Martes
20 de Mayo  2025 

El agua virtual en tiempos de sequía

Se trata de la requerida para producir los bienes para cada día. Los hogares emplean directamente una ínfima proporción de la gastada en el mundo, mientras que la agricultura casi 70 %, sobre todo para el riego, y la industria 20 %.


Viernes 27 de Mayo de 2011 | 12:00:00 AM 

¿Sabía usted que producir una hamburguesa de 150 gramos requiere 2 400 litros de agua; 4 100 litros para una camiseta de algodón (talla media 500 g), 8 000 la confección de un par de zapatos de cuero, y ¡246 052 litros! en la fabricación de un auto?

El agua virtual -o "agua oculta" para muchos- deviene herramienta esencial para calcular el uso real del líquido elemento de un país, pues es la contenida netamente en los productos. Este concepto fue introducido por el científico británico John Anthony Allan a principios de 1993, mientras estudiaba solucionar los problemas de escasez en Oriente Medio.

El análisis de las importaciones y exportaciones del agua virtual supone un punto de vista novedoso en aras de paliar las situaciones de déficit hídrico, pues registra su consumo real. Así, los gobiernos cuentan con una arma eficaz para planificar su economía en relación con la actual carestía de este elemento a escala mundial, favoreciendo la exportación de productos "costosos en agua" en los países con excedentes importantes, y animando su importación en los que sufren de estrés hídrico.

Sin embargo, el agua virtual nació más vinculada a cuestiones de política comercial y comercio internacional que a la eficiencia en el buen uso del mencionado recurso.

Cuando una nación importa una tonelada de trigo en vez de producirla, ahorra cerca de 1 300 m³ de agua; en un lugar donde escasee, puede usarla en otros fines. Pero si en el país productor del cereal ocurre lo mismo, resulta que ha exportado, virtualmente, 1 300 m³.

Convertirse en un importador neto de agua virtual puede ser una solución válida contra los inconvenientes de su carencia, fundamentalmente en lugares áridos en que el riego resulta indispensable para cultivar alimentos y altos demandantes del líquido.

Este tipo de comercio creció durante los últimos cuarenta años, pues alrededor de 15 % utilizado en el mundo se destina a la exportación en dicha versión. Puesto que, a nivel global, la agricultura es el sector económico mayor consumidor, el intercambio de productos agrícolas constituye el elemento clave de este comercio.

En el período 1995-1999, el trigo significó 30 % del volumen total del comercio internacional de agua virtual dentro del sector agrícola, seguido por la soya (17 %) y el arroz (15 %). Durante los últimos años, tal concepto ha cobrado notoriedad tanto en el ámbito científico como en el geopolítico. Quizá la noción pudiera parecer ambigua, pues "flota" entre un principio analítico-descriptivo y otro estratégico…

En relación con el primero, encarna un instrumento que permite la identificación y el gravamen de las opciones de la política y sus discursos, y de la ciencia. Mientras, también resulta una estrategia gubernamental al cuestionarse: ¿el comercio virtual del agua se puede aplicar de una manera sostenible?, ¿es posible manejar la puesta en práctica de manera social, económica y ecológica?, y ¿para cuáles países se ofrece el término de "opción significativa"?

En la actualidad, la percepción de agua virtual ha irrumpido en el contorno académico, y comienza a asomarse a los centros de decisión de algunas instituciones multilaterales como la ONU, la UNESCO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE. Ya se ha generado un debate entre quienes lo han adoptado de manera entusiasta -casi como una panacea para resolver los problemas de escasez en determinadas áreas geográficas y mejorar la gestión de los recursos hídricos-, y quienes lo consideran muy útil para reconocer dilemas presentes pero sobre todo futuros; sin embargo, no coinciden en el entusiasmo hacia el comercio internacional de agua virtual.

Buena parte de las conclusiones son similares, y el concepto se ha revelado como una novedosa y adecuada visión de los flujos mundiales de productos y de los impactos del consumo, y por lo tanto un instrumento necesario para la consecución del necesario desarrollo sostenible.

Comercio internacional y huella hídrica

Imaginemos a las corrientes del comercio internacional como ríos de agua virtual que fluyen entre países.

Las pautas del comercio y consumo de cualquier nación pueden ser parcialmente responsables del agotamiento y la contaminación del agua local. Por ejemplo, 70 % de la huella hídrica del Reino Unido se origina fuera de este, afectando a otras naciones. De ahí el interés por conocer de dónde proceden nuestros alimentos y otros bienes, y cómo se obtienen en esos lugares.

