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Alentador año en fábrica de calzado de Manzanillo

Esperan cerrar 2017 con la entrega de 200 400 pares de zapatos. Preparan nuevos surtidos en camino hacia la diversidad


Viernes 06 de Octubre de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Amado de la Rosa Labrada

Aunque lejos todavía de sus reales potencialidades, la Unidad Empresarial de Base Onell Cañete, de la ciudad de Manzanillo, se propone cerrar este año con la entrega de 200 400 pares de zapatos, destacó la directora de esa entidad, Marjoris Blázquez Anache, quien aseguró que disponen de la materia prima necesaria para elaborar los surtidos propuestos.

Añadió que para mayor satisfacción de los trabajadores de esta industria del calzado de la provincia de Granma, el período anual comenzó muy diferente a la grave situación que afrontaron años atrás cuando llegaron a pensar que se cerraría la fábrica por el déficit de materia prima, publica el sitio web de la emisora local Radio Granma.

La directora de la Onell Cañete subrayó que ahora “gracias además al decidido apoyo y alto sentido de pertenencia de los hombres y mujeres que aquí laboran, se transforman aquellos días difíciles. Al cierre del primer semestre ya cumplimos las ventas con más de 2 000 000 de pesos sobre lo planificado; logramos utilidades y el valor agregado bruto cerró con buenas cifras”.

El colectivo laboral con más de cuatro décadas de profesionalidad y experiencia productiva, confecciona fundamentalmente botas a partir del empleo de materias primas nacionales e importadas, mediante diseños que procuran la mayor satisfacción del cliente y una adecuada relación calidad-precio, durabilidad y confort.

Las principales producciones de esta industria se destinan a varios sectores de la economía nacional e instituciones de la defensa, entre esos los ministerios de la Agricultura, Comercio Interior, Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Interior.

Diversificar producción

Junto a las labores tradicionales, comenzaron a incorporar otros surtidos en interés de diversificar sus producciones con la entrega de nuevas líneas de sandalias, botas alternativas,  carteras y vainas para cuchillos y machetes que  se comercializan en la red de mercados  industriales de la ciudad, con gran aceptación entre los compradores que ven con buenos ojos la aparición de tales útiles.

Sin dudas, esta fábrica se ubica en los planes del país dirigidos a la revitalización y desarrollo de producciones en industrias que puedan contribuir a la sustitución de importaciones, en este caso con calzados que además de satisfacer los pedidos de diversos organismos, también consigan destinar una buena parte al mercado interno, en variada gama, atractiva, más económica y,  sobre todo,  de calidad, como exigen los consumidores cubanos.

Hoy en la fábrica Onell Cañete también piensan que quizás algún día puedan asumir  determinadas  exportaciones a partir de que consigan incrementar sus resultados fabriles de manera sostenida, con productos competitivos, capaces de ganar espacios en exigentes mercados foráneos, empeño que deviene otro de los objetivos a los cuales el país brinda máxima prioridad.

Tales propósitos resultan retos permanentes para su colectivo laboral que, a partir de la calificación técnica de que disponen, su experiencia y la disposición productiva de sus trabajadores se esfuerzan por asegurar la supervivencia de su organización empresarial.

Quehacer creador

Blázquez Anache informó que prevén rescatar igualmente la fabricación de almohadas y otros artículos para el hogar, propósito en el que resulta imprescindible el quehacer creador e innovador de técnicos y demás especialistas de la fábrica “ahora inmersos en resarcir las roturas de una tecnología muy vieja y otra más actual, pero sin piezas de repuesto suficientes”, expuso la  empresaria a reporteros locales.

Como ejemplo de la decidida labor y el entusiasmo que prevalece en este colectivo, la titular significó que en el mes de julio último declararon de Excelencia Industrial a los dos talleres de esta UEB. “Actualmente, recalcó, la responsabilidad y el sentido de pertenencia de los trabajadores de nuestra entidad crece y auguramos un buen futuro con la contribución  de todos”.

Según el testimonio del colega Roberto Mesa Matos, de Radio Granma, en ambos talleres salta a la vista de los visitantes la pericia de los trabajadores, hombres y mujeres, en un oficio al que entregan cada día sus mayores empeños.

Este año, nuevas inversiones se encaminarán en el centro, con el propósito de estabilizar su capacidad fabril mediante el montaje y la puesta en funcionamiento de nuevos medios tecnológicos en algunas de sus líneas, que ayuden a incrementar la productividad del colectivo y por consiguiente el nivel salarial.

Al respecto el trabajador Hugo Andino Rojas, especialista en calzado y talabartería de la fábrica manzanillera señala que “hay aquí insatisfacciones con el salario, pero tenemos claro que para salir adelante necesitamos producir y hacerlo bien; la gente tira pa’lante; no hay límite de hora para reparar las máquinas  que se afectan”.

Tradición local

Entre las tradiciones más añejas de Manzanillo, el oficio de zapatero constituye en buena medida uno de los quehaceres artesanales de gran arraigo popular, que ha subsistido en el tiempo, promovido por hombres y mujeres, muchos verdaderos artífices, quienes han trasmitido de una a otra generación el arte para hacer buen calzado, incluso bajo cánones de la producción industrial.

Por tal razón, su fábrica Onell Cañete, creada luego del triunfo de la Revolución -que acogió a zapateros de las pequeñas fábricas y “chinchales” existentes entonces en la localidad y también abrió sus puertas a jóvenes que encontraron aquí una plaza laboral segura-, constituye desde su fundación símbolo de las raíces proletarias, que germina y persiste entre los trabajadores manzanilleros de ese sector.

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