Autor: Jaliosky Ajete Robeiro Publicado: 21/06/2021 | 09:39 pm
Rescatar las tradiciones siempre ha sido un imperativo para Cuba, más si eso conlleva a un desarrollo económico que valide y sustente cada idea.
Tal es el caso del Proyecto Polimetálico Castellanos que se erige al norte de la provincia, en el municipio de Minas de Matahambre, territorio que otrora creciera al ritmo de sus minas de cobre y que la depresión del precio del metal rojo en el mercado internacional obligara a cerrarlas en la década del 90.
Aunque Castellanos se encuentra ubicado en las proximidades del poblado de Santa Lucía, no son pocos los que regresan al oficio, que esta vez llega con nuevas y modernas tecnologías.
Dedicado a la obtención anual de 50 000 toneladas de concentrado de plomo, y 100 000 de concentrado de zinc, constituye la inversión minera más importante del país, con un monto de 278 millones de dólares.
A su cargo está la Empresa Minera del Caribe (Emincar S.A.) que ha comprobado en el yacimiento Santa Lucía, en las cercanías del que ahora se explota, las posibilidades de extender la vida útil de la planta, de 11 años previstos hasta la fecha, a más de 25.
José A. Vila Fernández, gerente general de Emincar S.A., ha destacado a la prensa la calidad de las ejecuciones de las obras y la seriedad del proyecto con el cumplimiento de las regulaciones y normativas medioambientales.
Según el cronograma pactado, el proyecto inició su fase de puesta en marcha por la planta de trituración primaria este primero de julio, para, en el mes de octubre, comenzar con la producción.
Eusebio Hernández González, jefe de la planta procesadora, informó que para el último trimestre de este año ya hay compromisos de entrega que ascienden a 10 000 toneladas de concentrado de zinc y 4 000 de plomo.
Dijo, además, que Emincar, en su función comercializadora, comprará los concentrados cuyos precios en el mercado mundial fluctúan en unos 2 100 dólares el de plomo, y 2 600 el de zinc, cifras que varían frecuentemente.
El proyecto incluye, además, un grupo de inversiones inducidas entre las que se encuentran el montaje de una planta potabilizadora de agua para la presa Nombre de Dios y de la cual se abastecerán los habitantes del poblado de Santa Lucía, además de utilizarse en la reparación de los viales desde Pons hasta la planta.
En la actualidad también se ejecutan acciones de restauración en el puerto cercano, desde el que serán embarcados en el buque Castellanos I los concentrados que se obtengan para ser trasladados hasta Mariel.
Estrella Milián Milián, especialista principal para la ciencia, la tecnología y el medio ambiente, significó que los primeros estudios medioambientales en la zona datan de 2007.
Agrupados en tres fases: construcción, explotación y cierre de la mina, fueron identificados 65 impactos ambientales y en función de estos se conformó un plan de medidas para mitigar los posibles daños.
Sobresalen la impermeabilización de la balsa de contacto a la que irán -para ser reutilizadas- las aguas empleadas en el proceso productivo y la comprobación constante de la calidad de las subterráneas, así como la impermeabilización con polietileno de alta densidad de la presa de colas, la cual acogerá los residuos del proceso tecnológico.
Cuenta el proyecto, además, con un plan de rehabilitación certificado por el Centro de Inspección y Control Ambiental.
Regresa así la minería a un territorio que vio deprimida su vida hace unas dos décadas. Sea entonces Polimetálico Castellanos la oportunidad para desarrollar el territorio a partir de la fuerza de trabajo que tributará a las exportaciones y a la propia infraestructura del lugar, en beneficio de la economía del país y de los pobladores de la zona.