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La naturaleza al desquite

En el país se desarrollan evaluaciones de impacto ambiental posterior al desastre, rectoradas por la Agencia de Medio Ambiente, dio a conocer la Defensa Civil en su informe sobre los daños


Jueves 12 de Octubre de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Los paisajes costeros, con playas y mangles, los bosques naturales del lomerío del centro de Cuba cegaron la vista de Irma, demasiada belleza. Entonces, con sus vientos devenidos tentáculos golpeó como y donde quiso, con una fuerza que todavía deja huellas. Pero, la naturaleza buscará siempre caminos para reverdecer y, de paso, recordarle a las personas sobre las agresiones que siempre cobran la cuenta.

La cayería norte de Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, las costas al norte de Camagüey y Matanzas y otros muchos sitios fueron impactados. La evaluación de las entidades locales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), no se hicieron esperar y los expertos han dado a conocer algunas de las principales afectaciones.

Según los reportes, los daños no son exclusivos de la costa norte -donde fue más fuerte el impacto de los vientos y las inundaciones costeras provocadas por el más poderoso huracán formado en el Atlántico-, sino que también se reportan en algunos puntos de la costa sur. En Camagüey, expertos aseveraron que, en ese territorio, el componente natural más dañado de los agroecosistemas fueron los suelos, con una pérdida estimada de alrededor de 10 110 toneladas, como consecuencia de la erosión ocasionada por los efectos del evento meteorológico.

No obstante los prejuicios que trajo Irma, los expertos han expresado su confianza en la capacidad de la naturaleza para revertir, a mediano plazo, buena parte de los destrozos que dejó hace casi un mes el meteoro.  Según dio cuenta un informe de especialistas de Matanzas, en los lugares de ese territorio donde estaban presentes “amigos naturales” como el uveral, el manglar y el matorral xeromorfo costero, la infraestructura económica y social ubicada detrás estuvo mucho más protegida.

A casi un mes del huracán, la naturaleza emprende el desquite, y con la ayuda humana, la recuperación será mejor.

Daños a la flora

La flora camagüeyana fue impactada por los vientos y en los bosques naturales y de plantaciones de los municipios de Sierra de Cubitas y Esmeralda quedaron dañadas unas 23 8000 hectáreas, gran parte de estas aprovechables y recuperables.

En las áreas protegidas de la región norte, como Limones-Tuabaquey, Los Ballenatos y manglares de la Bahía de Nuevitas, el refugio de fauna del río Máximo, y los cayos Sabinal y Romano, las afectaciones son apreciables en el paisaje y la vegetación, en especial en los bosques de mangle, alertaron los expertos.

En la central provincia de Sancti Spíritus, según expertos del Citma, el daño más importante ocurrió en la zona costera del norte, donde se vieron afectadas más de 3 800 hectáreas de manglares localizados en el Parque Nacional Caguanes, compuesto por Cayo Caguanes, la Ciénaga de Guayaberas y 10 islotes denominados Cayos de Piedra, debido a la morfología única de su tipo en todo el archipiélago y que constituye una de las principales áreas protegidas declaradas por la Unesco como Reserva de la Biosfera.

Por su localización costera y la distancia de cualquier vertido industrial, Caguanes concentra una de las mayores poblaciones de manglares del país. Especialistas del Citma en la provincia espirituana estiman que alrededor del 60 % ha sufrido daños.

En tanto, también fueron afectadas áreas boscosas de Banao, Sancti Spíritus y Topes de Collantes en Trinidad, donde se concentran importantes especies cubanas. Esos bosques han sufrido el devastador efecto de los vientos huracanados, que han causado la pérdida de hojas que imposibilitaba la fotosíntesis y por tanto la regeneración natural de las plantas, por lo que se recomendaron y emprendieron acciones de saneamiento.

La fauna

El dato más curioso de los daños sobre la fauna provino del Refugio de Fauna Lanzanillo Pajonal Fragoso,  al norte de la central provincia de Villa Clara. Aunque tras el paso del huracán, expertos alertaron sobre la posible desaparición de la jutía rata que habita en el país únicamente en Cayo Fragoso, al norte de la ciudad de Caibarién, Villa Clara, reportes recientes dan cuenta del hallazgo de 10 ejemplares de esa especie (Mesocapromisauritus) en el manglar de la zona de Bocoy, en Cayo Fragoso, al norte de esta ciudad, donde se concentraba el mayor número de los nidos de esa especie.

