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Cuba da pasos firmes en la aplicación de tecnologías energéticas eficientes

Evalúan expertos de organismos internacionales viabilidad de proyecto ejecutado por la Oficina Técnica de Ozono de Cuba (OTOZ)


Miércoles 05 de Julio de 2017 | 12:00:00 AM 

Autor

Ledys Camacho Casado

La Oficina Técnica de Ozono de Cuba (OTOZ) recien recibió una visita de expertos del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal (FMPM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), quienes evaluaron la viabilidad de los planes en materia medioambiental ejecutados en la Mayor de las Antillas.

El examen incluyó en particular los resultados del proyecto Demostrativo para el manejo integrado en el subsector de las máquinas centrífugas enfriadoras de agua (Chillers) en Cuba, dirigido a la aplicación de tecnologías energéticamente eficientes y libres de clorofluorocarbonos (CFC)”.

Segun informó Eleonaivys Parsons Lafargue, especialista en Comunicacion Social de la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (Aenta), los funcionarios visitaron instalaciones del Centro de Isotopos (Centis), el Teatro Nacional de La Habana y los hospitales Arnaldo Milián Castro en la provincia de Villa Clara; el Olo Pantoja, en Santiago de Cuba y el Agostinno Neto, en Guantánamo, todos seleccionados para la instalación de chillers.

Explicó Parsons que durante el recorrido de la comisión por las entidades mencionadas los visitantes exaltaron los beneficios del equipamiento y los considerables aportes en el ahorro energético que genera la tecnología instalada.

Tambien se analizó el funcionamiento de los equipos y la formación de técnicos de mantenimiento y operadores para su manejo e instalación, así como las estrategias para mantener la sostenibilidad del proyecto.

Los expertos calificaron de satisfactorios los resultados del proyecto que cumplió los objetivos de contribuir a eliminar las dificultades para el reemplazo de las máquinas enfriadoras de agua con CFC

Ese proyecto, apoyado por el PNUD, forma parte de la estrategia nacional para la eliminación de los CFC, y repercute específicamente en el sector del acondicionamiento del aire.

Cuba cumple con el cronograma para ejecutar en los plazos y términos previstos, las acciones referidas al plan nacional de eliminación de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SAO), a partir de lo establecido por el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal.

Se trata de un programa basado en los fundamentos de la legislación ambiental que acompañan la actualización del modelo de desarrollo socioeconómico en esta nación antillana, que está en marcha desde hace más de tres lustros y con las miras puestas en 2030.

Además de constituir un reto para el sector industrial y productivo, tiene en cuenta los proyectos de desarrollo de la Isla caribeña y su conducta responsable ante los acuerdos a escala global, pues los relevantes resultados en el Protocolo de Montreal responden a la exigencia y profesionalidad en la consecución de las metas concernientes a la eliminación de las referidas SAO, compuestos que en su mayoría actúan como potentes gases de efecto invernadero, por lo que su progresiva reducción es también un aporte al enfrentamiento y mitigación de los efectos del cambio climático.

Tras cumplir con éxito la eliminación del uso de los clorofluorocarbonos (CFC), el tetracloruro de carbono y del bromuro de metilo, entre otras sustancias, el país ahora se concentra en los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), en un proceso acelerado de reconversión, sustitución y eliminación de esos dañinos elementos, para reducir su utilización en los diferentes sectores productivos, comerciales y de servicios.

Es de destacar la supresión casi total y en un tiempo muy breve de los CFC en la refrigeración doméstica, algo inédito en el orbe pues ninguna otra nación ha logrado ese propósito de modo tan masivo como ocurrió en la Mayor de las Antillas gracias a la Revolución Energética emprendida en la primera década de 2000.

Ese proyecto permitió la sustitución de los aparatos electrodomésticos que empleaban los CFC, y propició además un considerable ahorro de combustible debido al menor gasto de energía, por ejemplo, de los refrigeradores distribuidos a la población.

Además de la refrigeración doméstica y comercial, se benefició con esa medida la fabricación de aerosoles farmacéuticos e industriales mediante la reconversión tecnológica de las plantas productoras que pasaron a elaborar los con propelentes ecológicos, y se facilitó la erradicación del uso de halones en los extintores de incendios.

