Este programa fitosanitario evita su degradación a causa de incendios, huracanes y prolongadas sequías.

El especialista del IIF René Alberto López Castilla explicó que después de ocurrir estos fenómenos los árboles quedan desprotegidos por la disminución de la savia para nutrirse y de resina, que evita plagas y enfermedades.

En tal sentido, se producen grandes afectaciones por descortezadores y micosis vascular en el xilema (tejido leñoso capaz de conducir líquidos en las plantas vasculares), lo que genera una reacción en cadena provocando un panorama de desolación debido a la alta mortalidad de los pinos afectados.

El mencionado proyecto se basa principalmente en la tala de todos estos árboles infestados y la aplicación de insecticidas organosintéticos con el objetivo de evitar afectaciones mayores.

Teniendo en cuenta que la deforestación altera el clima, además de contribuir al calentamiento global y ser responsable de gran parte del anhídrido carbónico que se libera en la atmósfera cada año, expertos del IIF estudiaron las particularidades de los aspectos biológicos y ecológicos de los factores involucrados con la intención de desarrollar este nuevo método de evaluación y mitigación para contrarrestar las plagas, el cual se ejecutó, por primera vez, en el año 2001, después del ciclón Mitch, que derribó más de 50 000 árboles de pino macho en Punta Felipe, Villa Clara, y dejó creadas las condiciones para un brote catastrófico.

Con esta metodología quedó demostrado que mediante el manejo de los rodales afectados y la implementación de las operaciones de saneamiento se logra la dispersión de la plaga en corto tiempo, impidiendo un brote epidémico, con ello disminuye el impacto negativo que provocaría una mayor deforestación.

SALVADORES DE LAS ESPECIES

Importantes por su función como agentes amortiguadores de fuertes lluvias, los bosques actúan como esponjas, capaces de recoger y almacenar grandes cantidades de agua que contienen nutrientes esenciales para el suelo. Al mismo tiempo constituyen el hábitat de gran parte de la fauna en el planeta.

Con su sistema de raíces, los árboles son capaces de extraer agua de zonas profundas del suelo para realizar la fotosíntesis. Cuando se elimina un bosque para destinar el terreno a la explotación agrícola o ganadera, disminuye en gran medida la capacidad de la superficie terrestre para controlar su propio clima y composición química.

Es por ello, que una de las mayores amenazas para la vida del hombre en la Tierra es la deforestación. Desnudar el planeta de sus bosques y de su suelo tiene un efecto similar al de quemar la piel de un ser humano.

La deforestación puede ocasionar la extinción local o regional de especies, la pérdida de recursos genéticos, el aumento de plagas y la alteración de los procesos de formación y mantenimiento de los suelos (erosión). Los bosques ayudan a mantener el equilibrio ecológico y la biodiversidad, limitan la erosión en las cuencas hidrográficas e influyen en las variaciones del tiempo y en el clima.

Asimismo, abastecen a las comunidades rurales de diversos productos, como la madera, alimentos, combustible, forrajes, fibras y fertilizantes orgánicos.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente establece que la protección ambiental es una parte integrante del desarrollo, que tiene el objetivo de lograr un equilibrio ecológico, económico y sostenible. La deforestación hace desaparecer anualmente en el mundo tres billones de árboles adultos, frenar este fenómeno y disminuir la degradación es uno de los propósitos de Cuba, cuyos programas recuperativos aventajan a muchos países caribeños y centroamericanos.

Actualmente la Isla posee 23,2 % de superficie boscosa, muy superior al 14,1 existente antes del triunfo de la Revolución.