Autor: Yailín Alfaro Guillén Publicado: 21/06/2021 | 09:33 pm
Uno de los más ilustres científicos de Cuba, ortopédico de profesión reúne además excelente carácter, humanismo sin par, modestia innata, y sobre todo amor hacia el pueblo, a sus pacientes, a Fidel y a Raúl.
Este de 22 diciembre, cuando también se celebró el Día del Maestro, el profesor de profesores, máster en Ciencias, doctor Rodrigo Álvarez Cambras, cumple 80 años, la mayor parte de ellos al servicio de la Revolución y del pueblo cubanos.
El actual Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, no se puede concebir sin la presencia del doctor Álvarez Cambras en el que ha permanecido como director por más de 40 años.
Cuando en noviembre de 1968 el entonces Ministro de Salud Pública le dio la tarea al Doctor de dirigir el hospital, instalación que había pertenecido a la mujer del dictador Fulgencio Batista, era conocida como ONRI y para poder ser atendido se necesitaba una carta de la esposa del tirano. En ese entonces el centro contaba con 110 camas, tres salones de operaciones, un departamento de rayos X y un mínimo de personal.
En los últimos 40 años el hospital se convirtió en uno de los más grandes e importantes de su especialidad en el mundo por la infraestructura que lo soporta y donde se han atendido decena de miles de cubanos y extranjeros.
Un poco de historia
Para millones de hombres y mujeres, el nombre de Rodrigo Álvarez Cambras le es conocido por sus innumerables aportes a las ciencias médicas ortopédicas, incluso por el famoso fijador externo de huesos que lleva sus iniciales, Ralca.
Este famoso y brillante científico cubano nació en Candelaria, Pinar del Río, el 22 diciembre de 1934, pero fue inscrito en la Ciudad de La Habana. Estudió primaria en una escuela pública en la barriada de Luyanó, donde vivió hasta los 12 años. Su padre, con un esfuerzo enorme, sufragó sus estudios en el colegio religioso Los Maristas, en la Víbora hasta 1948, cuando muere de tuberculosis. Como era el batutero mayor de la banda de música, integrante del equipo de baloncesto y otros deportes, sus hermanos de escuela le consiguen una beca y termina el bachillerato en 1952
Ese año ingresa en la Escuela de Medicina de la Universidad con muchas dificultades porque participaba en las luchas estudiantiles. Cuando cierran la casa de altos estudios a fines de 1956 ya estaba en tercer año de Medicina.
Tuvo una amplia participación en la lucha clandestina y al triunfo de la Revolución ejerció varios cargos.
A fines del 61 se reintegra a los estudios y a la vez trabaja en la Aduana. Cuando concluye la carrera, en 1964, ya tenía experiencia en ortopedia, pues desde el primer año había iniciado prácticas de esa especialidad y según rememora fue por un hecho fortuito pues durante una manifestación estudiantil la policía batistiana le dio una golpiza que le provocó una lesión en la pierna. Lo llevaron a la Sala Gálvez, del hospital Calixto García y allí ayudó y aprendió a poner yeso a otros pacientes con los estudiantes más avanzados.
Para cumplir el Servicio Médico Rural lo ubicaron, a mediados de 1964, en el hospital Saturnino Lora de Santiago de Cuba, donde lo designan jefe y profesor de ortopedia de las hoy cinco provincias orientales.
Este científico, que ostenta más de 400 condecoraciones y reconocimientos nacionales e internacionales, participó como médico guerrillero, a mediados de los años 60, en el batallón Patricio Lumumba, el segundo frente del Che en el Congo Brazzaville.
Al regresar a Cuba tras cumplir la misión, fue a ver al ex ministro de Salud doctor José Ramón Machado Ventura, (había pasado a la dirección del Partido de La Habana), quien le informó que había una decisión de Gobierno y del compañero Fidel para que perfeccionara sus estudios de ortopedia.
Le consiguieron una beca en Francia donde comenzó a estudiar en la Universidad de París y en el Hospital Universitario Cochin, el más importante de la capital.
A su regreso, lo recibió el doctor Martínez Junco, ministro de Salud Pública y más tarde el Comandante Fidel Castro le dijo que la misión sería desarrollar la ortopedia y lo designan director del Frank País. La instalación tenía un gran terreno a su alrededor e inmediatamente comenzó a soñar con hacer un hospital de alto nivel científico y asistencial como necesitaba el pueblo de Cuba.
Rodrigo rememora que Celia Sánchez fue el alma inspiradora del Frank País y que el Comandante en Jefe Fidel Castro puso todo su empeño en su reconstrucción porque desde el primer momento avizoró lo que podía llegar a ser este servicio ortopédico para la población.
Comienza su reconstrucción en 1969. En los subsiguientes años el hospital continuó creciendo y hoy cuenta con 650 camas, 24 salones de operaciones, un hotel con 226 camas para enfermos de otros países, un hotel de 100 camas para extranjeros que vienen a estudiar en Cuba distintas especialidades y una residencia con 100 camas para los cubanos que participan en cursos de ortopedia, congresos y otras actividades.
En ese centro han recibido atención unos tres millones de cubanos y también extranjeros procedentes de 45 países.
En una conversación que sostuve con el Profesor, me recalcó que el hospital "fue un sueño que tuve un día y se logró gracias a que hubo una revolución socialista en Cuba".
Una de las condecoraciones que le entregaron fue la Orden del Honor y la amistad impuesta por el presidente ruso Vladimir Putin cuando visitó a Cuba en diciembre de 2001.
Al imponérsele la Orden, Putin dijo que era un reconocimiento a lo que hicieron él y su equipo por el ejército soviético en la época en que sus tropas se encontraban en Afganistán. En aquella oportunidad se atendieron en el hospital a más de 400 soldados y oficiales, a muchos de los cuales los salvaron de amputárseles una pierna o un brazo.