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19 de Mayo  2024 

Segunda Conferencia Internacional de Nutrición: Más allá de esfuerzos gubernamentales

Legisladores de más de 170 países elaboraron y aprobaron un Marco de Acción para una mejor nutrición


Viernes 28 de Noviembre de 2014 | 01:00:00 AM 

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Luchar contra el hambre y la desnutrición debiera resultar un esfuerzo colectivo, no solo de los gobiernos nacionales, sino también del sector privado y de toda la sociedad. Bajo ese precepto se reunieron recientemente en Roma, Italia, parlamentarios, ministros de Agricultura y representantes de la comunidad empresarial en la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición (CIN-2), con el propósito de trazar y renovar estrategias en aras de garantizar la seguridad alimentaria y una nutrición adecuada para todos.

La reunión intergubernamental, auspiciada por la FAO, abogó porque los gobiernos transformen en resultados positivos los compromisos contraídos en cuanto al suministro sano de alimentos, y resaltó la necesidad de formular leyes para mejorar los sistemas de producción de alimentos como única garantía para fortalecer el acceso a la nutrición colectiva; en ese orden, establecer presupuestos públicos adecuados y vigorosos marcos jurídicos constituyen también la necesidad histórica por la cual ha abogado la humanidad en su camino hacia la erradicación del hambre y la pobreza.

El director general de la FAO, José Graziano da Silva, subrayó que la CIN-2 es una oportunidad para presionar la tecla de reinicio en el sistema alimentario y reconoció que los participantes no estatales tienen un papel fundamental que desempeñar en el diseño de esquemas futuros para combatir el hambre.

Lo anterior exige la aplicación de políticas congruentes y una mejor coordinación de las medidas en todos los sectores, lo cual debe realizarse en diálogo constante con una amplia participación de interesados, incluyendo el mundo empresarial.

Nuevos actores y acciones necesarias

Desde comienzos del presente milenio nuevos actores y factores están redefiniendo el panorama alimentario mundial de forma acelerada. Entre esos el crecimiento del ingreso, el cambio climático, los astronómicos precios de la energía, la producción, los mercados y la globalización y urbanización transforman igualmente el escenario del consumo. Por tanto, a cada segundo, aumenta la influencia del sector privado en el sistema alimentario mundial con alta incidencia de los comerciantes minoristas de alimentos.

Asimismo, los cambios en la disponibilidad de estos últimos, el aumento en los precios de los productos básicos y los nuevos vínculos entre los productores y los consumidores generan repercusiones importantes en los medios de sustento de las poblaciones pobres y de las que experimentan inseguridad alimentaria.

La reunión de Roma pidió al sector privado incorporar, a priori, nuevos procedimientos comerciales en sus políticas, mediante inversiones responsables y sostenibles en la nutrición que permitan reducir la pérdida y el despilfarro de alimentos. Según la FAO, la participación no estatal es la solución para reducir gradualmente las grasas saturadas, la sal y los azúcares en los comestibles y bebidas en aras de hacer frente a la subnutrición, el sobrepeso y la obesidad.

Trascendió, además, que otra fuerza de importancia que interviene en la ecuación alimentaria mundial es el desplazamiento de la población rural hacia los centros urbanos y el consiguiente impacto en los gastos y las preferencias de los consumidores citadinos. Datos recientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), revelan que la población urbana mundial ha crecido más que la rural y se prevé que durante las tres próximas décadas 61% de la población del planeta habitará en las ciudades y pueblos, aunque en la actualidad las tres cuartas partes de los pobres todavía permanecen en las zonas rurales, donde la pobreza continuará predominando hasta mediados de siglo.

Este fenómeno ha obligado a gobiernos, parlamentarios y organismos multilaterales de integración a priorizar programas de gran impacto social en sectores como la agricultura, para sostener el incremento desmedido del consumo. La composición de los presupuestos destinados a la alimentación ha experimentado drásticos cambios en los últimos años -tanto en países desarrollados como en aquellos en vías de progreso y sin obviar a los más pobres- pasando del consumo de granos y de otros cultivos básicos al de vegetales, frutas, carne, lácteos y pescado.

Analistas consideran que el creciente poder e incidencia de las empresas internacionales está transformando las oportunidades para los pequeños productores agrícolas. Si bien han surgido nuevas posibilidades para algunos cultivadores en  los países en vías de desarrollo, muchos no han podido sacar partido a la generación de ingresos debido a las rigurosas normas de inocuidad y calidad de los procesadores, así como a las grandes barreras que establecen los comerciantes minoristas para el ingreso de los alimentos al mercado.

"Las empresas tienen un incentivo y una responsabilidad de formar parte de este esfuerzo mundial", dijo Graziano da Silva  destacando las iniciativas actuales para ampliar los compromisos del sector privado en materia de comercialización y etiquetado de los alimentos, así como en materia de investigación e innovación.

Marco de Acción

Desde la primera Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN), en 1992, se han registrado mejoras apreciables en la reducción del hambre y la malnutrición de la población del mundo, sin embargo, los avances en la reducción de ambos han sido desiguales e inadmisiblemente lentos, según la FAO. La dificultad fundamental radica en las barreras para mejorar la nutrición de forma sostenible mediante la aplicación de políticas coherentes y medidas mejor coordinadas entre todos los sectores pertinentes.

La Declaración de Roma sobre la Nutrición,  admitida en la CIN-2, alienta a los gobiernos a establecer sus propios objetivos nutricionales, basándose en las metas y los compromisos existentes. El  Marco de Acción aprobado ofrece un conjunto de opciones en materia de política y estrategias que los gobiernos, en colaboración con otras partes interesadas, pueden incorporar según sea apropiado en sus planes nacionales de nutrición, salud, agricultura, desarrollo e inversión y tener en cuenta al negociar acuerdos internacionales encaminados a mejorar la nutrición de sus poblaciones.

En materia agrícola es necesario también promover una diversificación de los cultivos que abarque algunos tradicionales infrautilizados, una mayor producción de frutas y hortalizas y una elaboración adecuada de alimentos de origen animal según sea necesario, aplicando prácticas sostenibles tanto en la producción alimentaria como en la gestión de los recursos naturales. En ese orden, urge mejorar las tecnologías de almacenamiento, conservación, transporte y distribución, así como las infraestructuras para reducir la inseguridad alimentaria estacional y la pérdida, el desperdicio de alimentos y de nutrientes.

El Marco de acción también hace énfasis en el comercio y la inversión internacional; la educación e información nutricional; los acuerdos adoptados por los países en materia de protección social; la solidez y resistencia de los sistemas de asistencia sanitaria; la promoción, protección y sostenibilidad de la lactancia materna y las medidas recomendadas en materia de agua, saneamiento e higiene.

La conferencia de Roma reunió a más de 2 200 participantes, entre ellos representantes de más de 170 gobiernos, alrededor de 100 ministros y viceministros y 150 representantes de la sociedad civil, quienes reafirmaron su compromiso de establecer políticas nacionales destinadas a erradicar la malnutrición en todas sus formas y a transformar los sistemas alimentarios para poner dietas más nutritivas al alcance de todos.

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