Antes de Irma se había confirmado la existencia de 88 refugios de jutía rata, sin embargo, tras una inspección en el terreno solo habían aparecido dos deshabitados. Expediciones posteriores a Cayo Fragoso, por indicación de la Empresa Nacional de Flora y Fauna, comprobó la existencia de varios nidos y ejemplares. La especie está en peligro crítico de extinción a causa de su localización en un ecosistema frágil.

Los expertos indicaron que el programa de monitoreo durante el tiempo que se considere necesario -sin estresar a los animales existentes-, para hacer una evaluación profunda e integral del estado de la población y precisar los daños provocados por el huracán. En el lugar sí apreciaron gran cantidad de aves, entre ellas pelícanos, corúas, garzas, así como excrementos y rastros de la jutía conga e iguanas.

En la costa norte de Camagüey, principalmente en la Bahía de Nuevitas, la fauna marina sufrió grandes daños. De acuerdo con expertos, “es palpable la ausencia de crustáceos, cangrejos, cochinillas de mar, y la muerte de erizos verdes. No se reportan considerables menoscabos en los peces de este litoral”, apuntó.

En el Parque Nacional, con más de 22 000 hectáreas de mar, islotes y tierra firme desde Cayo Aguada hasta Cerrotico de Judas y que constituye área núcleo dentro de la Bahía de Buenavista, una extensa franja que abarca territorios de las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila, reconocida como Reserva de la Biosfera y Sitio Ramsar desde el año 2000, se reportó la muerte de más 500 flamencos rosados, garzas de diferentes especies, corúas, sevillas y cocos.

La buena noticia que dieron los especialistas que recorrieron la zona es que la considerable presencia de avifauna, lo que indica que Caguanes podrá continuar el proceso de recuperación de las áreas iniciado hace unos años y que incluyó el cierre de tres centrales azucareros y una fábrica de levadura torula y con ello, el fin de la contaminación que generaban.

Playas

Varias playas del país sufrieron los embates de Irma. En las del Este de La Habana, las representaciones del Citma y del Ministerio de Turismo trabajan por restituir la arena a su lugar original, después de ser arrastrada por la penetración del mar, las lluvias y el viento, ocasionados por el paso el huracán Irma.

En varios sectores de ese litoral -Santa María del Mar, Tropicoco y Boca Ciega-, donde desde hace unos años se desarrolla el Proyecto de Rehabilitación y Mantenimiento de las Playas del Este, se produjeron solo pequeños escarpes en las dunas. En el caso del Rincón de Guanabo, como consecuencia inmediata del meteoro, desapareció la morfología del perfil de la playa, quedó aplanado el montículo e invadió la arena el interior del manglar, donde el arrecife de coral atenuó la acción del oleaje.

En Jardines del Rey, Irma  provocó afectaciones severas en ocho kilómetros de playas, de los 36 existentes en los cayos Guillermo, Coco y Paredón Grande, mientras que los seis kilómetros del litoral rehabilitados allí el pasado año resistieron los embates del huracán con afectaciones mínimas.

De acuerdo con expertos de la Unidad de Medio Ambiente de Camagüey, las inundaciones costeras originadas en playa La Boca, del polo turístico de Santa Lucía, en la costa norte, y Florida, en la sur, provocaron las mayores destrucciones. Entre las secuelas inmediatas en el balneario de Santa Lucía se encontraron pérdidas de arena de la duna -arrastrada a unos 100 metros de la línea de costa-, el incremento de escarpes -rocas que cortan el terreno-, y piedras en los frentes de playa. Ocurrieron también derrumbes totales o parciales de construcciones sobre la arena, lo que confirma la necesidad de proteger las dunas y continuar con las labores de eliminar las construcciones sobre estas.

Irma sacó a la luz una verdad: las acciones para revertir los daños antrópicos al entorno, dan algunos frutos. De acuerdo con Miguel Izquierdo Álvarez, de la empresa de inversiones Gamma S.A., del Citma, las playas donde el vertimiento de arena ensanchó unos 50 metros el área del litoral fueron capaces de soportar los embates de un huracán categoría 5 en la escala Saffir Simpson al disminuir el impacto directo sobre la costa.

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