Sábado
20 de Abril  2024 

Flotan aires neonazis entre militares de Ucrania

Los batallones Azov y Donbáss así como militantes del grupo ultranacionalista Pravy Sektor, luchan junto con las tropas regulares ucranianas contra las milicias del este de Ucrania portando insignias referentes al nazismo


Viernes 29 de Agosto de 2014 | 12:00:00 AM 

Autor

Luis Ubeda

Cuesta trabajo admitir que todavía haya quienes se atrevan a portar banderas e insignias alusivas a la pesadilla nazi que, entre 1939 y 1945, devino detonador de la conflagración bélica más sangrienta en la historia de la humanidad, llevando el luto a millones de hogares en gran parte de Europa y Japón, así como en algunos países de Asia, África e islas del Pacífico.  

Sin embargo, lo que está ocurriendo en Ucrania no deja lugar a dudas. Las operaciones militares que el gobierno de Kiev desarrolla desde abril contra las milicias del este contrarias al golpe de Estado sufrido en febrero por el entonces presidente Víktor Yanukóvich, cuentan entre sus efectivos a los batallones Azov y Donbás y militantes del ultranacionalista Pravy Sektor, calificados de neonazis por el empleo de una simbología que hace clara referencia a las SS.

Así, en las filas de las tropas regulares combate el batallón Azov, formado en mayo último en la ciudad de Mariúpol, a base del servicio patrullero de servicios especiales del Ministerio del Interior de Ucrania. En Internet sus efectivos se conocen como "hombrecillos negros".

Por su parte, el batallón Donbáss se creó este año en Dniepropetrovsk para luchar contra los milicianos de la autoproclamada República Popular de Donetsk. Más tarde, dio origen al 24º batallón de defensa territorial Donbáss del Ministerio de Defensa de Ucrania sometido al Estado Mayor y al batallón operativo Donbás de la Guardia Nacional, supeditado al Ministerio del Interior.

Echar leña al fuego

Tan pronto brotó la primera chispa rebelde ante el golpe de Estado, a los cuerpos de seguridad gubernamentales les llegó una ayuda estadounidense de 33 millones de dólares, aunque el embajador de esa nación en Ucrania, Geoffrey Pyatt, aclaró que el mismo "es parte del paquete de ayuda no letal que incluye también chalecos antibalas, dispositivos de visión nocturna, walkies- talkies y otros equipos", y que "la ayuda se prestará en forma de diferentes programas, en particular, para reforzar la frontera..."

Sin embargo, el ultrareaccionario senador por el Estado de Arizona, John McCain, el mismo que organizó "la primavera árabe" y el que días atrás pidió al presidente Barack Obama que "tenemos que aumentar dramáticamente los ataques aéreos, y esos ataques aéreos tienen que ser dirigidos también contra Siria", a principios de mayo se coaligó con sus cofrades republicanos del Senado para que se le conceda a Ucrania una ayuda militar por 100 millones de dólares.

Y recalcó: "Estoy seguro que aprobaremos la ley, pero llevará tiempo, y el tiempo está contra nosotros. Confiamos en convencer al presidente para que envíe esta ayuda", apuntó.

Tampoco debemos olvidar que a mediados de abril pasado, el director de la CIA, John Brennan, viajó de incógnito a Kiev y se reunió con responsables de seguridad poco antes de que el Gobierno provisional lanzara la denominada "operación antiterrorista" contra las milicias del este de Ucrania. Con anterioridad, el diario Bild informó, citando fuentes de seguridad alemanas, que decenas de agentes de la CIA y el FBI estaban asesorando al Gobierno interino en Kiev con el fin de organizar estructuras de seguridad capaces de poner fin a los "disturbios en las regiones orientales" (sic).

Milicias penetran en Novoazovsk

Al cabo de cuatro meses del conflicto, las milicias ucranianas entraron en la ciudad de Novoazovsk, situada en una zona estratégicamente importante: en el Mar de Azov y en la carretera que une a Rusia con la Península de Crimea, anexada a territorio ruso a comienzos de año. Según el alcalde del lugar, Oleg Sidorkin, las milicias entraron en la ciudad apenas 24 horas después de la reunión entre Putin y Poroshenko.

El pasado 27 de agosto, los líderes de Rusia y Ucrania se reunieron en Minsk, Bielorrusia, para discutir la escalada de la crisis en el este de Ucrania. Pese a la sesión cara a cara entre los presidentes Vladimir Putin y Petro Poroshenko durante más de dos horas, no hubo indicios de una pronta solución a los combates que han durado desde abril y cobrado al menos 2 000 vidas. Ambos mandatarios convergieron en Minsk durante la cumbre de la Unión Aduanera (Bielorrusia, Rusia y Kazajstán) con la Unión Europea y Ucrania, donde además de temas económicos abordaron el conflicto en el este de Ucrania.