Todo ello hasta lograr poner punto final a las importaciones de esos compuestos en los plazos establecidos.

También el bromuro de metilo se dejó de emplear en la rama agrícola como plaguicida en la fumigación de semilleros de tabaco y en cultivos protegidos,  reemplazado por métodos biológicos alternativos de control de plagas, el uso de injertos y otras tecnologías más amigables con el entorno (tampoco se aplica en el saneamiento de silos, almacenes e instalaciones de la industria alimenticia y en la transportación de mercancías).

Desde 2013 el país logró el congelamiento de la importación de los HCFC y ahora se apresta a la erradicación paulatina de su uso por las diferentes vías posibles, teniendo en cuenta que son muy empleados en la climatización y refrigeración industrial y, además de afectar la capa de ozono acentúan el calentamiento de la atmósfera terrestre.

Durante el 2015 Cuba redujo en un 10 % el consumo de estos gases, mientras según el cronograma, para 2020 se prevé una rebaja del 35,55 %; 67,5 % en 2025 y 97,55 % en 2030.

Fuentes de OTOZ indican que a largo plazo, y de forma progresiva, se procede a suprimir los HCFC del sector industrial del país, y en ese sentido varias fábricas y entidades se encuentran en proyecto para reconvertir sus plantas productivas.

Otro logro es el proyecto demostrativo de recuperación, recolección, transportación, almacenamiento y destrucción de SAO, que consiste en aniquilar el refrigerante contaminado y recuperado en gran parte durante el cambio de equipos ineficientes en la Revolución Energética, para evitar su emisión a la atmósfera.

Se cuenta para eso con una planta de tecnología japonesa en la fábrica de cemento Siguaney, en Taguasco, Sancti Spíritus, que ya está en marcha, tras una considerable inversión que permite destruir de forma ambientalmente segura todo el refrigerante nocivo recopilado.

Se organizan cursos de capacitación y entrenamiento de buenas prácticas de refrigeración y aire acondicionado y de reconversión de equipos a alternativas libres de HCFC, dirigido a mecánicos y técnicos de esta esfera, más otros para inspectores de aduana quienes se especializan en la detección de las SAO en frontera, entre otros conocimientos.

Otras acciones relacionadas con ese propósito son la reconversión de cinco empresas que fabrican espumas rígidas de poliuretano destinadas a la producción de paneles de aislamiento empleados en techos, paredes, sótanos, cámaras frías, salas refrigeradas, entre otros, a tecnologías libres de SAO no perjudiciales a la capa de ozono y de poca incidencia en el calentamiento del planeta.

Relevante resulta en esa lista de éxitos la reconversión tecnológica de la Planta de Aerosoles de la Empresa Farmacéutica Reinaldo Gutiérrez, única fabricante en Cuba de inhaladores de dosis metrada como el salbutamol y la fluticasona para el tratamiento del asma bronquial y otras enfermedades respiratorias agudas.

Con financiamiento del Fondo Multilateral del Protocolo de Montreal la inversión posibilitó sustituir los CFC por propelentes no dañinos al llamado escudo de la Tierra, en la obtención de tales medicamentos.

Se incluye la creación de un nuevo laboratorio con equipamiento de última generación y la introducción y asimilación de una tecnología de avanzada que prioriza el cumplimiento de las normas internacionales de buenas prácticas de fabricación y la seguridad del proceso productivo, en concordancia con el medio ambiente.

Suman más de 50 los proyectos internacionales con gran impacto en el sector de la energía, la salud humana, la agricultura y la industria, que se han puesto en marcha en el país desde que se creó la OTOZ.

La Oficina, con más de dos decenios de creada, forma parte del Centro de Gestión de la Información y Desarrollo de la Energía (Cubaenergía), perteneciente a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, y asesora a los gobiernos en las diferentes instancias, a los organismos de la Administración Central del Estado, empresas y demás entidades del sector productivo, comercial y de servicio, en la implementación de acciones para eliminar las SAO.

Cuba es signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal (1987), ratificados en 1992 como instrumentos internacionales multilaterales para la eliminación de la producción y el consumo de sustancias dañinas al medio ambiente.

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