Un millón de hectáreas son protegidas en Cuba con medios biológicos de producción nacional, con 75 % de reducción de consumo de plaguicidas y un ahorro de cientos de millones de dólares.
Orieta Fernández-Larrea Vega informó que el crecimiento del control biológico forma parte de un programa nacional en el que participan 175 centros de reproducción de entomófagos y entomopatógenos, cuatro plantas de fermentación y una biofábrica.
Precisó que las necesidades en esa esfera de la sanidad vegetal responden a los planes de siembra y su ejecución, y destacó la importancia de la disciplina tecnológica en la aplicación del método.
Señaló el significado que tiene en la agricultura cañera la protección que ofrece la mosca lixophaga a las plantaciones para evitar el ataque del bórer de la caña, así como el empleo de agentes biológicos en el cultivo de la col y de la yuca y el boniato.
También recordó que Cuba es el primer país del mundo que logró erradicar el empleo del bromuro de metilo en las vegas de tabaco, y puso como ejemplo de control biológico a la agricultura urbana, muy extendida en la Isla.
La funcionaria del ministerio de la Agricultura puntualizó sobre la resistencia de algunas plagas a los productos químicos a escala mundial y la posible capacidad del control biológico para resolver esta dificultad del agro contemporáneo.
En su información a la prensa dijo que en Cuba la producción de bioplaguicidas es suficiente para el cuidado de los cultivos disponibles.
Virus y bacterias provocan anualmente pérdidas millonarias en la agricultura, calculadas en miles de millones de dólares, que además significan sensibles disminuciones en productos para la alimentación humana. (PL)