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Rehabilitar playas después del verano

Creció 5,4 % llegada de visitantes foráneos hasta julio último. Proseguirá el aumento de la industria de los viajes a escala global. Desafíos del sector frente a los cambios climáticos   


Viernes 24 de Agosto de 2012 | 12:00:00 AM 

Autor

Minerva Herández Basso

Finalizó el verano, temporada de alza en el turismo, que alcanzó 5,4 % de crecimiento durante los primeros siete meses del año, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información. Durante ese período tuvo gran movimiento ese sector, en especial en las zonas de playas, a donde acudieron multitudes; es bien conocida la oleada humana que desbordó los litorales, particularmente en julio y agosto, aunque los datos públicos omiten estimados sobre la cantidad de bañistas nacionales y foráneos.

En septiembre comienza una etapa baja para la llamada industria del ocio, en las playas se reporta menor concurrencia y también se pueden constatar perjuicios causados por tan elevada afluencia de visitantes. Obviamente, los encargados de devolver las imágenes hermosas distintivas de dichos parajes, pudieran estar ya en acción, pero resulta prudente recalcar ahora que esta fase es idónea para las labores de rehabilitación, que se realizan en el país, en concordancia con las posibilidades y proyectos de cada territorio.

Más adelante, antes de finalizar el año llegará la temporada alta del turismo y volverán los amplios grupos de visitantes -para entonces, extranjeros en su mayoría-  y se reanudarán los baños de mar, los mismos originados en épocas lejanas y que constituyen una arraigada tradición en estos tiempos, y también representan una preferencia indiscutible entre personas de todas las latitudes.

Corresponde a las naciones con abundantes playas, cuidarlas y protegerlas para el disfrute actual y de las generaciones futuras, aportes valiosos que la humanidad agradece. Ese aspecto se tiene en cuenta en Cuba y se ejecutan proyectos que reportan ciertos avances.

Según cálculos, a este archipiélago lo distinguen unas 336 playas, obsequio de la naturaleza, que bien vale la pena preservar con esmero. Publicaciones diversas en Internet informaron detalles sobre la preferencia de los visitantes por distintos sitios cubanos. La novedosa zona de Cayo Santa María -al noreste de Villa Clara- por ejemplo, se ubicó en el lugar 21, entre las 25 mejores playas del mundo, de cuerdo con la encuesta para el premio que otorga TripAdvisor, considerada la más grande comunidad de viajeros de la web.

Ese mismo sitio este año distinguió, igualmente, entre los parajes más bellos del orbe, a Varadero y a Cayo Coco, al norte de la provincia de Ciego de Ávila, méritos encomiables para dichas zonas donde se realizan procesos de recuperación de playas, dañadas por múltiples razones, como las referidas a los efectos negativos e inevitables del cambio climático. 

Naturalmente, se trata de inversiones que requieren respaldo económico y criterios científicos. A raíz del verano 2012, medios de prensa locales difundieron detalles sobre los trabajos emprendidos en el polo turístico de Jardines del Rey, en el cual se desarrolla un programa de conservación ambiental que también pretende proteger la calidad de las arenas, recurso de alto valor estético y en el cual participa el Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros.

Desde hace dos años la península de Ancón, municipio de Trinidad, en Sancti Spiritus, es beneficiada por un Programa de Manejo Costero con el propósito de proteger casi 11 kilómetros  de una de las mejores franjas arenosas de la costa sur cubana.   

Entre los esfuerzos del país por ese mismo objetivo se inscribe el reciente evento nacional efectuado en Caibarién, provincia de Villa Clara, donde se examinó el proyecto de Actualización y evaluación de las playas y evolución  de la línea de costas para los años desde 2050 hasta 2100. 

Un despacho difundido por la radio municipal en su sitio web, explicó que cinco provincias del centro del país participan en ese proyecto, del cual ya se exhiben resultados y además  se impulsa la capacitación de especialistas sobre esa temática, así como la selección de las playas para las inversiones futuras.

En el quehacer científico cubano sobresale el Proyecto del ecosistema Sabana-Camagüey para conservar la diversidad biológica y su uso sostenible, auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).

