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Mirar al mar como fuente de alimentos

Buena parte de la humanidad depende de la pesca y la acuicultura para obtener alimentos e ingresos; sin embargo, las prácticas nocivas y la mala gestión conspiran contra ello


Jueves 05 de Junio de 2014 | 12:00:00 AM 

Autor

Luis Ubeda

¿Sabía usted que cada año se desperdician unos 1 300 millones de toneladas de alimentos de los 4 000 millones producidos, cifra que no excluye las pérdidas posteriores a la captura de peces, que se eleva considerablemente en la pesca artesanal?

Para José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) expresó, "la salud de nuestro planeta, así como nuestra propia salud y el futuro de la seguridad alimentaria, todo ello depende de cómo tratemos el mundo azul. Tenemos que asegurarnos de que el bienestar del medioambiente es compatible con el bienestar humano, a fin de que la prosperidad sostenible a largo plazo sea una realidad para todos. Por esta razón, la FAO se ha comprometido a promover el 'crecimiento azul', que se basa en la gestión sostenible y responsable de los recursos marinos y acuícolas".

La última edición de El estado mundial de la pesca y la acuicultura, revela que la producción pesquera y acuícola ascendió a un total de 158 millones de toneladas en 2012, alrededor de 10 millones de toneladas más que dos años atrás, y atribuye tales dígitos al sector acuícola (incluida la acción de los pequeños productores), calificándola de motor impulsor de este crecimiento. El informe destaca que el cultivo de peces encierra grandes posibilidades para responder a la creciente demanda de alimentos derivada del aumento demográfico.

Esto resulta más significativo si tenemos en cuenta que el llamado a  una gestión sostenible y responsable de los recursos marinos y acuícolas se suscita cuando la proporción de la producción pesquera utilizada por los seres humanos para alimentarse ha aumentado desde alrededor de 70 % en la década de los ochentas a un nivel récord de más de 85 % (136 millones de toneladas) en 2012. Al mismo tiempo, el consumo per cápita de pescado se ha disparado de los 10 kilogramos en la década de 1960 a más de 19 kg. también en 2012.

El documento de la FAO señala que el pescado representa hoy casi 17 % de la ingestión de proteínas de la población mundial, cifra que en algunos países costeros e insulares puede superar 70 %, y estima que la pesca y la acuicultura sostienen los medios de subsistencia de entre 10 % y 12 % de la población mundial.

Recordemos que, desde 1990, el empleo en el sector ha crecido a un ritmo más veloz que la población mundial, y en 2012 proporcionó trabajo a unas 60 millones de personas dedicadas a la captura de peces marinos y otros productos del mar,  a las actividades acuícolas; de las cuales 84 % trabajaba en Asia, seguida de África con alrededor de 10 %.

Récord y más récord

De manera extraoficial, trascendió que el pasado año se produjo un nuevo récord de captura alcanzando los 160 millones de toneladas, con la pesca marina y la de especies piscícolas. La comercialización de tan crecidos volúmenes se sustenta en una sólida demanda en los mercados internacionales y en un aumento de esa en Asia Oriental y el sudeste asiático, especialmente en China. Por su parte, España sobresale en consumo por persona y año con una media de 26,8 kg., a contrapelo del natural descenso sufrido en los últimos tiempos debido a la crisis.

Calco y copia del modelo de ganadería industrial, la creciente demanda en el consumo de pescados  y mariscos ha podido satisfacerse gracias al boom de la acuicultura intensiva, lo que denominan granjas de pescado o piscifactorías. Lo cierto es que debido a ello, en la actualidad uno de cada dos peces consumidos en el mundo proviene de la acuicultura, un modelo en auge que en 2030 debe suministrar casi dos tercios de todo el pescado apto para el consumo humano.

En 2012, la producción mundial acuícola también devino récord histórico (más de 90 millones de toneladas), incluyendo casi 24 millones de toneladas de plantas acuáticas, de las que hasta hoy han sido identificadas unas 330, acaparando China el protagonismo con alrededor de 60 % de la cuota total piscícola. Naturalmente, la expansión de la acuicultura contribuye a mejorar la dieta de muchas personas, sobre todo en las zonas rurales de escasos recursos, donde es casi nula la presencia de nutrientes esenciales en los alimentos.

Sin embargo, el informe de la FAO advierte que, para seguir creciendo de manera sostenible, la acuicultura tiene que ser menos dependiente del método de producción intensiva -con piensos- e introducir una mayor diversidad en especies y prácticas en las explotaciones acuícolas.

¡Cuidado con la sobrepesca!

En general, el estado de explotación de las principales poblaciones ícticas evaluadas y de las que se dispone de cierta información se ha mantenido prácticamente inalterable desde principios de los noventa, pero investigaciones recientes confirman que 44 % de las principales especies marinas están explotadas en extremo y, por lo tanto, las capturas está en el nivel máximo o muy próximo a ese, lo cual significa que no se prevé margen para su desarrollo a mediano plazo.

Del referido por ciento, alrededor de 16 % son objeto de sobrepesca, y tampoco ofrecen mucho margen de expansión, siendo cada vez mayor la probabilidad de que las capturas disminuyan si no se adoptan medidas correctivas para reducir o eliminar tan nefasta situación. Otro 6 % parece que está agotado, lo que significa una pérdida de la producción total, por no mencionar las lesiones sociales y económicas derivadas de una presión pesquera incontrolada y excesiva; finalmente 3 % parece estar recuperándose pero de manera muy lenta.

A fin de cuentas, hoy los productos del mar siguen siendo uno de los alimentos más comercializados en el planeta, cuyo valor en 2012 alcanzó la astronómica cifra de 130 000 millones dólares estadounidenses, y que según analistas, es muy probable que continúe en ascenso. Una tendencia importante es el aumento de la participación de los países en desarrollo en el comercio pesquero: 54 % de las exportaciones totales de pesca en función de su valor y más de 60 % por volumen, o sea, peso vivo, en 2012. Por tanto, la pesca marina y la piscicultura desempeñan un papel relevante para muchas economías locales, sobre la base de que 90 % de los pescadores lo son en pequeña escala y de esta cifra, alrededor de 15 % son mujeres, dígito que alcanza 90 % en el procesamiento y otras faenas industriales.

Para que esta vital fuente de alimentos continúe siendo una alternativa contra el hambre, los expertos hacen hincapié en la importancia de cumplir con el Código de Conducta para la Pesca Responsable que, desde su aprobación hace casi dos décadas, sigue siendo clave para lograr una pesca y acuicultura sostenibles. El Código promueve el uso responsable de los recursos acuáticos y la conservación de los hábitats para impulsar la contribución del sector pesquero a la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y el bienestar humano.

Solo de este modo el crecimiento azul como ámbito para una gestión sostenible y atenta a las cuestiones socioeconómicas de océanos y humedales que anima la FAO y su Director General, José Graziano da Silva, devendrá realidad en un siglo XXI donde resulta inconcebible que, mientras por un lado casi 900 millones de personas padecen hambre, por el otro se desperdician 1 300 millones de toneladas anuales de alimento.

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