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¿Un "golpe blando" en Ecuador?

Para los grandes núcleos de la oposición ecuatoriana y para sus cofrades allende las fronteras, en dicha nación se estructura lo que han dado en llamar eufemísticamente "golpe blando" 


Jueves 27 de Agosto de 2015 | 12:00:00 AM 

Autor

Luis Ubeda Garrido

En reiteradas ocasiones el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha denunciado la moderna estrategia desplegada por las élites económicas contra los gobiernos progresistas sudamericanos que sobresalen en las transformaciones socioeconómicas de sus respectivas naciones.

"Varios países están enfrentando las mismas estrategias de estos ‘golpes blandos’coordinados y ejecutados por sectores que quieren volver al neoliberalismo", reconoció el mandatario, e instó a los jóvenes a tomar el liderazgo y dar continuidad a los procesos revolucionarios.

Sobre los intentos de "golpe blando" en Ecuador, Jorge Miño, líder de la Juventud PAIS, del gubernamental Movimiento Alianza PAIS, "el único sentido que tienen estas acciones a nivel continental es electoral", por lo que consideró "un miedo" a que estos procesos progresistas sigan en el poder. "De ahí la importancia de que los jóvenes accedan a los espacios de participación si aspiran a que estos continúen", recomendó.

A mediados de agosto, la nación sobre la que ahora enfila con más saña sus cañones la plutocracia pitiyanqui (como suelen calificarla los revolucionarios bolivarianos), devino sede del Primer Encuentro Latinoamericano Progresista, con la presencia de 250 jóvenes de nueve países que debatieron, en particular, las experiencias en Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina y el país anfitrión.

Para un amplio sector de la juventud ecuatoriana quedó evidenciada la necesidad de que el proceso de la Revolución Ciudadana siga adelante y que sus transformaciones resulten irreversibles, y legitimó la convocatoria lanzada por el presidente Correa en cuanto a la necesidad de que las mayorías que respaldan al Gobierno se organicen.

Por su lado, Carlos Alberto Soto, de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), recordó que en su país se realizó el primer ensayo de intento de golpe mediático, o también llamado "golpe suave" en 2002 contra el Gobierno del presidente Hugo Chávez, y dijo que no es casual que se estén produciendo simultáneamente hechos similares en varios países progresistas y de izquierda.

"Hemos venido denunciando cómo esta práctica de sectores de la ultraderecha venezolana, coordinada con sus lacayos económicos y de ultraderecha de América Latina y con el financiamiento internacional, ha querido derrocar el Gobierno; lo hicieron con Hugo Chávez Frías y en la actualidad lo intentan con Nicolás Maduro Moros".

Sobre el tema, el boliviano Gabriel Villalba, de la agrupación Generación Evo, convino en que se ha pretendido seguir el mismo libreto contra el mandatario boliviano Evo Morales Ayma, y argumentó que el accionar de los facciones elitistas obedece a que "son las últimas trincheras de la oposición derrotadas en las urnas, que aún detentando el poder económico, intentan penetrar en el político de participación".

Villalba puntualizó que en Bolivia hay muchas facciones empresariales que participan en los intentos de derrocar al gobierno como el cementero y accionista de la cadena de comidas Burguer King, que apoya abierta y económicamente a las alternativas gubernamentales como, por ejemplo, la opositora alcaldesa de El Alto, Soledad Chapetón, o al Comité Cívico Potosonista (de Potosí), máximo responsable de los actos violentos acaecidos tres semanas atrás, en tanto camarillas empresariales y medios de comunicación hacen su parte con idéntico propósito.

Entre tanto, el presidente del Foro de Juventud de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el brasileño Pedro Henrichs, miembro de la organización juvenil del Partido de los Trabajadores (PT), destacó que la lucha en Brasil es similar, pero la defensa de la presidenta Dilma Rousseff es "más compleja por su bajo nivel de popularidad", y añadió que esos índices están condicionados por las campañas mediáticas en su contra.

"El principal factor de la baja popularidad de Dilma son las campañas masivas de los medios de comunicación", afirmó, y expuso que la derecha brasileña nunca aceptó la ascensión de las clases bajas ni compartir sus espacios cuando el PT llegó al poder en 2003 comandado por Lula da Silva.

