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01 de Julio  2025 

Implementan proyecto de resiliencia costera

Esa iniciativa, liderada por la Agencia de Medio Ambiente (AMA) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), es implementada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)


Martes 17 de Marzo de 2020 | 12:00:00 AM 

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El proyecto Construyendo resiliencia costera en Cuba a través de soluciones naturales para la adaptación del cambio climático dio inicio con un taller recién efectuado en La Habana, en el que se concretó el propósito de apoyar el fortalecimiento y la integración de la reducción del riesgo de desastres y del enfrentamiento a los nefastos efectos del calentamiento global, en los planes de desarrollo socioeconómico de sectores y gobiernos de municipios vulnerables.

Esa iniciativa, liderada por la Agencia de Medio Ambiente (AMA) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), es implementada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cuenta con un financiamiento de la Unión Europea de cuatro millones de euros mediante la Alianza Global para el Cambio Climático.

Incluye, además, el acompañamiento del Estado Mayor de la Defensa Civil, el Ministerio de la Agricultura, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y el de Planificación Física y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana,  entre otras instituciones y centros del país y a nivel local.

Las acciones benefician a la zona norte de la región central de Cuba, y abarca a los 15 municipios costeros de las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey. En cuatro localidades se prevén intervenciones directas, Nuevitas, Caibarién, Yaguajay y Chambas, y en otras 11 se ejecutarán actividades de réplica de las mejores prácticas que favorecerán en total a más de 600 000 personas.

Se trata de apoyar a los gobiernos locales en la protección ambiental y la resiliencia ante ese fenómeno asociado al calentamiento del planeta y su influencia en los planes sociales y económicos, en comunidades costeras vulnerables, sobre todo, aquellas que fueron dañadas sensiblemente por el huracán Irma en 2017, cuando 12 de las provincias del país sufrieron grandes pérdidas.

Los resultados esperados incluyen el fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos y los sectores clave para la toma de decisiones, para la reducción del riesgo de desastres a nivel local, la incorporación del enfoque integrado de la reducción de riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático en la planificación del desarrollo local, así como el fortalecimiento de la resiliencia de los asentamientos costeros.

El involucramiento de las comunidades en los procesos de diagnóstico, diseño e implementación de las soluciones y el monitoreo de los impactos, facilitará la réplica de los resultados en beneficio de estas y otras localidades a mediano y largo plazos.

El proyecto está en correspondencia con el Plan de Estado para el Enfrentamiento al cambio climático, conocido como Tarea Vida, el cual reconoce el carácter transversal de los impactos del clima, de los riesgos de desastres y su relación con la planificación del desarrollo.

También responde a las prioridades de cooperación establecidas entre el Gobierno de Cuba y la UE para el período 2014-2020, entre las que sobresale la protección y uso eficiente de los recursos naturales, así como las del PNUD, que en este año comienza un nuevo ciclo de colaboración con la Isla antillana, alineado a su plan de desarrollo económico y social, y que tiene entre los principales cooperantes a la UE, Canadá, Italia, Suiza, la Federación de Rusia, Emiratos Árabes Unidos y China.

Hubo un segundo encuentro en Villa Clara, con la asistencia de actores clave de todas las localidades incluidas en el proyecto, dirigido a intercambiar sobre herramientas y mecanismos de trabajo fundamentales y precisar la planificación de las acciones para su implementación exitosa durante 2020 y su continuidad durante los próximos tres años.

El PNUD, un buen aliado

Maribel Gutiérrez, representante residente del PNUD en Cuba, destacó que en alianza con la AMA y la UE, desde su Programa Alianza Global para el Cambio Climático, en los últimos años han logrado acompañar a la Mayor de las Antillas en temas de alta relevancia estratégica como la seguridad alimentaria, el despliegue de las fuentes renovables de energía y la eficiencia energética.

“Este proyecto, que recién inicia, aborda de manera directa el apoyo a la implementación de la Tarea Vida, en particular en la elevación de la resiliencia en las zonas costeras altamente amenazadas por la elevación del nivel del mar y se centra en la implementación de soluciones naturales para la adaptación al cambio climático, y la potenciación de una visión integrada de la gestión de riegos de desastres, como base fundamental para la sostenibilidad del desarrollo territorial”, afirmó.

Para lograrlo, -dijo- se aprovechará el alto potencial científico del país, y se propiciará la alianza de la ciencia y los decisores locales, a partir de los esfuerzos y resultados a nivel nacional, además de fortalecer los centros de gestión de riesgos y los sistemas de alerta temprana hidrometeorológicos.

También se instaurarán nuevos centros de creación de capacidades y gestión del conocimiento para la adaptación, que trabajarán coordinadamente con los gobiernos locales en función de mejorar la resiliencia de las comunidades.

Los resultados del proyecto contribuirán al Programa de Cooperación del PNUD en Cuba, en su ciclo 2020-2024, que define entre sus prioridades, el fortalecimiento de las capacidades de gobiernos y actores locales y nacionales, con herramientas de gestión y planificación, que faciliten la toma de decisiones desde los enfoques de la adaptación al cambio climático y la gestión integral de riesgos de desastres, todo en beneficio de las poblaciones y para promover comunidades más resilientes.

La UE, cooperación in crescendo

La Unión Europea aumenta su cooperación en esta Isla del Caribe pues se ha multiplicado casi tres veces en unos dos años, lo cual indica que el acuerdo de diálogo político y de cooperación está dando sus frutos, aseguró Juan Garay, jefe de cooperación de la delegación de la UE en Cuba.

Precisó que ese bloque cuenta con un compromiso muy importante para superar lo acordado en París y llegar a emisión cero en 2050, cuando se trata no solo de las consecuencias del calentamiento global y el desequilibrio del carbono en la atmósfera, sino también de cómo estamos usando el suelo, los mares, los bosques, las aguas superficiales, la biodiversidad toda, porque el cambio climático va más allá de un aumento de la temperatura y de una concentración alta de carbono.

“En todos estos asuntos contribuimos en Cuba en diferentes ámbitos en cuanto a mitigación para lograr menos emisiones de sustancias contaminantes a la atmosfera sobre todo a través de fuentes limpias de energía; en adaptación, sobre todo con los campesinos y sus cooperativas a la aplicación de técnicas de agroecología, donde Cuba es líder, y puede ser ejemplo en el camino hacia una soberanía alimentaria, así como en cuanto a la alerta temprana y prevención ante desastres, en lo que también la nación antillana es una guía en la región y, por eso contamos con su cooperación en otros países, como lo ha hecho hasta ahora”, comentó el funcionario.

“El aumento del nivel de mar obliga a una nueva manera de mirar la vida en las costas y los asentamiento humanos por su vulnerabilidad, es este uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta Cuba como pequeño estado insular, junto a otros asociados al cambio climático y disímiles desequilibrios naturales del  planeta, tan graves como resultan las consecuencias del bloqueo de EE.UU. a esta Isla y al cual se opone la UE.

“Esto potencia con mayores bríos la capacidad de resiliencia de los cubanos para responder a tales retos, que implican no solo a quienes viven en esas zonas bajas del litoral y sufrirán directamente los impactos sino que compromete a todos como país e individualmente, al mejorar, por ejemplo, el uso de los suelos y del subsuelo, al evitar la salinización de las aguas superficiales de esas zonas, y al aplicar nuevas tecnologías e investigaciones, en  proyectos sobre temas marinos, de fuentes renovables de energía, entre otros.

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