Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:20 pm
La economía de Brasil está sumida en una recesión y padece de alta inflación; además el sector exportador se ha deteriorado. Para muchos estudiosos, tal situación representa una oportunidad para México, ya que puede presentarse como una alternativa para atraer capitales y mejorar el desempeño de la actividad económica, coincidieron expertos.
"Puede ser una buena oportunidad si México sabe capitalizar y hace a un lado los escándalos que ha padecido en los últimos días", dijo el profesor del departamento de Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe, Adolfo Laborde.
Veamos: En 2014, Brasil tuvo 62 495 millones de dólares (mdd) en Inversión Extranjera Directa (IED), mientras que la de México ascendió a 22 795 mdd, según cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). Sin embargo, en lo que va de año, ambas economías han tenido un desempeño disparejo. ¿Por qué? El gigante sudamericano envía gran parte de sus productos a China, Europa y Argentina, regiones que han tenido un débil dinamismo, mientras que 80 % de las exportaciones mexicanas van hacia Estados Unidos, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) creció 2,3 % en el segundo trimestre de 2015..
"Los mercados exportadores de Brasil están en problemas y el mercado exportador por excelencia de México, no lo está", comentó el economista senior de Wells Fargo, Eugenio Alemán. Y el diario Financial Times puntualizó: "Si México arreglara su Estado de Derecho, las entradas de inversión extranjera directa pudieran elevarse a la de los niveles brasileños, aproximadamente 13 000 millones de dólares adicionales anualmente.
Y en la vieja Europa, las instituciones comunitarias han logrado neutralizar en buena medida los impactos de la crisis de Grecia, aunque no deja de tener pendientes importantes y cruciales desafíos. La UE necesita combatir el estancamiento de la economía al tiempo que crece la presión sobre el estado del bienestar de una sociedad más envejecida.
Aunque se haya logrado poner en pausa la crisis griega, la situación económica en Europa sigue siendo sombría. El crecimiento de la Eurozona es ligeramente superior a los niveles cuasi recesivos de hace unos meses, pero las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2015 y 2016 apenas superan 1 %. El desempleo sigue por encima de 11% y es dos veces esa cifra entre los jóvenes (que a su vez es el doble en países como Grecia y España).
El verdadero reto en Europa es la persistencia del estancamiento y las crecientes presiones fiscales sobre el sector público debido a estados de bienestar que se encuentran sobre exigidos por el rápido envejecimiento de la población. Habrá que encontrar soluciones audaces a cinco problemas vinculados entre sí para poder recuperar el crecimiento, las oportunidades, la prosperidad y la estabilidad financiera.
El primero, y para muchos el más neurálgico, es el fiscal: La tasa impositiva necesaria para financiar el gasto social debe equivaler a la relación entre el número de personas que reciben beneficios y el número de contribuyentes (la tasa de dependencia), multiplicada por el beneficio promedio con respecto a los ingresos que se gravan (la tasa de reposición). O sea, demasiados europeos reciben muchos beneficios, pero hasta ahora la mayor parte de los gobiernos han eludido hacer frente a esta realidad, asumiendo niveles enormes de deuda para posponer este necesario ajuste de cuentas.
Por último, con el lanzamiento del AIIB y el Silk Road Fund el pasado 29 de junio, China pulsea con Japón por la influencia regional; este sigue siendo el donante más generoso en Asia, como un medio de mantener su influencia regional, pero el gigante asiático está incrementando rápidamente sus contribuciones. En esta suerte de match financiero entre ambas naciones, sin duda Asia va a salir beneficiada. (Fuentes: Reuters, Expansión.com y Andbank)
