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24 de Abril  2024 

La industria cubana del níquel se renueva, avanza y diversifica

Rostros curtidos por el mineral en este emporio que Ernesto Che Guevara concibió, y se ha consolidado, para potenciar a la economía nacional. Próximo el aniversario 65 de la primera extracción de níquel


Viernes 10 de Octubre de 2008 | 12:00:00 AM 

Autor

Alexis Rojas Aguilera

El nacimiento de la industria del níquel en Cuba estuvo marcado por el acre olor de la polvera, desde la construcción en 1942 de la empresa pionera del sector en el país, la actual Comandante René Ramos Latour.

Ubicada en Nicaro, en el municipio holguinero de Mayarí y a unos 750 kilómetros al este de la Habana, surgió como consecuencia de la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.

La planta, casi sumergida en aguas de la bahía de Levisa-Arroyo Blanco, en el lugar conocido entonces como Lengua de Pájaro, comenzó 65 años atrás a producir las primeras libras de níquel más cobalto con tecnología de lixiviación amoniacal.

Otra vez la guerra, pero contra el pueblo coreano en 1950, impulsó su reapertura y la ampliación de la capacidad productiva instalada, con la cual Nicaro revivió tres años de letargo a causa de la disminución de la demanda del metal al culminar las acciones que condujeron a la derrota del fascismo y su conversión en reserva estratégica de Estados Unidos.

Gustavo Pintón Rodríguez, todavía joven trabajador de la Comandante René Ramos Latour, pero ya con bastante experiencia, se siente orgulloso de integrar este colectivo fundador del níquel cubano.

Aunque no vivió las jornadas en que los cueros de reses sin curtir sustituían los sellos de los tanques lixiviadores o se tejían a mano los enormes cables de acero de las grúas Gantry, Pintón se siente heredero de aquellos días.

“Si entonces la industria no se detuvo, afirma, si continuó produciendo en tan complejas circunstancias, ahora nosotros no cejaremos en el empeño de seguir aportando a la economía del país. Son otros tiempos, pero también hermosos”.

El año 1960 marcaría para la Nicaro un nuevo y definitivo despertar, pues el triunfo de la Revolución daría a sus trabajadores las llaves de una permanente y larga apertura, bajo el nombre de empresa niquelífera Comandante René Ramos Latour.

Casi 80 kilómetros al este de esa industria, empezaría poco después una épica batalla contra la prepotencia imperial, que fue la puesta en marcha de la empresa Comandante Pedro Sotto Alba, aún la más eficiente a escala mundial en la tecnología de lixiviación ácida a presión.

Esa gesta tuvo paradigmas en el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Demetrio Presilla López, y en su impulsor indiscutido, el Comandante Ernesto Che Guevara, entonces ministro de industrias del Gobierno Revolucionario.

Gustavo Peña Pradera fue el primer trabajador incorporado a esta nueva empresa del níquel. Llegó a Moa en 1956, está jubilado y tiene 88 años. Con hablar pausado recuerda:

“Fuimos siete las familias que quedamos en lo que es hoy el reparto Rolando Monterrey tras la salida de los yanquis; y cuando se abrió la fábrica para ponerla en producción, allí estuve el primero, al lado del inolvidable ingeniero Presilla.

“Tiempos intensos, inolvidables, de mucho esfuerzo. Desempeñé diversas responsabilidades y concluí como especialista de inversiones”, destaca.

Otro fundador, Aldo Rojas Guerrero, rememora aquellos días en que desafiando limitaciones casi vivieron dentro de la fábrica para echarla a andar, hasta que definitivamente saborearon la victoria por la arrancada de la vigorosa industria de níquel el 23 de julio de 1961.

Los de la Moa Bay Minning Company o Compañía Bahía Minera de Moa pensaron ilusamente que en Cuba no había conocimientos para poner en funcionamiento la planta, pero se equivocaron redondamente, pese a llevarse a muchos técnicos.

“Con ese paso, afirma Rojas, demostramos al mundo conocimientos profundos sobre este emplazamiento”, del cual considera un honor estar entre sus primeros trabajadores y mantenerse aún en su puesto de labor como archivero técnico, a los 77 años de edad.

“Presilla López fue un gran hombre entre los grandes de la técnica, alguien muy humano. Para mí un comunista de hechos, por su sencillez, entrega al trabajo, franqueza en la comunicación con los hombres bajo su dirección, su humildad y honestidad”, asegura Aldo, el cual no olvida que fue quien le propuso venir para Moa y es algo que agradecerá siempre.

En los años 70 del pasado siglo comenzó un plan inversionista en cooperación con la entonces Unión Soviética, básicamente en Moa, gracias al cual surgió la tercera industria, la Comandante Ernesto Che Guevara, con tecnología similar a Nicaro y 30 000 toneladas de capacidad.

