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Sueños ingeniosos activan redes de ciencias

El Instituto de Cibernética, Matemática y Física recordó el aniversario 30 de la primera transmisión de datos en Cuba. Ofrece al mercado sistema de gestión de la información, (SIGI). Avanzan trabajos en onda guiada


Viernes 07 de Junio de 2013 | 12:00:00 AM 

Autor

Minerva Hernández Basso

Una práctica cotidiana como la transmisión de datos mediante el uso de redes y de las telecomunicaciones transcurre con naturalidad en estos tiempos, cuando las ciencias aplicadas se muestran tangibles en casi todos los campos de la vida moderna, a escala global.

En Cuba, la primera red nacional de transmisión de datos se creó hace 30 años y resultó muy provechosa para numerosos organismos y gobiernos locales en provincias y municipios. Puede considerarse precursora del desarrollo actual de esa materia y surgió de los vastos conocimientos de un grupo de científicos soñadores e ingeniosos quienes, según se cuenta, tuvieron que rebasar numerosas adversidades y carencias tecnológicas para lograr el loable objetivo.

Se demostró entonces que el país necesitaba esa novedosa y útil prestación y que además,  estaba en condiciones para trasmitir datos, lógicamente, tras un proceso de inversiones y de preparación de la infraestructura correspondiente.

Fue en abril de 1983 que se hizo realidad tan relevante suceso, reconocido como la primera experiencia práctica recordada ahora por el doctor Luis Miguel Fernández, director del Instituto de Cibernética, Matemática y Física (ICIMAF), perteneciente a la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, quien trajo el tema a OPCIONES a manera de homenaje.

-¿Explique brevemente cuándo y cómo surgió la idea de la transmisión de datos en Cuba?

-Surgió de una utopía. Soñar con transmitir datos a finales de la década de los años 70, solo podía ser un sueño de telefónicos, convertidos en investigadores por la Revolución y por sus propios esfuerzos. Partieron de la nada y lo lograron. Ellos querían para Cuba lo que ya otros habían comenzado a implementar en sus países. Tuvieron asesoría, colaboración internacional, literatura y, sobre todo, muchos deseos de trabajar.

"El instituto radicaba entonces en el Capitolio, donde funcionaba una excelente red de comunicaciones con el resto del país, desde la época de la República. Esa ventaja supo aprovecharla el doctor Jesús Martínez, quien encabezó el reducido grupo, al cual, posteriormente, se integraron otros expertos, cuyos esfuerzos y conocimientos fueron decisivos".

-¿Cómo se logró?

-Con mucha inteligencia y una acertada estrategia. Después de diseñar, construir y celebrar el nacimiento del primer nodo de comunicación, no había con quien comunicarse. La ciencia y la tecnología triunfaron, pero faltaba la aplicación fuera de la institución.

 "Tras muchas incomprensiones, se encontraron el momento y el lugar adecuados para la aplicación práctica: Matanzas y las elecciones del poder popular, fueron un desafío, pero ahí también el grupo tuvo éxito y, además, permitió identificar el camino a seguir para derribar obstáculos. Santiago de Cuba fue el siguiente reto, ya que era la sede del II Congreso del Partido y allí se instaló un nuevo nodo. Paso a paso, evento tras evento, se distribuyeron por el país los nodos y los PADS (concentradores de módems).

Alguien podría creer que después de esos eventos, la tecnología instalada no tendría utilidad, por el contrario, cada territorio que recibía el nodo, tenía suficiente demanda de comunicación y no se daba abasto para cubrirla, al igual que los mantenimientos".

-¿Cuál fue la tecnología utilizada en aquel momento?

 -No había nada, hubo que hacerla y, además, sin equivocarse, pues los recursos estaban muy escasos. Hoy los especialistas consideran obsoletos a los módems, una tecnología sustituida por el expandido wifi (red inalámbrica), claro han pasado 30 años. Pero en aquel momento no estaban al alcance del país y hubo que fabricarlos y no se trataba de hacer uno y que funcionara, había que producirlos en cantidades. Indudablemente había mucho deseo de hacer y voluntad en ese colectivo.

