Viernes
29 de Marzo  2024 

La batalla por el coltán

Su uso múltiple desata la avaricia de las transnacionales


Domingo 26 de Agosto de 2007 | 12:00:00 AM 

Autor

Roberto Correa Wilson

Roberto Correa WilsonCuando alguien se comunica a través de su teléfono celular, ese pequeño dispositivo que hace más fácil el enlace entre las personas en cualquier lugar en que se encuentren, quizá no sepa que en su fabricación es decisivo un mineral denominado coltán.

Es probable también que el usuario alguna vez haya oído mencionarlo, pero no sabe exactamente qué es, y mucho menos de dónde proviene o cómo se obtiene.

Si además usted, por esas desventuras de la naturaleza humana, debe hacerse un implante médico, quizá no conozca tampoco que en ese moderno avance de la medicina ha intervenido el coltán. Y si tiene la suerte de viajar en algún tren de alta velocidad, de esos que son capaces de desarrollar más de 300 kilómetros por hora, y en cuestión de minutos lo transporta a lugares remotos, quizá ignore que en esa maravilla de la tecnología de nuestros tiempos también tiene su presencia el coltán.

Este mineral hace varias décadas era casi desconocido para la gran mayoría y solo un círculo de especialistas conocía de su existencia.

Se denomina coltán al mineral columbita-tantalita del cual se extraen dos metales de importancia vital para la sociedad actual: el tantalio y el niobio (antes llamado columbio). Su nombre resulta de la contracción de columbita-tantalita. Progresivamente, empezó a comercializarse como una materia prima excelente para el desarrollo de las nuevas tecnologías.

Ha sido gracias a su facultad de superconductividad de energía, y su capacidad de soportar fuertes cambios de temperatura y la amenaza de corrosión, que los especialistas comenzaron a llamarle el “mineral mágico” o el “mineral del futuro”

LO QUE SE ESCONDE TRAS EL COLTAN

En las provincias del este de la República Democrática del Congo, en el África central, se encuentra el 80 % de sus reservas mundiales. Allí han puesto sus ojos las grandes multinacionales. Un estudio denominado La fiebre del coltán: El imperialismo continúa, pone al desnudo el entramado de intereses que se esconde detrás de ese ambicionado mineral.

Haremos un viaje al Africa central. Iremos buscando el coltán, o si se prefiere, el colombo-tantalio. El camino es sinuoso, por momentos penoso, pero pleno de interés.

Como dijimos, es la conjunción de dos minerales considerados materias primas estratégicas para la expansión de novedosas tecnologías.

De acuerdo con lo que parecen ser propiedades físico-químicas “mágicas”, este mineral es fundamental para la industria de los aparatos electrónicos, centrales atómicas, objetos espaciales, misiles balísticos, video-juegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes sin ruedas (magnéticos), fibra óptica y una larga (etcétera). Sin embargo, el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos celulares.

El coltán permite que uno de los sueños de los ingenieros se haga realidad. Con él las baterías de los minicelulares de bolsillo mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica. Después de ser usado en un principio para los filamentos de las lamparitas, fue reemplazado en esa función por el más barato tungsteno y parecía condenado al olvido. Sin embargo, en décadas posteriores el coltán volvió a ser reconsiderado.

Mucho más cuando se produjo el boom comercial de los teléfonos móviles. Desde unos años antes, el colombo-tantalio que era extraído de Brasil, Australia y Tailandia había empezado a escasear. El estudio cita como ejemplo, que la firma japonesa Sony tuvo que aplazar el lanzamiento de la segunda versión de su consola de video Playstation debido a esa dificultad.

El gran aumento de la demanda hizo que surgiera un mercado ilegal paralelo en el Africa central. Por poseer el 80 % de las reservas mundiales del mineral, en la zona pusieron sus ojos las grandes transnacionales Nokia, Ericsonn, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM, y muchas más. Se crearon en la región una serie de empresas (en su mayoría fantasmas) entre los grandes capitales transnacionales y negociantes locales. Todas las licencias para su compra y venta fueron suprimidas a finales del 2000, pero se continuó la comercialización de forma ilegal.

La mayor parte del coltán extraído (luego de ser acumulado hasta subir los precios) tenía como destino Estados Unidos, Alemania y Kazajastán. La Starck, filial de Bayer, es la productora del 50 por ciento del tantalio en polvo a nivel mundial. Con el tráfico y elaboración están vinculadas decenas de empresas de diversos países. Es de nuestro interés destacar -afirman los autores del estudio- cómo para este negocio se relacionan estrechamente los enormes capitales monopolistas de las grandes potencias.

MANO DE OBRA BARATA

En las minas trabajan diariamente más de 20 000. Se les pagan salarios irrisorios por el kilo de coltán (que en el mercado de Londres se cotiza de 250 a 300 dólares). La fuerza de trabajo aquí utilizada está compuesta fundamentalmente por ex campesinos y ganaderos, además de miles de niños de la región, cuyos cuerpos pequeños pueden fácilmente adentrarse en las vetas a ras de tierra. Las migraciones frecuentes desde otras regiones hambreadas son muchas veces, definitivas. Estos trabajadores rescatan el mineral de sol a sol, duermen y se alimentan en la selva montañosa de la zona. Los mineros les dan valor con su trabajo, pagan un tributo al Estado local y además, laboran para conseguir precarios medios de supervivencia, alimento y refugio.

El estudio afirma que hoy el coltán es fundamental para que muchas industrias de punta rindan sus frutos. En este sentido la explotación de las minas africanas, que el mismo Pentágono de Estados Unidos considera estratégicas, son fundamentales para la reproducción de capital monopolista global.

MAS USO

Con el coltán se obtienen aleaciones de aceros especiales, destinados a centrales nucleares, gasoductos y naves espaciales. Se destina también a la construcción de los mencionados trenes de levitación magnética. En el campo de la medicina se emplea, por ejemplo, en equipos de resonancia magnética, así como para implantes médicos en el cuerpo humano, ya que no reacciona con los líquidos corporales y no provoca rechazos.

La lucha por su control, así como por los diamantes, oro, cobre, uranio, manganeso, plata, germanio y otros minerales raros abundantes en el subsuelo continental, a los que se han incorporado en las últimas décadas energéticos como el petróleo, del cual Africa se aproxima al 10 % de las reservas totales mundiales, ha estimulado la avaricia entre las grandes corporaciones occidentales.

Así lo reconoce el rotativo canadiense The Industry Standard, al afirmar que las crecientes necesidades de la industria tecnológica del mundo han creado graves conflictos en países menos desarrollados, en un comentario que es aplicable a cualquier época por lo menos desde el siglo XIX: Esos “graves conflictos” están referidos a los enfrentamientos fratricidas alentados por codiciosos intereses ajenos al continente, que los medios de prensa, fundamentalmente de Occidente, divulgan por el mundo ofreciendo una visión peyorativa de la región. Los hilos que mueven las guerras desde diversas capitales, siempre permanecen en la sombra. Las naciones capitalistas reciben en el reparto mundial funciones específicas en beneficio de los grandes monopolios, subraya el enjundioso estudio.

Africa, con sus enormes riquezas, ha sido uno de los eslabones más débiles en esa cadena de explotación y el continente mayormente saqueado en sus recursos naturales. Lo ocurrido con el “mágico” coltán es una prueba de esta afirmación. Esa realidad se oculta en los imprescindibles celulares, tan de moda en los tiempos que corren, y subyace en los videos infantiles como el Play-station que no disfrutan y ni siquiera conocen los niños africanos.

(Tomado de la revista Bohemia)

Comparte esta noticia