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Cayo Santa María: sitio de asombro

Fortuna ecológica reservada, comparada con la imagen de un supuesto paraíso


Martes 08 de Mayo de 2007 | 12:00:00 AM 

Autor

María Elena Fernández

En la cayería al noroeste de Villa Clara cada detalle -natural o erigido por obra humana- motiva la admiración.

Dunas, acantilados, ensenadas y playas conforman un paisaje idílico desde que se enrumba la perfecta traza de 48 kilómetros de pedraplén -Premio de Alcántara a la Mejor Obra Civil Iberoamericana, por la armoniosa combinación de naturaleza e ingeniería- que unen ese paraíso con tierra firme.

Cayo Las Brujas y su aeropuerto para naves de pequeño y mediano porte, San Pascual y sus restos varados desde un siglo atrás y ahora a modo de pequeña hospedería -diez habitaciones- en medio de la mar, animan el trayecto hasta el último enlace de la ruta: Santa María.

EL FINAL DEL RECODO

El final del engarce de los tres cayos devela 11 kilómetros de playas, animadas con hoteles de categoría 4 y 5 estrellas que opera el Grupo Gaviota en administración compartida con reconocidas cadenas como Sol Meliá y Occidental Hoteles.

Estas instalaciones son Sol Cayo Santa María, Occidental Royal Hideaway Ensenachos -de alto estándar-, Villa las Brujas, Meliá Cayo Santa María y Meliá Las Dunas, con 925 capacidades distribuidas en 43 módulos, en su conjunto los primeros de un proyecto que pudiera alcanzar las 10 000 habitaciones, todas en una concepción de extremo respeto al entorno, al cual se integran como parte misma del ecosistema, lo que distingue su exclusividad como producto turístico.

De esa forma, la más novedosa oferta de Jardines del Rey -en la parte villaclareña- atrae la atención sobre el norte y centro de la Isla, donde promontorios de disímiles proporciones conforman un rosario de islotes, que preservan intacta la fauna y flora endémica, con justeza comparada con la imagen de un supuesto paraíso, pleno de una fortuna ecológica reservada.

Allí señorean especies exclusivas como la jutía rata, moluscos únicos, el pájaro arriero y lagartos peculiares, mientras la flora conserva 248 especies, de las cuales 72 son maderables, 40 ornamentales y 91 medicinales.

Sin duda, la cayería norte villaclareña con sus 78 000 hectáreas de extensión que comprende también los Cobos, Majá, Francés y Ensenachos, entre otros, es sitio de asombro.

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