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Cayería norte de Ciego de Avila: escenario perfecto para el ocio

Una arquitectura compatible con el entorno tipifica la red hotelera de la zona


Martes 08 de Mayo de 2007 | 12:00:00 AM 

Autor

María Elena Fernández

Con cerca de las tres cuartas parte de los islotes y cayos que conforman el archipiélago cubano, los Jardines del Rey complementan lo paradisíaco de su entorno con una diversificada red hotelera de más de 3 000 habitaciones que operan las más prestigiosas cadenas nacionales y foráneas, entre estas Sol Meliá, Gran Caribe, IberoStar, Cubanacán, NH y Gaviota.

En los más de 465 kilómetros de extensión se ubican los cayos Coco, Guillermo y Paredón Grande, entrelazados a la plataforma insular principal por un pedraplén de 17 kilómetros a través de la bahía de Los Perros.

En ese entorno que Diego Velásquez bautizó justificadamente en honor al monarca Fernando el Católico, confluyen playas de inimaginable bellezas, las dunas costeras más altas del Caribe -algunas hasta de 16 metros de elevación-, un invernadero propicio para millares de aves migratorias y una barrera coralina de peculiar dote que muchos especialistas acreditan como la segunda del orbe.

Extremadamente rica en términos de biodiversidad, quizá la más importante y mejor conservada del Caribe, esa zona es escenario de un impetuoso desarrollo que en poco tiempo le permite ubicarse entre los tres principales polos del patio, y sin dudas, el de más dinámico crecimiento.

Esos exuberantes predios, a criterio de las autoridades comerciales, podrían atraer hasta un millón y medio de turistas anuales y establecerse como una fuerte plaza tanto nacional como caribeña.

Para concretar esos proyectos se dispone de una planta hotelera selectivamente diseminada en la zona, y cuya tipicidad arquitectónica es la compatibilidad con el entorno, al que se integran con sumo cuidado, como una parte más del paisaje.

ACCESO PROPIO

La terminal aérea de Casasa, en Cayo Coco, constituye la décimoprimera de acceso internacional en la Isla, acondicionada para el tránsito de

1 200 000 pasajeros cada año, en correspondencia con el avance acelerado de la zona.

Su pista de 3 200 metros permite el aterrizaje de naves de gran porte, mientras la zona de estacionamiento tiene capacidad para otras tres, además de facilidades como calle de rodamiento y una confortable recepción de pasajeros, que evitan el traslado desde el aeropuerto de Ciego de Avila -distante cien kilómetros- como se hacía anteriormente.

De esa forma se consolida la infraestructura de servicios necesaria, incluso imprescindible para los proyectos futuros, que conciben de inmediato otras tres instalaciones hoteleras, según consta en Carta de Intención entre el Ministerio del Poder Popular para el Turismo de la República Bolivariana de Venezuela y el Ministerio de Turismo de la República de Cuba, para establecer las bases de la constitución de una empresa mixta para la construcción y posterior uso y aprovechamiento de instalaciones turísticas en los cayos.

MARAVILLAS DE MONARCA

Los Jardines del Rey o archipiélago Sabana-Camagüey, como también se le identifica entre geógrafos y especialistas, dispone de 2 515 cayos, frente a 465 kilómetros de costa en una plataforma marina de 8 311 kilómetros cuadrados.

A esas virtudes se suma su formación coralina de 400 kilómetros, aproximadamente, considerada por los expertos como la segunda en importancia mundial, y solo aventajada por la australiana, lo que constituye toda una tentación entre los amantes del buceo contemplativo, que dispondrán, además, de una excelente visibilidad.

En ese entorno habitan más de 700 especies de la flora terrestre -126 endémicas-, una prolija fauna de cerca de un millar de diversas familias en tierra y otro tanto en variedad de peces.

Con una gama irrepetible de tonalidades azules y verde turquesa, los cayos Coco y Guillermo reservan al visitante excelentes playas -22 kilómetros en el primero y cinco en el segundo- enmarcadas en una exuberante vegetación en la que resaltan los mangles y cocoteros.

La playa Pilar, en alusión al yate del novelista norteamericano Ernest Hemingway, que durante la Segunda Guerra Mundial navegó el litoral a la caza de submarinos alemanes, y de donde enraizó su atracción por la Isla, está ubicada en Cayo Guillermo.

Y por si fueran pocas tantas virtudes, disímiles aves migratorias escogen sus esteros y vericuetos para su reproducción en su tránsito transoceánico, que comparten las mayores colonias de flamencos rosados, al punto de devenir en el símbolo de esa paradisíaca zona.

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