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Restablecidos nexos Cuba-EE.UU., las miradas puestas sobre el bloqueo

El más reciente informe presentado por Cuba ante la Asamblea General de la ONU señala que ese cerco económico, financiero y comercial ocasionó hasta ahora daños por un billón 112 534 millones de dólares


Jueves 20 de Agosto de 2015 | 12:00:00 AM 

Autor

Carmen Esquivel

Con el restablecimiento de relaciones y la reapertura de embajadas, Cuba y Estados Unidos culminan una primera etapa del diálogo bilateral, pero el camino hacia la normalización de los vínculos es aún escabroso y pasa inexorablemente por eliminar el bloqueo.

Pocas palabras están hoy tan omnipresentes en la Isla como el bloqueo, una política unilateral impuesta hace más de 50 años y que afecta la vida cotidiana de los cubanos, sin exceptuar algún ámbito económico o social.

El más reciente informe presentado por Cuba ante la Asamblea General de la ONU señala que ese cerco económico, financiero y comercial ocasionó hasta ahora daños por un billón 112 534 millones de dólares, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional.

Pero las cifras, por sí solas, no permiten dar una idea exacta de los perjuicios provocados a las familias cubanas por más de medio siglo de sanciones.

El bloqueo imposibilita a Cuba de exportar e importar libremente productos y servicios hacia o desde Estados Unidos, utilizar el dólar estadounidense en sus transacciones financieras internacionales, tener cuentas en esa moneda en bancos de terceros países o acceder a créditos.

En el sector de la salud, uno de los más sensibles, ese régimen de sanciones impide a la Mayor de las Antillas adquirir en el mercado norteamericano medicamentos de última generación, reactivos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico, instrumental y otros insumos.

Aunque algunos intentan definirlo como "embargo", la agresión ejercida contra Cuba trasciende este concepto, toda vez que su fin es someter intencionalmente al pueblo a condiciones de existencia tal que lo lleven a claudicar de su decisión de ser soberano e independiente.

El académico francés Salim Lamrani afirma que, de acuerdo con la Convención de Ginebra de 1948, el bloqueo califica como un acto de genocidio y constituye el principal obstáculo para el desarrollo de la isla.

En su libro titulado Estado de sitio: las sanciones económicas de Estados Unidos contra Cuba, Lamrani ofrece una perspectiva histórica y jurídica de esa política hostil impuesta por Washington contra La Habana en 1962, y agravada por las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996).

El también estudioso de las relaciones Cuba-Estados Unidos considera que, aunque el Congreso norteamericano es el único que puede levantar el bloqueo, el presidente Barack Obama tiene facultades para acelerar el fin de esta política.

Según un análisis publicado aquí por las especialistas del ministerio de Relaciones Exteriores Ariadna Cornelio y Gretter Alfonso solo hay cuatro aspectos en que el mandatario no puede actuar, porque requieren la acción congresional.

Estas son las referidas a la prohibición de las subsidiarias norteamericanas en terceros países a comerciar con la Isla; las transacciones con propiedades estadounidenses nacionalizadas, la prohibición de los viajes de ciudadanos de ese país a Cuba con fines turísticos y el acceso a créditos.

Fuera de estas cuatro restricciones, el Presidente puede acudir a sus prerrogativas ejecutivas para modificar la implementación de la política contra la Mayor de las Antillas, aseguran las expertas.

En materia de comercio, por ejemplo, Obama podría permitir que La Habana importe desde terceros países productos que contengan más de un 10 % de componentes norteamericanos y que exporte al territorio estadounidense artículos manufacturados en esas naciones con materias primas cubanas, como el níquel o el azúcar.

Con respecto al campo de la salud se pudieran adoptar medidas con amplio impacto en el bienestar de ambos pueblos, que van desde autorizar a ciudadanos norteamericanos a recibir tratamientos aquí, hasta permitir la venta de materias primas a Cuba para producir medicamentos, entre otras medidas.

Las especialistas opinan también que en el sector financiero es posible modificar varias regulaciones y revertir la política de persecución que incrementa el temor de los bancos de terceras naciones a operar con la Isla.

Un solo ejemplo es lo suficientemente ilustrativo de este acoso: la multa descomunal de 8  970 millones de dólares impuesta al banco francés BNP Paribás por presunta violación del régimen de sanciones contra varios países, entre ellos Cuba.

Después de más de medio siglo desde que Washington rompió relaciones con La Habana, el pasado 17 de diciembre los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron la disposición de comenzar un acercamiento bilateral que condujo al restablecimiento de los nexos y la reapertura de embajadas.

Obama instó al Congreso a iniciar los trabajos para poner fin al bloqueo y adoptó algunas disposiciones destinadas a flexibilizar los viajes de estadounidenses a la Isla, el envío de remesas y el comercio, pero éstas son incompletas e insuficientes y no cambian la esencia de esa política hostil.

Lo cierto es que el asedio se mantiene a pesar de que en 23 ocasiones la Asamblea General de la ONU se ha pronunciado por abrumadora mayoría a favor de su levantamiento.

¿Seguirá Washington empeñado en mantener esta política o avanzará hasta derogar el complejo y ramificado conjunto de leyes y normas que la codifican? De ello dependerá, en buena medida, el avance hacia la normalización de los nexos.

Cuando el 20 de julio último fue izada en la sede diplomática en Washington la bandera cubana, el canciller Bruno Rodríguez advirtió:

"Solo la eliminación del bloqueo que tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy". (PL)

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