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La victoria económica de los Kirchner

La reeleción le permitirá a la madataria argentina comenzar un segundo mandato el 10 de diciembre con una fuerte posición política, alta popularidad y con la fragmentada oposición más débil aún


Miércoles 26 de Octubre de 2011 | 12:00:00 AM 

Autor

Hedelberto López Blanch

El triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones presidenciales argentinas, es un ejemplo para muchos países del mundo y, en especial, para la Unión Europea, de cómo resolver las crisis provocadas por políticas neoliberales sin recurrir a medidas económicas y sociales contra los pueblos.

La mandataria, representante del Frente Para la Victoria (FPV) fue apoyada por 53,9 % de los electores, resultado considerado histórico desde que el país recuperó la democracia.

La esperada victoria permitirá a Fernández comenzar un segundo mandato el 10 de diciembre con una fuerte posición política, alta popularidad y con la fragmentada oposición más débil aún.

Hace pocos meses, el experto y premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, elogió el rápido crecimiento del Producto Bruto Interno (PIB) argentino (uno de los mayores en el orbe), la reducción de la tasa de pobreza y el haber capeado la crisis financiera mundial mucho mejor que Estados Unidos y Europa.

Añadió que el desempleo no supera 8 % y puntualizó que Argentina debe dejar de prestar atención a los supuestos magos financieros. "Nos metieron en este embrollo y ahora piden austeridad y una reestructuración retardada. Si tiene que haber sufrimiento, el mayor debe arrostrarlo quienes más se beneficiaron de la burbuja que la precedió", puntualizó.

Fernández consiguió una enorme aprobación popular por la política económica y social aplicada en los últimos cuatro años, que incluyó nacionalizaciones, protección a la industria y crecientes subsidios, mientras la economía se expandió a un ritmo de 8 % pese a las críticas de sectores empresariales y del (FMI), el Banco Mundial (BM) y hasta de Wall Street.

Argentina comenzó a revertir el desastre económico que vivía por la medidas neoliberales con la victoria en las elecciones de 2003 del entonces desconocido Néstor Kirchner, lograda frente al gestor de esa política Carlos Ménem.

Si en los años 90, Argentina, con sus programas de reformas y privatizaciones de empresas públicas, era la niña mimada del FMI y del BM, al no poder pagar los adeudos a esas instituciones financieras, se convirtió en una apestada.

Ménem abrió los servicios y las industrias al capital extranjero y se permitió la importación indiscriminada de mercancías, lo cual llevó a la nación a una debacle económica sin precedentes en su historia.

El país padeció 54 meses de recesiones y cuatro años de postraciones. Las exportaciones se derrumbaron 70 %,  mientras que la venta de inmuebles y el turismo al exterior bajaron a 85 % y 60 %, respectivamente.

Solo de enero a agosto de 2003, cerraron 110 000 pequeños comercios y dejaron cesante a 300 000 personas, quienes engrosaron las filas de los desocupados, que sumaban 25,5 % de la población económicamente activa.

La cifra total de desempleados se elevó a 16 millones, de una población de 36 millones, aumentó la inflación, se devaluó el peso y creció el pago de impuestos. En definitiva, la debacle.

Al asumir la primera magistratura, Néstor Kirchner se opuso a cubrir el déficit del país por la vía del endeudamiento permanente y a pagar a costa del hambre.

En 2006, con los adelantos económicos logrados, Argentina canceló la deuda con el FMI y eliminó la posibilidad de intervención, así como las presiones de ese organismo en la política económica del país. En 2007 el desempleo bajó a cerca de 10 %.

En ese período se recuperaron algunos servicios públicos entregados por Ménem al sector privado como el Correo y Aguas potables, y se fundó la empresa pública Energía Argentina Sociedad Argentina (ENARSA), para el control de los recursos naturales estratégicos.

A fines de 2007 Cristina Fernández ganó la presidencia para continuar y profundizar la política seguida durante cuatro años por su esposo.

Actualmente, la economía argentina registra un favorable adelanto en la producción industrial y agraria. Creció el consumo alimentario familiar al disminuir el desempleo, elevarse los salarios y los ingresos a jubilados y pensionados.

Se creó la Asignación Universal por Hijo, que beneficia a los padres con menores salarios, y mediante del Mercado Central se ofertan variados y necesarios productos a precios rebajados.

Asimismo, hay un mayor dinamismo del consumo en el mercado interno, al incorporarse amplios sectores de la población por las políticas de ingreso universal y la recuperación de los salarios.

El Banco Central sostiene un tipo de cambio competitivo, hay solidez del sector bancario y financiero local en un contexto de fuerte volatilidad mundial. Las exportaciones  registran un superávit (16 000 millones de dólares) en comparación con las importaciones, y las reservas internacionales sobrepasan los 50 000 millones de dólares.

Los pueblos no olvidan, esas fueron las razones por las que Cristina Fernández de Kirchner obtuvo una abrumadora victoria en las elecciones del 23 último. Su quehacer en los próximos años también redundará en la continuación del fortalecimiento de la integración latinoamericana que cada día toma más auge en la región.

El modelo argentino para resolver con medidas independientes a favor del pueblo las graves consecuencias que provocó el extremo neoliberalismo impuesto en la década del 90 del pasado siglo por el FMI, el BM  y Estados Unidos, debía ser estudiado por varios países de la Unión Europea que sufren actualmente una grave devastación económica.

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