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Del turismo lo bello y lo útil

En el caso de Viñales el desarrollo local necesariamente tiene que sustentarse en la oferta turística, porque más allá de lo bello está lo útil y se desencadena un sistema que abarca a la naturaleza en todo su esplendor 


Viernes 12 de Abril de 2013 | 12:00:00 AM 

Autor

Ramon Brizuela Roque

El turismo es pilar fundamental en la economía de cualquier país o región: el turista se extasía en el disfrute y el que lo ofrece alimenta a miles de personas, incluso muchas veces depende de esos servicios para su avance social.

En el caso de Viñales el desarrollo local necesariamente tiene que sustentarse en la oferta turística, porque más allá de lo bello está lo útil y se desencadena un sistema que abarca a la naturaleza en todo su esplendor, los frutos de la agricultura, la iniciativa en la gastronomía, el comercio, la artesanía, las artes, el transporte, las comunicaciones y una larga lista de componentes con valor agregado.

Pinar del Río en el escenario nacional es una excepción, la naturaleza prodigó a esta parte de Cuba con exuberantes bellezas naturales a los largo de la cordillera, en las sierras del Rosario y de los Órganos.

Guaniguanico, como se le llama al conjunto montañoso en toda su extensión, tiene como sobresaliente al Valle de Viñales, bautizado con múltiples títulos que realzan su linaje.

Los mogotes de Viñales son irrepetibles en América y el Caribe, solo Asia atesora similares, y cuando el turista emprende una marcha por senderos y cuevas sabe que todo es original desde los amonites (molusco fósil muy abundante en la Era Secundaria) en sus cavernas, la Palma Corcho (Mycrocycas Calocoma) que habita sus bosques y es testigo excepcional del período jurásico, y la diversidad de la fauna y la flora hacen única esta región.

No es casual que la UNESCO le concediera el título de Paisaje Natural de la Humanidad, porque allí se asocia el regalo de la naturaleza con la obra humana, tal es el caso del Mural de la Prehistoria, un enorme fresco de 120 metros de alto por 180 de ancho en el que el cubano Leovigildo González, discípulo del muralista mexicano Diego Rivera, representó los animales y criaturas que vivieron en esa región en la prehistoria y que cada año lo visitan alrededor de 60 000 turistas.

En Viñales podemos deleitarnos con diferentes escenarios, magníficos por igual: el valle principal, el de las Dos Hermanas, el Valle del Ruiseñor, la serranía que como lomo de cocodrilo lo atraviesa desde cerca de La Habana hasta Guane, el Palenque de los Cimarrones, el valle San Vicente, el río que pasa bajo los mogotes, el propio pueblo de aire colonial, la Gran Caverna de Santo Tomás, la Cueva del Indio y otras que forman parte del sistema Majagua-Canteras y Palmarito.

También podemos apreciarlo como simple emporio económico, que cada año es visitado por  más de 303 000 turistas-días que se alojan en sus instalaciones, y los más de 389 000 que disfrutan de las opciones extra- hoteleras, procedentes de Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Italia -principales emisores- y otras regiones.

Si lo aquilatamos así, podríamos decir entonces que el aporte turístico a la economía en Pinar del Río solo es superado por las utilidades que ofrecen las dependencias del Ministerio de la Agricultura.

Y como todo buen turismo ofrece sol y playa, para ello tiene a Cayo Levisa de manera especial con su fondo cristalino, delicia de los buceadores y otros sitios naturales en menor escala; en la actualidad existe la tendencia al turismo de naturaleza, hacia la cultura del tabaco y el agroturismo que ofrecen excelentes perspectivas para el crecimiento de visitantes.

En el caso cubano, dentro del producto principal está el ciudadano que facilita la práctica turística estatal o con las nuevas formas que demanda el país, por lo que junto a la buena mesa, con las delicias del campo criollo, la bisutería y la artesanía, están en Viñales los valores históricos,  el arte y la creación.

Conversar con un guajiro sobre cómo producir aromáticas hojas de tabaco de las mejores vegas del mundo, es excepcional; saber que existe una planta que es un tesoro botánico también, pero visitar los campos y degustar las frutas debajo de los árboles, cenar con la malanga hervida o frita de Viñales entre las mejores de la provincia, con trozos de puerco asado, es un disfrute que un turista, nacional o extranjero no debería perderse.

En Viñales todo tiene sabor turístico, cada hogar, establecimiento, vega agrícola o finca ganadera está en función de esa poderosa industria, porque a la sociedad le place dejar una buena impresión para una segunda visita, eso es a lo que en buen cubano se le llama CALIDAD.

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