Entre los proyectos desarrollados con el acompañamiento de organizaciones del SNU que trajo beneficios para la rama vinculada con la alimentación se encuentra “Fortalecimiento de la resiliencia comunitaria para la seguridad alimentaria y nutricional en siete municipios de la región central de Cuba” (Proact), con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la FAO. Autor: Carlos Parodi Esteve Publicado: 11/05/2023 | 11:12 am
En las diferentes estrategias de desarrollo del país, Cuba cuenta con el acompañamiento del Sistema de Naciones Unidas (SNU), que tiene como principio concentrar sus esfuerzos precisamente hacia las metas nacionales más estratégicas.
Este acompañamiento transcurrió en un contexto complicado. A la subida de precios en la energía y los alimentos, se agrega la creciente complejidad del panorama geopolítico internacional, particularmente sobre los países en desarrollo.
En el caso cubano, adicionalmente, a los impactos de la COVID-19 y del panorama mundial debe añadirse el endurecimiento de las sanciones externas, la exclusión de instituciones y mecanismos financieros internacionales y los retos que impone el proceso de transformaciones económicas y sociales.
No pueden soslayarse tampoco tres hechos que conmocionaron al país, que apenas comenzaba a recuperarse de la pandemia: la explosión en el hotel Saratoga, el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas y el huracán Ian, que provocaron pérdidas de vidas humanas y daños materiales.
El apoyo a la Isla no se trata solo de movilizar fondos y unir a las diferentes agencias para respaldar un proyecto o proveer recursos, el contenido de las iniciativas incluye eso y mucho más: la sostenibilidad, la equidad, la inclusión, las acciones por mejorar la calidad de vida de las personas desde su empoderamiento, el fortalecimiento de las capacidades institucionales y la apuesta por la descentralización y por fomentar las potencialidades de los municipios.
De acuerdo con el Reporte de resultados de 2022, “es común advertir en las iniciativas que acompañamos, por ejemplo, la incorporación de prácticas ambientalmente sostenibles a los sistemas alimentarios locales, o la integración de las dinámicas de población a las cadenas productivas, o el vínculo de programas de salud, educación y cultura con demandas concretas a nivel local, o la focalización de intervenciones en favor del empoderamiento económico de mujeres y jóvenes”.
El documento evidencia las diversas acciones, apoyos y recomendaciones relacionados con la alimentación. En ese sentido, el documento destaca que “en línea con la importancia que concede el país a la producción de alimentos, a la sustitución de importaciones en este sector y al fortalecimiento de los sistemas alimentarios locales, el ODS 2 (Objetivo de Desarrollo Sostenible) fue al que más se contribuyó durante el 2022, según el número de actividades”.
Al respecto, indica que “la transformación productiva, y en especial las actividades destinadas al mejoramiento de los sistemas alimentarios, capitalizaron una parte importante de las alianzas del SNU”.
En diferentes procesos también estuvo el respaldo del citado Sistema y sus agencias. Por ejemplo, el acompañamiento técnico de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) contribuyó a la aprobación en 2022 de la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, primera de su tipo en la Mayor de las Antillas. También contó con el apoyo de esa organización la posterior discusión y apropiación de la nueva ley, que se distinguió por la intersectorialidad y el trabajo conjunto con entidades y organizaciones del sector agropecuario cubano, entre otros, los ministerios de la Agricultura y de la Industria Alimentaria, las asociaciones Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), de Técnicos Agrícolas y Forestales (Actaf) y de Producción Animal (ACPA).
De acuerdo con el reporte, el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional y la aprobación de una ley asociada, “marcó un hito en el marco legislativo disponible para esta temática y movilizó, con la asistencia técnica de de la FAO y financiamiento de la Unión Europea, la participación y la articulación intersectorial de un número inédito de actores para su diseño e implementación: 22 Organismos de la Administración Central del Estado, 12 Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial, 27 entidades, 11 organizaciones de la sociedad civil, y académicos e investigadores de instituciones científicas”.
Todo este acompañamiento lleva en su espíritu conceptos que modernizan y hacen más integral e integrador el accionar de las instituciones y proyectos. Una muestra de esto es la incorporación de la visión de los sistemas alimentarios locales como ejes centrales de la soberanía alimentaria a las estrategias de desarrollo municipal y estimulada por las agencias, fondos y programas del SNU, según destaca el reporte.
En ese sentido, son múltiples las iniciativas que llevan de la mano procesos vinculados con la producción, transformación, comercialización y consumo de alimentos, con un enfoque sensible a la nutrición, la equidad social (con énfasis en la equidad de género y generacional) y a la consideración de prácticas de sostenibilidad ambiental y resiliencia frente al cambio climático.
Beneficios de impacto
Entre los proyectos desarrollados con el acompañamiento de organizaciones del SNU que trajo beneficios para la rama vinculada con la alimentación se encuentra “Fortalecimiento de la resiliencia comunitaria para la seguridad alimentaria y nutricional en siete municipios de la región central de Cuba” (Proact), con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la FAO.
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En el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional para las redes de protección social, Proact benefició a niños y niñas con mejor suministro de hortalizas y vegetales, 54 centros educativos con mejores capacidades para elaborar y conservar alimentos y reforzado enfoque nutricional de actores del Programa de Alimentación Escolar (PAE), entre otros aspectos.
De impacto fueron las contribuciones de las diferentes iniciativas a los sistemas agroalimentarios, que contaron con el acompañamiento de la Comisión Económica de América Latina (Cepal), la FAO, la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), el PMA, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), institución financiera internacional y un organismo especializado de las Naciones Unidas.
Esto se traduce en la aprobación de Fondosal, fondo descentralizado para apoyar iniciativas socioproductivas con planes de negocios, 572 agricultores aseguraron cosechas con nuevas modalidades de seguros, 25 000 niños en edad escolar beneficiados por el incremento del suministro directo de vegetales frescos de los productores locales a las instituciones educativas, 79 Entidades Prestadoras de Servicios (EPS) con cadenas productivas de granos básicos, leche y carne de bovinos fortalecidas en infraestructura y equipamiento.
Igualmente, 10 680,95 hectáreas de tierras fueron certificadas bajo Intensificación sostenible de la producción agrícola, 13 % de esas bajo la acción femenina, un total de 105 cooperativas de Camagüey reportaron incrementos en la producción de leche (en 5,6 millones de litros) y de otros alimentos (viandas, hortalizas y ganado menor) y 135 cooperativas y 43 entidades estatales de siete provincias diversificaron sus producciones primarias en cadenas de frutales, viandas, hortalizas, ganado menor, entre otras, mediante acceso a tecnologías y mejores prácticas productivas.
Como parte de la modernización del sector, se instalaron dos líneas tecnológicas para carne y leche en el Complejo Cárnico de Camagüey y la Fábrica de quesos Sibanicú con estándares de calidad e inocuidad alimentaria, se adquirió tecnología para la producción sostenible de queso en Finca Vista Hermosa, mientras que en la gestión del conocimiento, fueron capacitados en torno a la Ley SSAN 15 026 actores nacionales y locales y 168 intendencias, así como 800 actores de los 169 municipios, con instrumentos para diagnosticar situación nutricional de los sistemas alimentarios y cerca de 2 500 personas (técnicos, productores, decisores) en el uso y manejo de prácticas agroecológicas, con el fin de potenciar sostenibilidad ambiental de los sistemas agrícolas y ganaderos, con enfoque de género y generacional.
Estas son apenas unas pinceladas de la labor del SNU en Cuba, a partir de diversas fuentes de financiamiento, que en 2023 continuará acompañando los esfuerzos nacionales en este y otros ámbitos.