Por último, Facundo Ballesteros, de la organización juvenil argentina La Cámpora, evocó que tanto el ya fallecido presidente Néstor Kirchner, y la presidenta Cristina Fernández, lo que hicieron fue devolverle a la juventud de su país la confianza en la política y en la importancia de su participación para transformar la sociedad y avanzar.

La reunión de Quito evidenció que a los "golpes blandos" hay que responder con mayor organización y participación; de lo contrario, estos procesos corren riesgos, y remarcó la importancia de estos eventos para trazar estrategias de acción regional, fortalecer los vínculos, conservar juntos alternativas y promover que todos los que se sientan revolucionarios, hagan suya la necesidad de defender estos proyectos y en explicarle al vecino por qué es tan importante que se siga profundizando en los procesos socioeconómicos de la región.

¡Qué más quieren!

Desde su llegada al Palacio de Carondelet en 2007, a Rafael Correa Delgado solo se le puede acusar de propiciar, en ese lapso, beneficios de diferente corte para la mayoría de la población. O lo que es igual: ocho años de estabilidad económica, social y política, aunque en esta última categoría haya quienes se confabulen para echar por tierra tales logros. Estos "confabulados" pretenden ignorar que Correa logró estabilizar a la nación que, desde el año 2000, vio desfilar a tres gobiernos prooccidentales, culpables todos de originar, por obra y gracia de las recetas neoliberales indicadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), catastróficas pérdidas económicas.

No es menos cierto que las actuales agresiones tienen sus orígenes con la llegada al poder de Correa en enero de 2007 y la puesta en marcha de la Revolución Ciudadana, acciones que de un tajo, cercenaron las políticas neoliberales precedentes y frenó de cierto modo la injerencia extranjera en el territorio. Algo más de tres años después se produjo, por primera vez en la historia de la nación andina, la brutal intentona golpista, desarticulada en pocas horas gracias a la firmeza del mandatario y de las fuerzas armadas leales.

Es menester, pues, responder con hechos a la palabrería barata orquestada por los medios de la oposición ecuatoriana: antes de 2007, solo alrededor de 50 % de las familias ecuatorianas podían cubrir con sus ingresos la canasta básica; hoy la cifra alcanza 93 % de tan vital indicativo. Asimismo, en la década de los 90, la pobreza se estimaba en 60 %, y en la actualidad ha disminuido a 22 % debido a las políticas económicas del programa denominado Buen Vivir.

A ello se añade el constante crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a un promedio anual de 5 % y los aportes de 25 % a la inversión pública, encaminado todo a combatir la desigualdad y reducir los índices de pobreza. En ese aspecto un medidor clave resulta la tasa de desempleo, situada en 4,5 % en 2014, sin duda una de las más bajas del continente, y que tuvo como efecto inmediato la reducción de la pobreza de siete puntos porcentuales.

Pero hay más. En estos años de Revolución Ciudadana se han aprobado  unas 180 leyes para transformar las relaciones de poder e impulsar garantías sociales a todos los ciudadanos. Por ejemplo, el total de matrículas en el sistema público creció de 2 604 000 a 3 479 000, mientras se invirtieron más de 1 000 millones de dólares en nuevas universidades y la cantidad de becas gratuitas sumaron 10 482 estudiantes cuando en el período de 1994 a 2006 solo se entregaron a 237 alumnos.

Naturalmente, las inversiones en salud pública también han sido notorias sobrepasando los 12 000 millones de dólares, mientras que alrededor de 20 000 médicos se afiliaron al sistema público, de ellos casi 5 000 egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba (Elam).

Por si no bastase, días atrás el presidente Rafael Correa inauguró tres centros de salud en los cantones de Salcedo, Saquisilí y Zumbahua, de mayoría indígena, ubicados en la provincia andina de Cotopaxi, en el centro del país, que contribuirán a la atención de más de 55 000 personas de esas zonas, gracias a una inversión superior a siete millones de dólares. ¡Qué más quieren!

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