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25 de Abril  2024 

Todos por las semillas

Las tensas finanzas han obligado a reducir la importación de insumos agropecuarios, lo que impacta en los rendimientos. Eso lleva a sembrar más áreas, que demandan más simientes


Miércoles 09 de Junio de 2021 | 12:00:00 AM 

Autor

Raquel Sierra

Si de obtener los alimentos que tanto necesita la mesa, el primer paso es garantizar semillas resistentes y que permitan alcanzar los mayores rendimientos posibles. Parte de esa responsabilidad recae en una entidad perteneciente al Grupo Empresarial Agrícola (GAG), que da pasos hacia la soberanía en este eslabón de la cadena productiva.

La Empresa Productora y Comercializadora de Semillas  dirige, coordina y controla el sistema de producción y comercialización de semillas de las Unidades Empresariales de Base (UEB) que la componen, con el fin de suministrarlas al sistema productivo del país y la exportación.

La entidad, creada inicialmente como Empresa de Semillas del Instituto Nacional de la Reforma Agraria y que en 2015 se integró con su nombre actual a la organización superior de dirección económica GAG, establece anualmente los planes de producción, basado en las demandas territoriales, usando como material de partida las semillas botánicas, agámicas y biotecnológicas de alta categoría genética, suministradas por diferentes instituciones de investigación, adjuntas al grupo empresarial y de otros ministerios, entre estos, el Instituto de Ciencia Animal (INCA) y el Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), del Ministerio de Educación Superior;  y, en el caso de híbridos transgénicos,  del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB).

La empresa tiene subordinadas 11 biofábricas para la producción de cultivo in vitro o biotecnológica, 16 plantas de beneficios de granos, dos de frutos carnosos y siete fincas propias especializadas en la obtención de simientes.

Viaje de la semilla

De acuerdo con el ingeniero Pupo Ávila, director comercial de la empresa, los planes se confeccionan de acuerdo con los programas productivos territoriales, que contemplan también aquellas de interés nacional, dadas las características edafoclimáticas de determinadas provincias. “Tratamos de lograr que cada UEB conforme su plan de producción a partir de la demanda de su territorio, pero esto no siempre se logra, pero se trabaja por buscar la equidad en el suministro de semillas”, puntualizó Pupo.

Algunas provincias, dijo, se especializan en un tipo de semilla. Un ejemplo de eso es la central Sancti Spíritus, única del país donde es posible obtener las de cebolla Caribe, que dura todo el año, por los altos contenidos de materia seca, y soporta la alta temperatura y los elevados niveles de humedad del verano.

Para responder a esa planificación, las UEB firman contratos de compra para el acopio y el beneficio de producciones con destino a semillas con las diferentes formas productivas de cada región. En la actualidad, este escenario comprende 680 productores individuales, pertenecientes a 276 Cooperativas de Créditos y Servicios, 14 empresas estatales, 37 Cooperativas de Producción Agropecuaria y 32 Unidades Empresariales de Base, cuyas simientes se suman a las obtenidas en las fincas de la empresa.

A su vez, destacó, en algunos surtidos muy específicos, por interés de la Empresa Productora y Comercializadora de Semillas, como es el caso de la lechuga, se emplean simientes obtenidas en las fincas de la agricultura urbana y suburbana.

En el caso de las biotecnológicas -entre estas el plátano y la malanga-, pasan a las biofábricas, mientras que las botánicas, procedentes de los institutos, se destinan a los bancos de semillas y a productores especializados.

Luego, todo el material obtenido es trasladado y procesado en las plantas de beneficio de granos y frutos carnosos y con posterioridad, sometido a un proceso de muestreo por la Dirección Estatal de Semillas y Recursos Fitogéneticos del Ministerio de la Agricultura, cuyos laboratorios determinan la calidad sanitaria, física y fisiológica,  accediendo a la liberación si se cumplen los parámetros y certificando como aptos o no los lotes de semillas procesados.

Concluido el procesamiento y la certificación de sus características, las simientes botánicas son almacenadas en cámaras especializadas, previa contratación del servicio con la empresa nacional Enfrigo, que responde por su conservación con la temperatura y humedad controladas.

