Autor: Internet Publicado: 21/06/2021 | 09:18 pm
Sus cifras son tan pequeñas que la ubican, con sobrada ventaja, como la campaña de menor dimensión que enfrenta el sistema de la Agricultura, reporta el diario Granma en su sitio web.
Baste decir que solo participan en ella 39 productores, cuyas cosechas, a diferencia del resto de los cultivos, no se miden en toneladas o quintales, sino en libras.
Martín Acosta, el de mayor resultado este año, a pocos días de concluir la recolección, registra la "astronómica" cantidad de 1 132 libras. El resto, por lo general no pasa de 400, y algunos ni siquiera llegan a 100. En total, la producción del 2011 se calcula en algo más de 6 530 libras.
Sin embargo, los especialistas consideran tales cifras como algo sobresaliente, teniendo en cuenta el volumen planificado (alrededor de 5 000 libras) y las duras condiciones en que se lleva a cabo la campaña de la guayabita del pinar.
"La mayoría de las plantas están en las montañas, lejos de los poblados, en áreas pertenecientes a las empresas forestales, donde también abunda el marabú", comenta Mario Salazar, un productor de La Guabina, municipio de Pinar del Río. Pero la producción de guayabita no constituye únicamente una cuestión de tradición, pues la obtención de la fruta posee también una importante connotación económica, al tratarse de la materia prima fundamental en la elaboración de una bebida con más de 100 años de historia y una amplia aceptación internacional.
Secretos del cultivo
Originaria de Vueltabajo, la guayabita del pinar vivió durante mucho tiempo rodeada de interrogantes, que la ciencia ha ido despejando.
Hoy, por ejemplo, está comprobado que su reproducción no se da únicamente de forma natural —como muchos aseguraban—, por tanto el hombre puede ayudar a multiplicarla.
Por otra parte, se ha demostrado que con la atención adecuada es posible cultivarla en áreas compactas, como prueba una plantación fomentada por la Universidad de Pinar del Río, donde este año se han acopiado 1 312 libras.
Ello ha sentado las bases para que productores como Martín Acosta hayan podido incrementar la población de sus áreas y, por consiguiente, los rendimientos.
Entre las acciones imprescindibles en el manejo del cultivo, el campesino enumera en primer lugar la limpieza del área, "porque esta es una planta que no admite sombra".
Unido a ello recomienda apilar junto al tronco las malas hierbas cortadas durante la chapea, para emplearlas como abono orgánico.
Solo eso, porque la guayabita no precisa de tierras tan fértiles.
"El objetivo de la cosecha —que todos los años arranca en el mes de junio, y según el comportamiento del clima puede prolongarse hasta octubre— es aportar materia prima para la elaboración de la Guayabita del Pinar, una bebida reconocida con varios premios internacionales, cuya producción anual asciende a unas 60 000 cajas", explica Remberto Gómez, especialista principal de la fábrica.
Los historiadores la consideran una bebida típica de Vueltabajo. "La mezcla de la guayabita con aguardiente, para obtener un licor con mejor aroma y sabor, era una práctica habitual entre los vegueros, quienes la ingerían sobre todo en las mañanas durante el invierno, antes de comenzar la faena", asegura Juan Carlos Rodríguez, historiador de Pinar del Río. Para los habitantes de esta porción del occidente cubano, la guayabita del pinar forma parte de su patrimonio, y su producción ayuda a que el país aumente las exportaciones.
Por eso el campesino Martín Acosta, a sus 69 años, sigue recorriendo todos los días los cinco kilómetros que median entre su casa, en el poblado de San Cayetano, y las áreas de guayabita, en pleno lomerío.








