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San José del Lago, un sitio ideal para curar el cuerpo y el alma

Popularmente denominado Lagos de Mayajigua, el paisaje convida al deleite a todo aquel que llegue a este lugar, el cual se encuentra surcado por riachuelos y manantiales milagrosos


Miércoles 16 de Noviembre de 2016 | 01:00:00 AM 

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Justo en el norte de la provincia de Sancti Spíritus se encuentra la Villa San José del Lago, un balneario ideal para disfrutar de la exuberante naturaleza y conocido, además, porque allí se respira el sosiego y la intimidad en todos sus rincones.

Popularmente denominado Lagos de Mayajigua, por estar ubicado en el poblado homónimo, en el municipio espirituano de Yaguajay, el paisaje convida al deleite a todo aquel que llegue a este lugar, el cual se encuentra surcado por riachuelos y manantiales milagrosos.

Las leyendas de indios y esclavos, de poetas, guateques y parrandas se dan la mano para atraer a miles de turistas nacionales y foráneos.

Algunos aseguran que el sobrenombre de la región, una de las más pobladas de Cuba en la época precolombina, le viene de los indígenas, quienes denominaban a esta zona maya-jigua, que significa “tierra de las aguas o madre del agua”.

 Y es que en la actualidad el sitio se alza como uno de los centros turísticos de aguas termales minero-medicinales más visitados del país caribeño, las cuales, por sus múltiples propiedades, contribuyen al tratamiento de diversas enfermedades.

De acuerdo con los expertos, estas aguas que “lo curan todo” conservan durante el año una temperatura que oscila entre 30 grados y 33 grados centígrados y son bicarbonatadas, cálcicas, alcalinas y catabólicas, lo cual permite su utilización en tratamientos renales, dermatológicos y antiestrés.

Aguas milagrosas

A juicio de los especialistas los manantiales se indican también para aquellos aquejados de neurosis, neurastenia, insomnio y neuralgias; así como para los que padecen de dolencias reumáticas, de alergias y urticarias.

Conocidas a su vez por su pureza desde el punto de vista bacteriológico, su ingestión resulta beneficiosa para tratar enfermedades gastrointestinales, ya que son múltiples las bondades que ejerce la acción directa de este recurso natural en los aparatos genitourinario y digestivos.

Según se afirma, los esclavos descubrieron en el siglo XIX  los generosos beneficios que sobre sus pieles llagadas y adoloridas por el castigo del mayoral ejercían las aguas de los manantiales.

A principios de 1800, la hacienda –donde se alza hoy la Villa San José del Lago– pertenecía al acaudalado Don Luis Miguel de Rojas y Loyola, quien escuchó a los esclavos hablar de los referidos manantiales.

Se conoce que a finales de 1880 las tierras pasan a manos de la familia Arechavaleta Escobar y posteriormente se reparten sus pertenencias entre los herederos.

En 1926, Arturo Barrayarse Cabrera logró aliviar su reumatismo con el empleo del preciado líquido, por lo que decidió comprar la propiedad a la familia Escobar y posteriormente inauguró el actual balneario el 20 de mayo de 1940, a partir de cabañas rústicas de madera y guano.

Poco a poco las primeras habitaciones fueron sustituidas por otras más confortables.

Perteneciente hoy a la cadena Islazul, este paraíso de verdor ocupa alrededor de 13 hectáreas y conjuga sus encantos para ofrecer un producto singular a los amantes de la naturaleza.

Pasear en el lago

Otro de los principales atractivos de este punto geográfico, localizado a 350 kilómetros al este de La Habana, es un gran lago de aguas tranquilas donde los turistas pueden pasearse en botes y bicicletas acuáticas o simplemente descansar a la sombra de los árboles que lo rodean.

Quienes decidan llegar hasta esta villa podrán recorrer asimismo el Parque Nacional Caguanes, que pertenece a la Reserva de la Biosfera Bahía de Buena Vista, un lugar que posee altos valores paisajísticos y faunísticos.

 Igualmente tendrán la oportunidad de desandar el Área Protegida de Jobo Rosado, una extensa zona de exuberante vegetación, saltos de agua y riachuelos que cautivan.

Como parte de las opciones de disfrute que en Los Lagos de Mayajigua se brindan está el acercamiento a las tradiciones culturales atesoradas en la localidad yaguajense, entre ellas las creencias afrocubanas.

El visitante podrá asimismo deleitarse con la representación local del universo místico-religioso de antaño, como los bailes La Botella y el Bembé, populares por su hipnótica danza de caderas.

Sin embargo, el fenómeno cultural de mayor arraigo popular es el de las parrandas, las cuales, influenciadas por las famosas parrandas de Remedios, arrastran al transeúnte a un mar de sonrisas y movimientos.

Paseos a caballo, aguas para curar muchos males, sala de juegos, gimnasio fisioterapéutico, centro nocturno y una excelente comida cubana e internacional se conjugan para que el huésped se sienta dichoso y renueve su salud en San José del Lago.

También quienes apuestan por este lugar podrán conocer la historia llamado Robinson Crusoe cubano, conocido como El Pelú de Mayajigua, un miembro del Ejército Libertador de la Isla quien combatió a los españoles en 1895.

Herido en las piernas, a duras penas llegó hasta el río Jatibonico del Norte, donde lavó y curó sus lesiones y, una vez restablecido, se ocultó por más de 40 años en dicha zona.

 De tal forma, las más increíbles historias se entrelazan con este entorno natural, reconocido por su hermosura y sus valiosas aguas que relajan y rehabilitan.

Remedio a los pesares

Con su planta de alojamiento de casi 80 cuartos, las opciones de medicina natural y tradicional y otros servicios especializados de calidad convidan a que cada año miles de viajeros lleguen hasta este destino ecológico para aprovechar al máximo las bondades del medio ambiente.

Valores climáticos excepcionales, así como la fauna y la flora de la villa propician, sin lugar a dudas, el turismo de salud.

Mientras, muchos clientes aseveran que con solo contemplar el balneario se encuentra el descanso, porque este panorama atrae de forma enigmática y reanima el corazón.

No en vano, este ambiente de paz, donde se siente la cercanía de la naturaleza, se convierte en un sitio para remediar los pesares del cuerpo y del alma. (ACN)

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