"Entiendo que a todas las partes implicadas les gustaría una salida digna de esta situación -dijo el también nombrado rey del Chocolate, cuya fortuna, según Forbes, supera los 1 300 millones de euros-, y estoy dispuesto a debatir distintas variantes que garanticen dicha estrategia de salida, una salida a un futuro pacífico para Ucrania y Europa", agregando que es vital que se establezca un control internacional de la frontera con Rusia, "para impedir que los rebeldes reciban por ella armas y hombres de refuerzo".

Entre tanto, Putin fue breve y tajante: "La escalada del uso de la fuerza, sin tener en cuenta los intereses vitales de las regiones surorientales del país y sin un diálogo pacífico con sus representantes no podrá solucionar la crisis", y se concentró en los problemas económicos que traerá la asociación económica de Kiev y Bruselas. Putin aseguró que a causa de ella, Rusia podría tener multimillonarias pérdidas -para empezar, 100 000 millones de rublos (cerca de 1 100 millones de euros)- por lo que, para evitarlas, "nos veremos obligados a anular las preferencias que los productos ucranios gozaban al ser exportados a Rusia".

Algo para recordar

Al contemplar el mapa geopolítico donde se ventilan los actúales acontecimientos en Ucrania, no queda más remedio que reconocer que el fascismo no fue debidamente enterrado en Europa. Al fascismo alemán lo sustituyó el plan Marshall de los Estados Unidos; y desde entonces, en nombre de la democracia y la libertad, sus secuelas brotan en cualquier rincón del planeta.

En Ucrania, el fascismo también ha ido cambiando sus ropas. Al principio se disfrazó de estudiante en las protestas en la plaza Maidan, pero no tardo mucho en quitarse ese traje y sacar las armas. No fueron pocas las aparecidas de un día para otro en la plaza de Kiev, como tampoco fueron pocas las visitas que hicieron los grupos nazis Svodoba y Pravy Sektor (Sector Derecho), primero, al golpista Turchinov y después al nuevo presidente Poroshenko. No podemos olvidar que cuando le es necesario, el fascismo se protege tras fusiles y tanques, como ayer lo hacía, hoy también.

¿Cuál es pecado cometido por los habitantes del Donbass? Autoproclamar su derecho a ser libres y nos estar sujetos a los vaivenes de la política económica predominante en los países de la Unión Europea. Y el pecado lo están pagando con sangre. Estados Unidos y la UE han puesto en marcha toda su maquinaria contra la soberanía de los pueblos, con el objetivo claro de conseguir posiciones geoestratégicas al este de Europa; hoy, como también ayer, en nombre de la democracia y la libertad.

Y algo para recordar. Mencionar en Polonia a los nacionalistas ucranios (los banderovtsy) y su líder, Stepán Bandera (1909-1959), quien encabezara la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA) durante la II Guerra Mundial, era casi un suicidio político hasta no hace mucho.

Sin embargo, estos mismos ultranacionalistas ucranios que hoy no esconden sus simpatías con el hitlerismo, los sangrientos pogromos, ni mucho menos el antisemitismo del siglo XXI, ya no generan rechazo ni en Varsovia, ni en Bruselas, cuando apenas en 2010, precisamente por esto, el Europarlamento a petición de Polonia, condenó a Ucrania por declarar a Bandera -que acabó ajusticiado en Múnich- "héroe nacional".

Los medios de comunicación occidentales se han centrado obsesivamente en qué medida los milicianos en el este de Ucrania obedecen las "órdenes del Kremlin", pero esa atención oscurece una característica más significativa del panorama político ucraniano. Cada elección en Ucrania desde la caída de la Unión Soviética en 1991, ha puesto de manifiesto que el país se divide casi por igual entre pro-rusos y pro-occidentales. Pretender que la rebelión en el este de Ucrania es falsa y orquestada por Rusia es un autoengaño peligroso.

Por último, en el aspecto económico, los europeos en general están comenzando a preocuparse por la pérdida del mercado ruso en instantes donde esta suerte de "Guerra Fría" que por momentos se está tornando peligrosamente caliente, solo está dando sus primeros pasos en el campo económico. En dos o tres meses el invierno irrumpirá en Europa y el gas que calienta a la mayoría de los hogares, atraviesa por Ucrania. Por esta sola razón sobran motivos, pues, para comprender lo agudo de un conflicto cuyo desenlace puede ser fatal para millones de seres humanos.

Comparte esta noticia