 La hora del quieto

Muchas naciones, particularmente del Caribe, apuestan por el buen futuro del turismo y el desarrollo sostenible de ese sector, por sus abundantes contribuciones a las economías nacionales y su rápida recuperación frente a las crisis. En tanto, desde círculos académicos trascendió una idea con matiz de alerta, que pudiera expresarse en la frase la hora del quieto, es decir dejar de viajar para proteger al planeta, dados los efectos negativos de la aceleración del cambio climático y la continua emisión de gases de efecto invernadero.       

Si llegara esa hora mencionada significaría, quizá, que la humanidad vivirá un momento de nobleza generalizada y de consciente claridad meridiana, aunque a la luz de estos tiempos refleje una abstracción soñadora e idílica. Pero si tocara esa hora -reiteró- se confirmará, también  paradójicamente, la falta total de conciencia, de interés y voluntad de los coetáneos para preservar la tierra que habitamos.

Ese tipo de conducta caracteriza a muchas habitantes del planeta en este siglo XXI, en el cual aumentan de forma desmedida las emisiones de gases desde las actuales naciones industrializadas, de potentes economías y donde se muestran indiferentes ante los riesgos del porvenir. Aunque  los cambios climáticos ya dan señales evidentes y quienes contribuyen con el aumento de su velocidad hacen oídos sordos a cuanto diálogo se presente sobre el tema.

En conferencia reciente, el doctor -Ramón Martín Fernández, catedrático de la Universidad de La Habana, explicó a la prensa que "si los grandes emiten menos, de verdad habrá disminución de los efectos, pero si no lo hacen se aceleran los cambios y sus efectos sobre el planeta".

Subrayó que en las esferas científicas existe el criterio de que con el cambio climático será más severo el clima. En Cuba, según Martín Fernández, los principales impactos previstos entre 2050 Y 2100, serán otro incremento de las temperaturas, etapas muy lluviosas y otras con pocas lluvias y el aumento del nivel del mar.

Considera que la solución actual es mitigar y la adaptación. También piensa que será difícil predecir el impacto económico que generarán tales variaciones  para la cuales, en su opinión, los países tienen diferentes niveles de preparación y de vulnerabilidad. Pero asegura que "lo que si se prevé es que habrá un impacto económico negativo".

El doctor Orlando Rey, director de Medioambiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) define los cambios climáticos como procesos naturales que van a ocurrir con o sin presencia humana. Lo que el hombre hace es agregar otros efectos mediante la industria y la agricultura con la liberación de  gases a la atmósfera, que aumentan su capacidad de retener calor. Señala Rey que 75  % de esas emisiones proceden de los países desarrollados.

Durante una disertación reciente puntualizó que esos gases aumentaron 9 %, desde 1992 hasta la fecha, lo cual provoca el aumento de la temperatura a pesar de todo el esfuerzo desplegado con políticas ambientales internacionales y nacionales. Confirmó que Cuba ha realizado estudios para escenarios climáticos desde el año 2050 hasta 2100, en los cuales se pronostica ascenso del nivel del mar con efectos sobre áreas importantes del territorio.

No obstante, reconoce que el turismo sigue su crecimiento a escala global. Para 2020 según estimados de la Organización Mundial del Turismo se moverán por el orbe unos 8 000 millones de personas, lo cual representa cerca de 17 % ó 18 %, de la población mundial. En tanto Cuba ha tenido un crecimiento importante y las previsiones apuntan a la continuidad de dicho incremento. 

Aunque difundidos de prensa en la web asegura que fue un fracaso la renombrada Cumbre de Río + 20, el documento de dicha cita solo dedicaba dos párrafos al turismo. Uno de los cuales, según el director de Medio Ambiente del Citma, "reconoce la necesidad de apoyar el turismo sostenible y capacidades relevantes que promuevan conciencia ambiental, conserven y protejan el ambiente, la vida silvestre, la flora, la biodiversidad". También reconoce la posibilidad de "soportar economías locales, crear capacidad en los países en desarrollo, contribuir al logro del desarrollo sostenible".

Sobre ese asunto un documento publicado en varios sitios de Internet expone: "Más allá del maquillaje verde: Reflexiones sobre el Turismo en el proceso de Río pone al turismo en el contexto de los temas de Río+20 como la "economía verde" y la gobernanza. Aspira a aumentar la conciencia sobre los desafíos que genera el crecimiento turístico y a fomentar la reflexión y el debate"...

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