De las semillas, una parte

Según explicó el director comercial, la empresa no comercializa todas las semillas que tiene el país: solo los granos y, de los frutales, la fruta bomba, flores, plantas medicinales y condimentosas,  hortalizas y la papa, tanto la nacional como la importada. “No comercializamos arroz, ni semillas de pastos, ni de forestales ni de cítricos”, apuntó.

El balance de semillas para las prioridades del país se conforma con la disponibilidad de simientes nacionales, las biotecnológicas y las de importación -a partir de un presupuesto que se ha ido reduciendo acorde a las limitaciones financieras-, fundamentalmente de compañías de Italia y Japón.

La importación “solo se realiza de aquellas especies y variedades que por nuestras condiciones climáticas no florecen y por ende, no producen semillas, por lo que estamos obligados a importarlas”.

Esa, aclaró Pupo,  es una de las causas, la otra está relacionada con el hecho de que es económicamente más factible adquirirlas en el mercado internacional que producirlas en Cuba, debido a su elevado costo.

“En algunos casos, como el rábano, es más factible importarla por lo costoso que resulta producirlas aquí”.  Entre las especies que no florecen en la Isla, el director comercial de la empresa de semillas enumeró la col -cuya calidad no es satisfactoria-, la remolacha, la zanahoria -por los bajos rendimientos-, y en el caso de la cebolla, las de cáscara amarilla. 

Otra de las razones por las que deben importarse semillas son las que se requieren para los cultivos protegidos y la exportación: materiales de alto valor genético y elevados rendimientos agrícolas, “que aunque sean costosos, nuestras variedad no alcanzan esos rendimientos, de ahí que haya que importarlos, mediante un presupuesto específico con ese fin”.

La farmacia de las semillas

A juicio de Pupo, la empresa funciona casi como una farmacia. “Somos una empresa prácticamente de servicios, que no vende libremente, sobre todo las semillas de importación  que son para programas especializados”, dijo.

“En cada campaña: primavera y frío, les pedimos a las provincias las demandas existentes por organismos y así se le da cobertura tanto al Ministerio de la Agricultura, al grupo empresarial Azcuba, como a las organizaciones de masas y las productoras militares”, detalló Pupo. Además, agregó, en casi todas los territorios, según el programa inversionista, se han ido creando puntos de venta para precios minoristas, solo no tienen tiendas Pinar del Río y La Habana, aunque en la capital funcionan las 54 Tiendas-Consultorios del Agricultor, de la Empresa de Suministros Agropecuarios, que responde a las necesidades de patios y parcelas.

La empresa da prioridad a la venta minorista en territorios como La Habana, Artemisa, Mayabeque y Matanzas, por la cercanía y la alta población que acumulan, explicó el director comercial.

Anualmente, informó, la empresa acopia unas 15 000 toneladas de semillas para producir unas 11 000-12 000 toneladas de semilla neta, que incluya unas 5 000 de papa. Según dijo, debido a la plaga del thrips del frijol, se estima este año se incumplirá el plan previsto para las simientes de este cultivo. Esa situación impacta también en la disponibilidad de habichuela, toda vez que ha sido necesario demoler campos enteros por el elevado nivel de afectación. También se prevén incumplimientos en el pimiento.

En pos de la soberanía

De acuerdo con Juan Carlos Anzardo Ávila, jefe de Hortalizas y Cultivos Protegidos del Grupo Agrícola, el GAG está buscando la soberanía en las semillas. “Necesitamos importar todavía un nivel de semillas, pero desarrollamos un programa dirigido a incrementar los niveles productivos de simientes porque, hoy, al tener que aumentar las áreas ante la baja en los rendimientos, necesitamos más semillas, con adaptación al cambio climático y  resistencia a las plagas y enfermedades”.

“Hay semillas que en Cuba nunca se van a poder obtener, pero no podemos seguir dándonos el lujo de erogar grandes cantidades de dinero, trayendo simientes de tomate y pepino, por ejemplo, que se pueden alcanzar de cultivos que tradicionalmente se hacen en el país”, destacó.

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