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16 de Mayo  2024 

Agua que no has de beber… no la dejes correr

Desde 1972 las aguas de la presa Zaza, en Sancti Spíritus, cubrían casi de forma permanente el puente de hierro que conducía hasta El Jíbaro, construido hace un siglo.


Lunes 22 de Febrero de 2010 | 12:00:00 AM 

Autor

Yainerys Ávila Santos

Ahora la situación es diferente: los bajos niveles hídricos que acumula el embalse -193 millones de metros cúbicos de una capacidad de 1020 millones- dejaron a la intemperie la obra, de 320 toneladas de peso. Pero el puente es solo atisbo de la crítica situación que el territorio espirituano presenta si de sequía se trata: pronósticos de lluvias desalentadores, disminución de las caballerías de arroz sembradas y 35 fuentes de abasto de agua afectadas, completan el panorama.

Según estadísticas del Centro Meteorológico Provincial, 2009, con 1042,3 milímetros de precipitaciones, clasifica como el quinto año más seco desde 1931.

Desde noviembre hasta mediados de enero, explicó el máster Miguel García, especialista de la institución, las precipitaciones habían registrado 53 milímetros, 42% del período seco, y pese al reporte de lluvias significativas, escasean los grandes escurrimientos.

Las condiciones del fenómeno El Niño y la entrada a la presente temporada con déficit en las lluvias y en el agua de los nueve embalses, presagian una temporada muy seca. Y aunque muchos espirituanos confían en la naturaleza y cruzan los dedos en espera de los torrenciales aguaceros de antaño, los meteorólogos no ven patrón climático alguno que desborde los acuatorios.

En enero de este año la presa Zaza, la mayor de Cuba con 113 kilómetros cuadrados, acumulaba 199 millones de metros cúbicos, la cifra más baja en la última década. La situación se repetía en otros embalses.

Según explicó Benigno Siles, director de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, las compuertas y obras de entrega recibieron mantenimiento para disminuir las pérdidas de agua. Se reparó la derivadora Sur de El Jíbaro y se prevé aumentar los aforos para obtener datos más precisos.

El Complejo Agropecuario e Industrial (CAI) Sur de El Jíbaro, ubicado en el municipio de La Sierpe y uno de los mayores productores de arroz en el país, pretendía sembrar este año en la campaña de frío 1 050 caballerías.

Sin embargo, las escasas precipitaciones y los bajos niveles de agua almacenados en la Zaza, obligaron a reduccir los planes de siembra de la gramínea.

Para Genaro García, subdirector técnico-productivo de la entidad, no queda otra alternativa que aprovechar las tierras cercanas a los canales magistrales, colocar dos anegadores por campo y trabajar el riego las 24 horas, para el empleo óptimo del agua.

Este año, subraya Benigno Siles, “debemos entregar para el arroz 167 millones de metros cúbicos de agua, lo cual garantiza el riego de 870 caballerías y a partir de junio, 40 millones de la presa La Felicidad”.

Por ahora se pretenden poner en explotación los 50 pozos localizados en áreas del CAI, donde se estima una reserva de agua subterránea de 100 millones de metros cúbicos, de los cuales ya han dejado listos 26. Otras alternativas contemplan el movimiento de seis molinos de viento.

Las playas y su condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad han constituido por años la principal atracción de Trinidad.

Ante la sequía que afecta a 35 fuentes de abasto en seis de los ocho municipios espirituanos, su cercanía al mar compromete los niveles de salinización de su cuenca subterránea.

El bloque Trinidad, refiere Rafael Rangel, subdelegado de Recursos Hidráulicos en la provincia, es la única en estado desfavorable y, de continuar la extracción de agua, entraría en fase crítica, donde debe impedirse la explotación de los acuíferos costeros para evitar la intrusión salina.

Además, San Juan de Letrán, su principal fuente de abasto, que en condiciones normales aporta 110 litros por segundo, solo suministra 20, lo cual ha provocado que 28 000 trinitarios reciban el agua en pipas o carros cisternas.

De ahí que se adoptaran diversas medidas tales como la clausura de casi todos los fregaderos de carros, se mantenga la vigilancia constante sobre los principales derrochadores del líquido, se hayan suprimido los grandes salideros en las conductoras y se colocaron metros contadores de agua.

Ya lo decía Aimée Aguirre, vicepresidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, la situación es preocupante, pero se necesitan minimizar las pérdidas, inspeccionar constantemente a las entidades y proteger a los asentamientos dañados.

Buscar eficiencia dentro del propio sistema de acueducto y ahorrar al máximo en las casas, edificios multifamiliares y los centros de trabajo, tienen que convertirse en ejes principales de esta lucha. (AIN)

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