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Fuentes renovables de energía, más que promesa

El aprovechamiento de fuentes alternativas de energía tuvo siempre gran freno en el monto de las inversiones iniciales.


Jueves 30 de Diciembre de 2010 | 12:00:00 AM 

Autor

Alexis Rojas Aguilera

Más, poco a poco, avance técnico aquí, descubrimiento allá, fue aligerado el grosor de la muralla que impedía el ascenso.

Cierto día, los progresos conseguidos permitieron a diversos países emprender la senda de la utilización de la energía no convencional con carácter comercial, opción más asequible de año en año.

El encarecimiento constante del petróleo y la lógica del agotamiento perspectivo de este recurso fósil no renovable, actúan en positivo a favor del uso de las opciones naturales. Así, hoy las miradas se vuelven más hacia las posibilidades energéticas que abren el sol, el agua interior, la biomasa, las corrientes marinas, las mareas y el viento, entre otros horizontes útiles.

Cuba, que no está ajena a tales esfuerzos, inició hace años el empleo de la panelería de celdas fotovoltaicas para asegurar la vitalidad energética de objetivos socioeconómicos en sitios apartados.

También la difusión de biodigestores para obtener gas butano dirigido a la cocción de alimentos o el alumbrado en lugares de difícil acceso, entre otras aplicaciones. De igual manera, la construcción de decenas de mini y microhidroeléctricas o de Pequeñas Centrales Hidroeléctricas (PCHE), una de las más recientes levantada en Moa, de dos MegaWatt (MW) de capacidad nominal, para consumos aislados o la Red Nacional.

Aunque, al menos parece, el recurso de mayor promesa para el país en el corto y medio plazo, descansa en los brazos de Eolo.

Es así por el carácter insular de Cuba, la un día llamada llave del Golfo de México, que la convierte en beneficiaria directa del tránsito de los vientos alisios.

Ante esa realidad, el amplio programa de estudios e inversiones dirigidos al aprovechamiento de tan económico recurso, avanza con solidez, tanto en la investigación como en su empleo.

Hace años, en la Isla de Turiguanó, en la provincia de Ciego de Ávila, se instaló el primer parque eólico cubano con carácter demostrativo y pocos kiloWatt de capacidad de generación.

Esa experiencia, sumada a la internacional, más la que ya se tenía de la explotación centenaria de los molinos de viento para la extracción de agua del subsuelo, mostraron palmariamente su viabilidad.

Otra de las regiones promisorias en este empeño es la de Gibara, al norte de la ciudad de Holguín, donde está en fase final para la puesta en explotación comercial de la segunda granja o parque eólico de mediana potencia, dotado de tecnología china para 4,5 MW de capacidad máxima de generación de electricidad.

En esa región funciona con notable eficacia y estabilidad el emplazamiento denominado Gibara I, de tecnología española y 5,1 MW de capacidad instalada, el cual resistió en pie la furia del huracán Ike en septiembre de 2008, pese a sufrir daños de consideración en su esquema eléctrico interno.

Anterior a esas granjas, en la Isla de la Juventud fue terminada la instalación más pequeña en potencia generatriz, pero con la particularidad del empleo de mástiles abatibles para su protección ante la furia de los elementos naturales.

En cambio, los parques de Gibara, ubicados al noroeste y a pocos kilómetros de la pintoresca localidad también conocida como la Villa Blanca de los Cangrejos, emplean mástiles rígidos de 55 metros y 50 metros de altura, respectivamente, pero esquemas de protección diferentes para las máquinas generadoras.

Tales sistemas se basan en la ubicación en régimen de bandera de las aspas de los generadores, cuando la velocidad del viento rebasa los límites de tolerancia en la granja I y el uso de alerones que frenan la rotación de los molinos en la II.

Ambos tributarán más de nueve MW, que pueden cubrir buena parte de la demanda del municipio de Gibara, mediante la línea de 33 kV, enlazada con la subestación a similar potencia del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

A pesar de que el costo del megaWatt instalado es financieramente aún elevado, pues sobrepasa el millón de pesos promedio, asombra, en cambio la rentabilidad del generado, es valuado en solo 30 pesos sin incluir el beneficio al medio ambiente y el importante ahorro de petróleo combustible que deriva.

En Holguín son bien apreciadas y cada día mejor visualizadas esas fuentes renovables de energía (FRE), y se potencia el uso o recuperación de las existentes por sus incuestionables virtudes económicas y ambientales.

También se estimulan numerosos proyectos para diversificar su empleo, particularmente en sectores como la Salud y la Agricultura. (AIN)

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