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19 de Mayo  2024 

Un paseo por el Habana Golf Club

Alrededor de 80 millones de hombres y mujeres practican este deporte que, en los próximos años, estará presente en Juegos Panamericanos y Olimpiadas y que, en Cuba sus orígenes se remontan al año 1909, cuando su campo estaba considerado como el mejor de Latinoamérica


Viernes 25 de Mayo de 2012 | 12:00:00 AM 

Autor

Luis Ubeda

Desde el primero de mayo de 2010 el Habana Golf Club, situado en el kilómetro 8 de la Calzada de Vento, localidad de Capdevila, a 10 minutos del corazón capitalino e igual lapso del aeropuerto internacional José Martí, pasó a formar parte del Grupo Empresarial Extrahotelero PALMARES, del Ministerio del Turismo, acción que trajo aparejado un proceso inversionista para la adquisición de nuevos equipamientos y maquinarias en aras de mejorar las instalaciones existentes y elevar su calidad, confort y eficiencia. 

Sin embargo, el Club continúa el servicio de excelencia a sus clientes, entre este el campo de golf de nueve hoyos -su plato fuerte-,  que, gracias a las diferentes "salidas" se convierte en un muy profesional 18 hoyos. El Green Fee (precio estipulado por los campos de golf para poder jugar en estos) es gratuito para los socios, quienes además tienen un descuento en el Varadero Golf Club.

A lo anterior se añade el disfrute de la piscina, la cancha profesional de frontenis, el restaurante-bar La Estancia, especializado en comida criolla e internacional, la sala de fiestas El Golfito, la tienda, el mercado y, en un futuro próximo, el "Hoyo 19", bar situado justo donde termina el recorrido de juego.

Un golpe de suerte

El campo de juego del Habana Golf Club tiene una extensión de unos dos kilómetros, caracterizados por sus "trampas" -zanjas, montículos, etc.- donde sobresalen la malla protectora del Green del hoyo 6 y la caseta del hoyo 7 (obstrucciones inamovibles), o bien que la calle detrás de los hoyos 6, 7 y 8 se considera fuera del límite (Out of Brounds), todo lo cual ofrece toques de complejidad a la competencia y demanda profesionalidad por parte de los jugadores. 

Marlene Negrín e Ivet Pampín fungen como caddy master del club, o sea, las encargadas de comercializar las actividades de campo, el cobro a los socios, la organización de los torneo mensuales que se realizan. "Porque cada mes -refiere Negrín- auspiciamos un evento, que puede ser en la modalidad de juego stroke play o stableford play, la primera es la suma de los golpes gross menos el hándicap para obtener el resultado neto, y la segunda es la suma de puntos stableford que es una modalidad del stroke play.

Asimismo, la caddy master informó de los torneos de la Hispanidad patrocinados por la Embajada de España, la Copa Canadá, el torneo del Commonwealth, "y tenemos previsto retomar el Torneo la India -argumenta- y continuar celebrando el Challanger (Retadores) entre nuestro Club y el de Varadero. Precisamente en estos momentos se efectúa el evento Día de África, con alrededor de 48 participantes".

El profesional del campo es Yohan Vega Márquez, vinculado desde niño a la instalación pues su padre era caddy (ayudante del golfista) y también daba mantenimiento al terreno. Tras licenciarse en Cultura Física, en 1994, él empezó  como caddy, pero se convirtió en "pro", o sea, instructor de golf, de forma autodidacta, servicio que también oferta esta unidad de PALMARES en clases de 50 minutos a un costo de 20 CUC a los no miembros del Club y  14 CUC a los asociados.

Hoy, Cuba da sus primeros pasos en el desarrollo de este deporte que, tiempo atrás, era puramente elitista, pero que vale la pena reiterar es practicado hoy por 80 millones de hombres y mujeres de distintas capas sociales, apasionados todos por el casi milenario deporte de los palos y las pelotas que siglos atrás un rey prohibió y otro promovió.

Orígenes

Manuscritos en idioma holandés y chino datados en los siglos XI y XII, respectivamente, describen un juego que consistía en golpear una esfera con un palo. Sin embargo, los estudiosos coinciden en que el rey Jaime II de Escocia prohibió a sus súbditos jugar al fútbol y al golf en un Decreto Parlamentario de 1457, porque ambos interrumpían la práctica de tiro con arco que tanto necesitaban hacer los defensores del reino. 

Cuenta la leyenda que los pastores escoceses fueron pioneros del golf moderno cuando, aburridos en su diario cuidar ovejas, hacían concursos para escoger quién introducía más piedras en las madrigueras del suelo golpeándolas con su cayado. Cierto o no, lo oficial es que en el siglo XVII, Jaime VI introdujo este juego de golf en Inglaterra.

Ahora bien, la práctica del golf en La Habana se remonta al año 1909, en las proximidades del antiguo reparto Country Club, considerado entonces el más importante campo de golf en América Latina. La iniciativa se debió a la embajada del Reino Unido para la recreación de su personal acreditado en el país, así como de ciudadanos británicos residentes y en tránsito, aunque el Club también admitía a cubanos amantes de este deporte.

Al dictarse la ampliación del aeropuerto militar de Columbia, en la década del 40 del siglo pasado, este irrumpía en los terrenos del entonces nombrado Rovers Athletic Club, por lo que le fueron entregados 23 hectáreas en la zona de Capdevila para la construcción del nuevo campo de golf, ejecutado en tres etapas: 1943, 1946 y 1953. En esta última se incluyeron el caddy house,  el storage de equipos, la glorieta para actividades, las oficinas y el almacén y el comedor de empleados, el área de taquillas con vestidores, los baños y los servicios sanitarios.

En 1980 la instalación pasó al Estado cubano, y desde entonces hasta hoy ha continuado la prestación de servicios deportivos y recreativos al Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba (incluso en una etapa se nombró Diploclub), aunque en la actualidad tiene una membresía que incluye a diplomáticos y empresarios extranjeros de Japón, Francia, Inglaterra, Brasil, Canadá, Nigeria, Malasia, Indonesia, España, Portugal, y de otras nacionalidades.

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