Roberto Góngora trabaja hace más de 20 años en las minas de esa industria, inaugurada por Fidel, como operador de “casas con ruedas”, que son los camiones volquetas empleados para el tiro del mineral. Es considerado un maestro del volante pesado:

“Un importante compromiso con el país tenemos los trabajadores de esta industria, desde el más humilde operario al más encumbrado técnico. Nos esforzamos para cumplir los planes trazados”, dice.

“Conocemos la responsabilidad que descansa sobre los hombros obreros. Por eso siempre trato de sacar el máximo a la capacidad de carga del camión, que también es una forma de ahorrar combustible”. En esa década y media también se hicieron acciones de rehabilitación en las dos restantes extractoras y se creó una sólida estructura de apoyo en la que sobresale la empresa mecánica del níquel (EMNI) Comandante Gustavo Machín. Derrumbe en el este europeo La caída del socialismo en el este de Europa constituye un duro golpe para la industria del níquel, vinculada en abastecimientos y mercado con ese bloque.

De tal grado fueron las afectaciones, que se precisaron de medidas dolorosas como la paralización temporal de la empresa Comandante Ernesto Che Guevara.

Días aciagos capeados con hidalguía y creatividad que condujeron a su renacer y que tuvo brújulas en la eficiencia productivo-energética y búsqueda de opciones comerciales alternativas.

La conversión en empresa mixta en 1994 de la Pedro Sotto Alba con la Sherritt Inc.al 50 % de utilidades, y la asunción en igual magnitud de la refinería de foro Saskachetwan, de Alberta, en Canadá, resultó importante y de gran valor estratégico.

CON PROA AL FUTURO

La industria cubana del níquel reinició así su camino de recuperación marcado por la eficiencia, con saldos en la producción que, a la vuelta de unos años, permitieron recuperar capacidades y exhibir un progresivo y alentador crecimiento.

Cotidianas, a partir del entonces, fueron las informaciones sobre el buen comportamiento mostrado por la Comandante Che Guevara, la cual rebasó su capacidad de diseño, así como la Pedro Sotto Alba implantaba nuevos registros anuales.

Para la de Nicaro, el tránsito ha sido más difícil, pero alienta que en 2007 cerrara con utilidades aportadas al presupuesto del Estado.

Como consecuencia del mejoramiento de los parámetros principales de eficiencia, la industria cubana del níquel es ahora más competitiva por sus costos frente a un mercado muy complejo, signado por el criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos implantado en 1960.

La capacidad demostrada por los colectivos del níquel de imponerse a los desafíos, más la necesidad de mantener los potenciales productivos en franco y continuo despliegue, avalan el plan inversionista en ejecución.

Este programa tiene un monto de centenares de millones de dólares y posibilitará un salto importante en la capacidad de producción instalada. Baste señalar que una sola de tales inversiones asciende a unos 700 millones, como apuntó recientemente la ministra de Industria Básica, Yadira García.

Destacado en este esfuerzo resulta el programa de expansión de la Comandante Pedro Sotto Alba o Moa Nickel S.A., que se ejecuta por etapas con el propósito de aumentar los niveles de extracción del mineral. A esas proyecciones se une también la construcción de una planta para la obtención de ferroníquel, nuevo surtido que se añadirá a la carpeta de negocios del grupo empresarial Cubaníquel, integrado por las tres fábricas productoras y las empresas de apoyo.

Esta novedad deberá concretarse entre 33 y 36 meses de labor en el área de Quemado del Negro, a 15 kilómetros de Moa, donde podrán aprovecharse las instalaciones existentes del antiguo proyecto niquelífero de Las Camariocas, cancelado en la década del 90 tras el derrumbe del campo socialista europeo.

El ferroníquel es un material con cerca del 70 % de contenido en hierro y el resto níquel, de uso directo en acerías, logrado a partir de los minerales serpentiníticos no utilizados por la Pedro Sotto Alba.

María Estrada Sánchez, mujer madura y de amplia experiencia en la minería, subraya “que se debe laborar mucho para lograr las metas presentes y del mañana.”

Por ello significa sentirse “muy estimulada de estar vinculada a esta rama”, la cual tiene en tierras de Moa y de Nicaro su base industrial y a la vez una de las reservas a cielo abierto más grandes del mundo, calculadas en unos 800 millones de toneladas, volumen que asegura de hecho una larga vida al sector.

Mirando adelante, está el aprovechamiento de las lateritas de San Felipe, en Camagüey, y otros proyectos en el este holguinero, donde reviven los ejemplos del Comandante Ernesto Che Guevara en su constante preocupación durante los años iniciales del triunfo de la Revolución porque el níquel potenciara a la economía nacional, como lo hace en estos tiempos.

Industria nacida por los efectos de las guerras imperiales, se debe convenir que el aniversario 65 del nacimiento de la producción cubana de níquel que se celebra en diciembre, es doblemente trascendente cuando se renueva, afianza y diversifica. (AIN)

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