Está claro que el agua que utilizamos no solo se destina a beber, preparar los alimentos, ducharnos. La huella hídrica de un país, industria o persona se define como el volumen necesario para la producción de los productos y servicios consumidos por sus habitantes y por las industrias.

Se trata de una noción muy reciente, introducida en 2002 por Arjen Y. Hoekstra, cuya intención final es servir como un indicador capaz de aportar más información que los tradicionales cuadros basados en la producción. No obstante, el concepto de "agua virtual", muy relacionado con el anterior, le precede.

La huella hídrica se considera interna cuando se tiene en cuenta el elemento procedente de los recursos nacionales de un país, o externa, al juzgar la cantidad de agua esencial para desarrollar los productos o servicios consumidos, cuando estos han sido producidos en el exterior. El uso de recursos hídricos suele referirse, básicamente, a los agrícolas, industriales y domésticos.

Pero aparece además la huella ecológica, representativa del área de tierra productiva y ecosistemas acuáticos necesarios para crear los medios empleados por la población y para eliminar sus residuos, tomando como patrón un determinado nivel de vida e independientemente del lugar geográfico en que dichas tierras se encuentren. Por tanto, si este criterio indica la cantidad de terreno que necesita una comunidad para satisfacer todas sus necesidades, el de huella hídrica representa el monto de agua demandado para sostener la actividad de una población.

Impacto del agua virtual

Una vez sumadas el agua virtual de los productos que se ingieren y compran, y la de la rutina diaria, se tendrá una mejor idea de cuál es el impacto. Estas "pistas" valen para ofrecer a las naciones un indicador de consumo basado en su mejor uso.

El concepto de agua virtual ayuda a los gobiernos a repensar las políticas económicas, comerciales y ambientales. Las empresas y organizaciones públicas, así como los ciudadanos, pueden utilizarlo como instrumento al momento de tomar mayor conciencia y decisiones responsables sobre lo que se adquiere y consume.

En un país es menester, ante todo, calcular su propia huella de agua o la de la comunidad en general, y, después, pensar en las medidas para reducirla, como por ejemplo, adquiriendo productos reutilizables, comiendo menos carne, ar-tículos lácteos y bebidas de elaboración industrial.

Hoy el volumen total de agua utilizada para el cultivo en todo el mundo se estima en 6 390 Gm3/año (balance externo de agua virtual), teniendo en cuenta la proveniente de las lluvias y la destinada específicamente para regadío. Se estima que solo 17 % procede de las precipitaciones, lo cual resalta la importancia de estas en la agricultura mundial.

El cultivo del arroz demanda la mayor cantidad de agua, alrededor de 21 % del total, seguido del trigo, con 12 %. Ambos generan una cantidad de materia prima similar: 593 toneladas de arroz al año, por 595 toneladas de trigo. No obstante, el volumen necesario para su producción es sensiblemente superior en el caso del arroz, debido a la mayor evaporación en sus cultivos. Así, el contenido de agua virtual para el trigo es casi la mitad, aun cuando estos valores, cuando hablamos de productos procesados, difieren de forma significativa.

El contenido medio de agua virtual en las producciones industriales es de unos 80 litros por dólar. En Estados Unidos, por ejemplo, es de unos 100 litros; en Alemania y Holanda, 50; Japón, Australia y Canadá solamente alcanzan 10-15 mientras China e India, cuyas industrias suponen un gran gasto debido a sus dimensiones territoriales, utilizan 20-25.

No hay otra vía: en Tierra aquejado de tantos eventos naturales críticos y muchos otros derivados del desarrollo científico técnico, ganar conciencia en el uso adecuado y provechoso del vital líquido no es un mero compromiso, sino un seguro de vida para las generaciones que futuras.

En la siguiente tabla se aprecia el contenido de agua virtual de varios productos muy habituales en nuestra vida diaria:

Producto - Consumo de agua virtual Un kg de arroz - 2 700 litros Un kg de caña de azúcar - 175 litros Un kg de carne de ave - 2 800 litros Un kg de carne de cabra - 4 000 litros Un kg de carne de cerdo - 5 900 litros Un kg de carne de oveja - 6 100 litros Un kg de carne de res - 16 000 litros Un kg de cereales - 1 500 litros Un kg de cítricos - 1 000 litros Un kg de algodón - 3 644 litros Un huevo - 454 litros Un vaso de leche (200ml) - 200 litros

 

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