"Se carecía del respaldo necesario para fallos eléctricos. La respuesta actual sería un back-up, pero en aquel momento hubo que emplear baterías de autos y fabricar los inversores. Al Instituto entraban componentes electrónicos, cables, baterías, perfiles de aluminio. y luego salían nodos, pads y módems, y si fabricar era difícil, dar mantenimiento, con los recursos de un centro de investigación, fue una hazaña".

-¿Quién financió esa actividad?

 -En las etapas de las investigaciones las financió el Instituto, con el presupuesto asignado por Academia de Ciencias, primero y por el CITMA después. Siempre es así: todos quieren comprar el producto o el servicio científico tecnológico, pero a las empresas y a otros organismos les faltan condiciones para sufragar investigaciones de otras instituciones. Esa asignatura aún está pendiente.

"Para la tecnología y las aplicaciones se utilizaron las mismas fuentes, pero con recursos que aumentaban según se obtenían resultados y aumentaba la demanda. Al final el apoyo era más amplio y las instituciones ponían parte de los recursos para cubrir sus necesidades".

-¿Qué beneficios trajo al país y qué reconocimientos obtuvieron?

 -Con ese proyecto nombrado RENACYT el país tuvo, por primera vez, una red nacional de transmisión de datos y se incorporó al grupo de países que ya disponían de esas prestaciones. Comenzaron a moverse datos de diferentes tipos entre las provincias y los cubanos, con el interés por la tecnología que nos caracteriza, comenzamos a ver que era posible alcanzar ese nivel de desarrollo en nuestras condiciones.

 "El problema entonces creció, ya que despertó el interés de varios sectores de la economía y hubo que asumir el reto. Esto se dice fácil, pero hay que conocer la cantidad de problemas técnicos, económicos y de relaciones humanas que todo esto implicó.

“El colectivo que realizó ese trabajo recibió varios reconocimientos, pero el más importante es la Orden Carlos J. Finlay, la distinción más alta que se otorga a personas o colectivos del sector de la ciencia".

-¿Qué falta por hacer en las transmisiones de datos en Cuba?

 -Falta mucho. Quienes vemos la ciencia como una forma de producir o traer conocimientos para el desarrollo de la sociedad, no dejamos de pensar en qué más se necesita para mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de vida. Estamos a punto de entrar en la era de la televisión digital, que incrementa el volumen de información que puede llegar a nuestros televisores y esos equipos pueden convertirse en herramientas interactivas que den acceso a la red nacional e internacional de información.

"Por otro lado está el desarrollo y la introducción en Cuba de los teléfonos celulares. Los avances en la transmisión de datos permiten poner información importante, por ejemplo, en los móviles los directivos -y ellos en tiempo real- pueden conocer qué ocurre en las áreas bajo su responsabilidad".

"Los ciudadanos se verían muy favorecidos por el empleo de esa tecnología, al conocer desde su casa, los procedimientos establecidos por ley para cualquiera de las gestiones y trámites que comúnmente realizamos, sin necesidad de visitar un lugar específico para informarse".

-¿Desea destacar algún hecho significativo adicional?

-Han transcurrido 30 años y hemos podido ver cómo la ciencia, la tecnología y sus aplicaciones pueden contribuir al desarrollo de un país. Cómo a veces las ideas, que para algunos parecen prematuras, facilitan el desarrollo, por ello la sociedad necesita de investigadores que dominen el estado del conocimiento a nivel mundial y contribuyan a desarrollarlo. En Cuba esto se ha logrado, así lo reconoce la Unesco en su publicación denominada  Science Report, de 2010.

"También es necesario que los problemas que plantea el desarrollo de una sociedad como la nuestra se aborden con conocimientos y sin improvisaciones. Hay un potencial de desarrollo tecnológico en nuestro país incalculable, esas fuerzas deben avanzar con más dinamismo".

"Las aplicaciones del conocimiento han comenzado a cobrar un espacio cada vez mayor en organización y en financiamiento. La sociedad cubana disfrutará en los próximos años de un avance tecnológico importante. El inicio de la transmisión digital de datos en Cuba a través de RENACYT fue uno de nuestros granitos de arena y honrar a los que lo hicieron nos honra".

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