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25 de Abril  2024 

Pocos ricos muchísimos pobres

Numerosas revistas se recrean comentando las enormes sumas de dinero que poseen unos pocos, mientras ignoran el hambre y la miseria que padecen centenares de millones de personas en el orbe


Martes 31 de Julio de 2018 | 12:00:00 AM 

Autor

Hedelberto López Blanch

Aunque parezca una aberración la realidad es que en este mundo de globalización capitalista, numerosas revistas del mundo se recrean comentando las enormes sumas de dinero que poseen unos pocos, mientras ignoran el hambre y la miseria que padecen centenares de millones de personas en el orbe. 

La publicación Forbes, dedicada a exaltar las riquezas de las personas más adineradas y a la par mostrar un mundo idílico para aquellos que algún día sueñan con tener una gran fortuna, destacó en un reciente número las tres dinastías familiares más ricas.

Estas son los Walton, que controlan la mitad de Walmart; los Koch, con intereses en distintas industrias; y los Mars, dueños de las mayores marcas de chocolates del planeta.

La fortuna de estos tres clanes suma 340 000 millones de dólares, una cifra superior al Producto Interno Bruto (PIB) de países como Colombia, Chile o Perú.

Las listas de riqueza que elaboran Forbes o la entidad financiera Bloomberg solo contemplan fortunas conocidas públicamente y no incluyen los recursos de fondos que no cotizan en bolsa y de los cuales no se tiene información.

Aseguran que las familias Rothschild o Rockefeller tienen recursos que se han vuelto demasiado difusos, con el paso de los años, como para darles una valoración precisa.

Los Walton tienen 151 000 millones de dólares; los Koch, 98 700, y los Mars, 89 700 millones de dólares. Otros como el dueño de Amazon, Jeff Bezoz o el de Microsoft, Bill Gates, por solo citar algunos, acumulan cifras que se acercan a los 100 000 millones.

Un estudio realizado por la Biblioteca  de la Cámara de los Comunes del Reino Unido indica que el mundo se encamina a un dominio económico por una minúscula clase, pues el 1 % de los más ricos acaparará antes de 2030 el 64 %  de la riqueza global en poco más de una década y es que actualmente la riqueza del segmento de la población más acaudalada esta creciendo a una media anual del 6 %  mientras que la de los demás lo hacen en 3 %.

Esa concentración de capitales en pocas manos es debido a la desigualdad de ingresos y la acumulación de activos y mayores tasas de ahorros al lado de los ricos, además de que los que más poseen tienen la posibilidad de invertir parte de sus riquezas en activos financieros lo cual les permite multiplicar sus ingresos.

La inglesa Organización No Gubernamental Orfam publicó recientemente, que el 82 % de la riqueza creada a nivel mundial había ido a parar al 1 % más rico sin que la mitad más pobre del orbe mejorara en lo absoluto. 

Asimismo, Bloomberg alertaba en diciembre pasado que en menos de una década los sectores de fondos Black Rock Inc. y Vanguard Group acumularán 20 billones de dólares, cifra muy por encima de los presupuestos anuales del gobierno de Estados Unidos. Si no se toman medidas para rescribir las reglas económicas mundiales, se está condenando a un futuro que seguirá siendo desigual lo que será moralmente malo y económicamente desastroso y provocará una explosión de inestabilidad, corrupción y pobreza.

Expliquemos un poco cómo se fueron conformando estas diametrales diferencias. El concepto de globalización irrumpió en el mundo moderno hace varias décadas impulsado por los países capitalistas desarrollados, las compañías transnacionales y los grandes medios de comunicación que se encargaron de edulcorar su accionar.

Sus impulsores la definen como un fenómeno de carácter internacional cuya acción consiste principalmente en lograr una penetración mundial de capitales (financieros, comerciales e industriales) para que el planeta abra espacios de integración y se intensifique la vida económica.

Aseguran que es un proceso de desnacionalización de los mercados, de las leyes y la política, y la detallan como la fase en que se encuentra el capitalismo a nivel mundial, caracterizado por la eliminación de las fronteras económicas que impiden la libre circulación de bienes, servicios y fundamentalmente de capitales.

Como consecuencia se ha llevado a cabo un proceso de desnacionalización impulsado también por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), lo que incrementó la entrada de los capitales transnacionales que han comprado empresas nacionales, medios básicos de producción y hasta controlan los mercados.

La expansión de la globalización indiscriminada motivó que en muchos países se privatizaran los servicios públicos con nefastas consecuencias para los habitantes de naciones desarrolladas como en desarrollo.

De tal forma, diversas compañías transnacionales controlan los servicios de agua potable, alcantarillado, electricidad, salud, educación, mientras los usuarios solo pueden acceder a estos, por las tarifas de pago que imponen las empresas sin que el Estado tenga poder para controlarlas.

Bajo esas condiciones, los estados nacionales son desmontados para convertirse en simples aparatos de seguridad de las transnacionales.

Datos aportados por Bloomberg y especialistas como el profesor Jason Hickel de la Escuela de Economía de Londres, sostienen que las 300 mayores fortunas del mundo acumulan más riqueza que los 3 500 millones de personas consideradas pobres.

Esta realidad se hace más insostenible para la mayoría de las personas del orbe que cada vez con mayor énfasis reclaman una globalización solidaria en vez de la actual globalización neoliberal.

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