello se reflejaría negativamente en sus ganancias. Todo esto aparte, de la enorme masa de capitales que anualmente abandona la frontera de Estados Unidos para radicarse en otros países del mundo, donde la tasa de ganancia es aún mayor.

Todo esto fue previsto, hace alrededor de 150 años, por un pensador genial. Fue un alemán, llamado Carlos Marx.

(El autor es Analista financiero del Sistema de Mercados y Tendencias).

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