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Una vía para la recuperación ganadera

El país se ha propuesto alcanzar un 52 % de las hembras bajo el método de inseminación artificial al cierre de diciembre de 2019


Martes 29 de Enero de 2019 | 01:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

En la finca Santana, en Tapaste, provincia de Mayabeque, el productor ganadero Enrique Quintana Estévez sigue la tradición familiar y cuida de su ganado de principio a fin. Pero, ávido de sumarle conocimientos a lo que aprendió de sus mayores, se hizo técnico en inseminación y hoy su rebaño no tiene que esperar por nadie cuando las vacas entran en celo.

Cebúa, Rojiza, Mariposa, Patilarga, Rosilla, Peruana y La India le dan las señales y él, conocedor, entra en acción para aprovechar el breve plazo del celo para aplicar dos dosis de semen, como establecen los manuales de procedimientos técnicos. El resultado está en la rústica nave aledaña a su casa: terneros sanos y con buen peso y vacas que pueden dar hasta 18 litros de leche diariamente.

“Antes, mis animales no tenían esta talla y esta producción de leche. Ahora todo cambió, una novilla en el primer parto, puede dar entre 10 y 12 litros de leche. A quienes no empleen la inseminación artificial les aconsejo que se hagan inseminadores o se integren en este mundo, porque van a ver cómo su ganado va a cambiar y no tendrán que depender de nadie”, recomendó este campesino de la Cooperativa de Créditos y Servicios Nelson Fernández, atendida por la Empresa Agropecuaria Nazareno, de Mayabeque y la Empresa Inseminación Artificial.

Además de la mejora genética, sostiene, este método de reproducción es más higiénico y posibilita prevenir enfermedades que puede transmitir el toro, lo que redunda en resultados superiores. “Lo mío no es tener muchas vacas sino, con menos animales tener mayor producción”,  apunta Fernández.

Las partes y el todo

Este productor es uno de los ejemplos de la efectividad de la inseminación artificial (IA), una práctica que existe en las vaquerías estatales y se promueve entre los tenedores privados de ganado, como parte del Sistema Integral de Atención a la Reproducción (SIAR), aprobado por el Ministerio de la Agricultura en agosto de 2017, teniendo en cuenta que la reproducción, unida a la nutrición, la salud animal y la genética constituye un eslabón decisivo en la recuperación y desarrollo de la ganadería.

La norma legal dispone que los tenedores de ganado vacuno, de más de 10 vacas, que soliciten y se le entreguen o hayan adquirido anteriormente tierras en usufructo, en el plazo máximo de un año, están obligados a implementar la tecnología de inseminación artificial siempre que existan las condiciones para este servicio. Se precisará jurídicamente en el contrato de usufructo de la tierra.

Entre los fines del sistema se incluye desde elevar el control de la reproducción en las empresas del país; incrementar el número de vacas bajo inseminación artificial, así como coordinar la actividad de la reproducción, incluida la formación, capacitación y actualización de los técnicos inseminadores.

A la Empresa de Inseminación Artificial le corresponde contribuir a incrementar  la reproducción, garantizar la distribución  de los materiales técnicos  para la  inseminación artificial en todas las especies  y la producción de los medios de identificación del ganado.

De acuerdo con Enrique Navarro Navarro, director general de la empresa, el objetivo del SIAR para 2019 es alcanzar el 52 % de las hembras aptas para la reproducción en inseminación artificial. “Este trabajo se inició en el año 2017, tomando como referencia los datos de inicio, se ha avanzado modestamente: se ha crecido 6,3 % de hembras en IA”.

El país inicio la aplicación del sistema con la existencia de 423 598 hembras vacunas atendidas mediante ese método reproductivo. Al cierre de diciembre de 2018, se alcanzó tener bajo esa tecnología a 484 569 y el objetivo para 2019 es 746 395. A juicio de Navarro Navarro, lo más importante del programa es que se ha detenido el decrecimiento de la hembra en IA. 

Según explicó el director general, están registrados 21 833 productores individuales con  más de 10 vacas para certificarles el cumplimiento de la política genética y de ellos fueron visitados 19 549, de los cuales aceptan aplicar la inseminación artificial 18 141 que representan, el 93 %, mientras que a 1 231 (7 %), se les otorga la excepcionalidad para el uso de un semental con valor genético. En estos casos se le ofertan sementales registrados o se crean puntos de monta estatales para este servicio con animales afines a la política genética aprobada.

No cae del cielo

Además de la voluntariedad de los productores para aplicar la IA -todavía falta visitar a 50 000-, se requiere de otros elementos que posibiliten realizar este proceso. Según Navarro, el país dispone de un banco genético de semen de los mejores ejemplares y la empresa produce cada año esperma vacuno y de otras especies, para satisfacer las necesidades del país.

Para 2019, la entidad proyecta producir 1 600 000 dosis de semen bovino de alto valor genético y de estas,  comercializar 660 000, así como producir  43 100 dosis de otras especies.

Para el SIAR, se han entregado de 260 termos de trabajo para el inseminador y 80 de estación para semen y nitrógeno y está previsto en el plan de importaciones 300 de trabajo y 200 de estación.

Un elemento esencial es la fuerza técnica, con una demanda, para que se sumen a los existentes, de 1 141 nuevos técnicos: 706 inseminadores, 299 fisiopatólogos (para la atención a las hembras) y 211 andrólogos (dedicados al cuidado de los machos).  Hasta el momento, se han graduado 553 inseminadores, 75 fisiopatólogos y 58 andrólogos, para un total de 726.

Con el objetivo de alcanzar las cifras que respalden el programa de reproducción, se desarrollan programas de formación, por lo que entre graduados y estudiantes, suman 968 inseminadores (84,8 % de la demanda); 92 fisiopatólogos (31 % de lo requerido) y 70 andrólogos (33 % de los necesarios).

Según destaca el director general de la Empresa de Inseminación Artificial, que produce y distribuye el semen requerido para ser aplicado por las empresas agropecuarias del país, se estudian variantes para la obtención de equipamiento y medios de transporte que garanticen la movilidad de los inseminadores en las diferentes rutas para llegar a productores que en no pocos casos están en lugares distantes y de difícil acceso.

De acuerdo con Navarro, la efectividad de la inseminación artificial en el país es de 40 %, aunque algunos inseminadores alcanzan el 60 %. El toro, además de ser potencialmente un agente de transmisión de enfermedades, logra apenas un 30 % de efectividad. Una dosis de IA puede contener hasta 15 millones de espermatozoides.

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