Ante la sensación colectiva de que esta crisis lo cambia todo o, al menos, plantea la necesidad de una reconfiguración global, el gran desafío es cómo construir una sociedad mundial postneoliberal, capaz de enfrentar las crisis futuras con la mirada puesta en el ser humano.
No es secreto que, desde hace algún tiempo, la economía estadounidense y, con ella, la hegemonía del dólar se han sostenido gracias a la gigantesca inyección de dinero proveniente del resto del mundo