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Apoya Basal adaptación al cambio climático en el sector agropecuario

Tras ocho años de implementado, el proyecto clasifica entre los más reconocidos por su aporte en la reducción de vulnerabilidades, en la transferencia de tecnologías y la aplicación de buenas prácticas


Miércoles 12 de Mayo de 2021 | 12:00:00 AM 

Autor

Ledys Camacho Casado

Con excelentes resultados califican el proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local (Basal), tras más de ocho años de su implementación (2012-2020), en apoyo al proceso de adaptación al cambio climático en la rama agropecuaria cubana.

La iniciativa, liderada por la Agencia de Medio Ambiente y el Instituto de Geografía Tropical del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), contó con el acompañamiento del Ministerio de la Agricultura (Minag) y fue implementada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, con financiamiento de la Unión Europea y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, Cosude.

Reconocida por las instituciones nacionales y los socios de esta cooperación como una experiencia líder en Cuba en el tema de la reducción de las vulnerabilidades y la adaptación al cambio climático en el sector agropecuario, Basal sobresale por su carácter innovador y el enfoque integrador promovido para la adaptación en esta esfera.

Según se reconoce en el informe de su Evaluación Final, este preoyecto logró materializar el vínculo ciencia-tecnología-producción, permitió movilizar comunidades diversas y desarrollar procesos complejos de transferencia de tecnologías y de prácticas agropecuarias para la adaptación al cambio climático, de forma exitosa.

El texto presentado en la capital cubana por Juan Mario Martínez Suárez, director del proyecto, señala que las experiencias, buenas prácticas y metodologías validadas por Basal han sido replicadas o integradas en otras iniciativas que se implementan en el país, a favor de la sostenibilidad de la producción de alimentos y el desarrollo local.   

Su estrategia de intervención abarcó inicialmente tres municipios, relevantes en la producción nacional de alimentos (Los Palacios con el arroz, Güira de Melena por cultivos varios y Jimaguayú en la leche). En una segunda etapa, se amplió el alcance mediante la réplica de las mejores prácticas de adaptación en otros diez territorios: Pinar del Río, Consolación del Sur, Artemisa, Alquízar, Martí, Perico, Yaguajay, Florida, Camagüey y Minas.

Explicó el experto que también se adicionaron 20 municipios de las provincias Pinar del Rio, Artemisa, Mayabeque, Matanzas y Camagüey, los cuales fueron beneficiados con la difusión de conocimientos, buenas prácticas, herramientas y lecciones replicables a favor de la sostenibilidad alimentaria local.

En el informe se destaca el modelo integrador, validado con la experiencia de Basal para el proceso de adaptación al cambio climático en el sector agropecuario cubano, y distinguido por el Minag como pertinente para la implementación de la Tarea Vida en esta rama e integrado a los planes de desarrollo a nivel nacional y local.

Más de 19 000 personas (de estas 4 600 mujeres) en 13 municipios han sido beneficiadas al incrementarse la capacidad de adaptación de sus entidades ante los impactos del cambio climático y, más de 1,8 millones de pobladores, entre estos 900 000 féminas de esos territorios, se favorecieron indirectamente al incrementarse la capacidad de adaptación de sus localidades.

Se conoció que más de 79 000 hectáreas mejoraron su resiliencia con la adopción de 42 prácticas y tecnologías agropecuarias para la adaptación al fenómeno del calentamiento global, agrupadas en ocho ejes estratégicos: suelos, agua, producción de semillas, buenas prácticas para la diversidad, manejo integrado de plagas y de especies invasoras, energía, procesamiento de producciones agrícolas-minindustria y género.

Basal también posibilitó la consolidación de servicios especializados para productores mediante Redes de Información Agrometeorológica y Productiva y el funcionamiento de 12 Centros de creación de capacidades y gestión del conocimiento en 11 municipios del país, con servicios de capacitación y gestión de información relevante en estas temáticas.

En resumen, fueron generadas y validadas por los gobiernos locales de diez municipios, herramientas clave para la incorporación de la adaptación en la planificación del desarrollo agropecuario territorial (Modelos de ordenamiento ambiental, Planes municipales de adaptación al cambio climático para ese sector, entre otras).

Basal sirvió además para demostrar la efectividad de las medidas de adaptación implementadas con mediciones en sitios de referencia, que evidencian mejoras de las propiedades físicas de los suelos; por ejemplo, un 30 % de disminución de la dureza y 17 % de aumento de materia orgánica, incremento de más del 20 % de la eficiencia del uso del agua para el riego a nivel de fincas y el ahorro total estimado en más de 15 millones de m3.

Se logró el incremento de rendimientos promedios por la aplicación de las Buenas Prácticas en 1,4 toneladas por hectárea (t/ha) para el arroz; 1,25 t/ha para granos (frijol y maíz); seis t/ha para hortalizas; 15 t/ha para las viandas; 14 t/ha para pastos y forrajes y 2,6 litros de leche por vaca cada día.

Se desarrollaron Modelos de sostenibilidad energética municipales en dos de los principales sitios (Los Palacios y Jimaguayú), a partir de acciones basadas en el uso de las fuentes renovables de energía, la eficiencia energética y el control del uso y consumo de los combustibles y la electricidad, que han promovido un cambio significativo en la forma de gestionar la energía a menor escala, fundamentalmente en los procesos de la producción agropecuaria local.

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